Las calles de la Ciudad de Buenos Aires y otros puntos del país volvieron a repetir la foto de la madrugada del 19 de diciembre cuando una inmensa cantidad de gente salió con sus cacerolas a hacer oír su reclamo contra las reformas que Macri implementó en este fin de año.

“Ole, ole, ola, ola, si este no es el pueblo, ¿el pueblo dónde está?”, como canto principal en todos los puntos del país con gran convocatoria en muchos municipios del conurbano bonaerense, los ciudadanos se mostraron agotados y le respondieron al pedido de Macri que "se den una oportunidad" para "creer" en las reformas que ajustan a los jubilados y los trabajadores.

Familias, jóvenes, niños y abuelos se movilizaron nuevamente de madrugada y en forma pacífica. "No tiramos piedras, tiramos conciencia", declaró una de las personas que llegó a la plaza del Congreso acompañado de sus hijos. Otro de los cantitos que resonó en varias esquinas fue el de "unidad de los trabajadores, y al que no le gusta ¡se jode!".

Ahora salió la clase media argentina, que como se puede apreciar, sigue desinformada, ya que endilga haber arrojado los piedrazos a las agrupaciones, desconociendo que eran policías de civil quienes tiraban piedras y otros objetos contundentes, disfrazados con pecheras de ATE, las cuales se quitaron al entrar en las comisarías, cuando se le vieron los chalecos antibalas y las 9mm que portaban. Como claramente los denunciaron Felipe Solá y Claudio Lozano. Es claro que la clase media argentina se está dando cuenta que para Macri son plebeyos que no pueden tener sueldos dignos como activos ni jubilación digna en su vejez, ni mucho menos confort y se están dando cuenta también, que no pertenecen a su casta, como les hizo creer alguna vez con tono convincente, propio de un psicópata. Es lamentable que con cada voto, estos argentinos se hayan sentenciado a la miseria y de paso arrastraron a toda la nación a la misma debacle.

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