RUSIA ESTRENA EL ESTADIO MÁS CARO EN EL MUNDIAL 2018
La municipalidad de San Petersburgo desvió dinero del presupuesto para pagar los 1.500 millones de dólares. El estadio acogerá no sólo el partido inaugural y la final de la Copa Confederaciones, sino una de las semis del Mundial en 2018 y partidos de la Eurocopa en 2020.
Diez años de interminables obras lo convierten en el estadio más caro del planeta: es el San Petersburgo Arena.Todo empezó en 2007 -Rusia aún no había recibido el Mundial- cuando el Ayuntamiento de San Petersburgo puso la primera piedra de un estadio diseñado por el arquitecto japonés KiseKurokawa a imagen y semejanza del Toyota Stadium de su país.Las cosas se torcieron cuando Kurokawa falleció ese mismo año, pero nadie esperaba que las obras se dilataran durante una década, ni siquiera el zar el fútbol ruso, VitaliMutkó, quien entonces aseguró que en dos años sería inaugurado.Por ese motivo, el Zenit, el equipo más rico de Rusia, ya que está patrocinado por la corporación Gazprom, ha tenido que disputar sus partidos todos estos años en el vetusto estadio Petrovski, con un aforo de poco más de 20.000 espectadores. Finalmente, el estadio fue inaugurado no en 2009, sino el pasado 22 de abril en el partido de liga que enfrentó al Zenit y el modesto Ural con gol para la historia del defensa serbio Ivánovic.
Sin contar los gastos en dar los últimos retoques, el San Petersburgo Arena ha costado la friolera de 800 millones de dólares, según la prensa, aunque otras fuentes hablan de más de 1.500 millones, es decir, más caro que Wembley (1.250 millones de euros).
Eso sí, el resultado es un impresionante estadio con forma de nave espacial, techo retráctil, capacidad para más de 68.000 espectadores y situado en un paraje espectacular, en una isla bañada por el río Neva.
Pocos países pueden presumir de un estadio como el de San Petersburgo, que acogerá no sólo el partido inaugural y la final de la Copa Confederaciones, sino una de las semifinales del Mundial en 2018 y partidos de la Eurocopa en 2020.
Pero los problemas no se terminaron con la inauguración, ya que tras la disputa del segundo partido de liga entre el Zenit y el Térek saltaron todas las alarmas cuando el técnico local, el rumano MirceaLucescu, se quejó del estado del césped.
Entonces, entre la FIFA y el comité organizador decidieron cancelar en el último momento todos los partidos previstos hasta el encuentro que abrirá el 17 de junio la Copa Confederaciones.


De esta forma, el partido entre el Zenit y el Krasnodar se jugó este miércoles en el Petrovski, lo que ha despertado toda clase de suspicacias, aunque el comité organizador asegura que el objetivo es evitar que la hierba sufra un mayor deterioro.
La realidad es que el vicegobernador reconoció a la prensa que la hierba está siendo sometida a un proceso de curación, lo que incluye el uso de calentadores para evitar que se dañe durante las frías noches primaverales.
A la llegada de la prensa internacional, el césped había sido cubierto por una lona, pero cuando un sector del campo fue descubierto brevemente se vio que no está en buenas condiciones y aún no es apto para el fútbol.
La responsabilidad es colectiva. Del Ayuntamiento y del Zenit, sentenció el vicegobernador, quien dejó entrever que en caso de que la hierba no se asiente a finales de mayo, se optaría por instalar césped enrollado, con el beneplácito de la FIFA.

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