La canasta básica total, que define la línea de pobreza, creció en abril un 2,2 por ciento frente a marzo y se ubicó en 18.258 pesos para un hogar compuesto por dos mayores y dos menores, según el INDEC. En tanto, la canasta de alimentos, que se utiliza para medir el piso de consumo necesario para no ser indigente, avanzó en abril un 0,6 por ciento mensual para quedar en 7132 pesos. En la comparación anual, la canasta básica pasó de 14.501 a 18.258 pesos, un aumento del 25,9 por ciento, impulsada por las tarifas de los servicios públicos. La canasta de alimentos avanzó un 20,5 por ciento, de 5918 hasta los 7132 pesos actuales.

El INDEC difundió ayer su informe de canastas de pobreza e indigencia referidas a abril, cuando la inflación general marcó la máxima variación mensual de lo que va del año. El principal factor de suba de los precios durante el mes pasado fue la cuestión tarifaria, por el incremento en la boleta de gas y el transporte público, dos rubros especialmente sensible para el universo trabajador. La suba de precios de los servicios públicos muy por encima de la inflación general es especialmente perjudicial para los sectores de menores ingresos, que destinan una mayor porción de su presupuesto a esos rubros.

Desde abril de 2016, primera publicación del INDEC de Jorge Todesca, la canasta básica pasó de 11.320 a los actuales 18.258 pesos para un hogar compuesto por dos adultos y dos menores, lo que equivale a un incremento del 61 por ciento, mientras que en el caso de la canasta alimenticia la suba fue del 52 por ciento, de 4679 a 7132 pesos. Se espera para mayo un fuerte incremento de esta canasta por el impacto de la devaluación en los bienes de consumo masivo, lo cual implica, como contracara, un avance de la indigencia.

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