Paliza, secuestro y detenciones, terrorismo de Estado en plena vigencia.
Una
mujer abusada, su pareja y un fotógrafo de La Garganta Poderosa
detenidos por tentativa de hurto, otra militante secuestrada durante una
hora. Todo con el sello del ministerio que conduce una mujer desquiciada..
La misma Prefectura llevada a juicio oral por torturas a dos
adolescentes –es el primer juicio de este tipo a una fuerza de seguridad
que obedece a la doctrina Chocobar–, el sábado por la noche protagonizó
una escena de violencia contra otros dos adolescentes, y que derivó en
balas de goma contra la casa de Iván –militante de La Poderosa torturado
y uno de los denunciantes del juicio–, siguió con el ingreso a las
patadas en la casa de Maru, madre de uno de los adolescentes golpeados
el sábado, el secuestro de la misma, el abuso contra una hermana, Jesi,
la paliza a Roque, fotógrafo de la Garganta Poderosa que intentaba
grabar la escena de violencia, y a Pablo, el cuñado de la secuestrada
que intentó interceder.
En su propia casa. Cerca de una hora después, la
mujer secuestrada y sin que se supiera dónde había sido llevada, fue
liberada. El fotógrafo y su cuñado continúan detenidos. La causa abierta
en la comisaría 32 describe el cuadro: a ambos se los procesa por
“tentativa de hurto” en su propia casa, durante un allanamiento ilegal y
violento, realizado por una banda de uniformados. Hoy a las 10 de la
mañana serán indagados por la jueza Carina Rodríguez.
Según la curiosa
interpretación del propio juzgado, la presunción de inocencia es una
garantía constitucional y como tal “será respetada al momento de su
indagatoria”. Mientras tanto, sin antecedentes ni pruebas, sigan presos.
El relato, este relato, porque no es único y está seriado, empezó el
sábado pasado alrededor de las once de la noche, cuando dos adolescentes
de la villa 21 volvían en un colectivo 70 a su casa después de jugar al
fútbol. Un retén de la Prefectura subió al colectivo y “empezaron a
bardear a los pibes”, dijo un vecino de la misma villa.
Cuando bajaron, frente a la Casa de la Cultura, sobre la calle Iriarte
3500, y frente a la casa de Iván, uno de los denunciantes en el juicio
que tiene en el banquillo a seis prefectos, los uniformados
los siguieron agrediendo.
Los gritos provocaron la salida de los
vecinos.
La tensión se cargó y terminó concentrando medio centenar de
prefectos dispuestos a golpear, lanzar gases y balas de goma, con el
objetivo de calmar la violencia. Entre las balas de goma, unas cuantas
impactaron contra la casa de Iván apenas asomó su padre, sin quedar
claro si se trató de un mensaje al paso, un ayuda memorias sobre el
juicio, o una mera formulación del protocolo vigente, que en definitiva
viene a ser parte de lo mismo.
La situación continuó porque los chicos lograron entrar en la casa,
que queda en un pasillo que se abre en el mismo lugar donde se
desarrollaba la represión. “Llegó a casa con toda la cara hinchada (el
sobrino), corriendo, desesperado –relató Jesi, hermana de Maru, en
declaraciones distribuidas por La Garganta Poderosa–. Al escucharlo,
salimos para pedirles explicaciones a los prefectos, pero mi hermana
cometió la ‘imprudencia’ de preguntarles a los uniformados por qué le
habían pegado así a su hijo, un menor Ahí nomás, la respuesta fue
clarísima: ‘Cerrá el orto’. Y la segunda, cuando ya eran más de 40
uniformados, no necesitó palabras: se abalanzaron sobre nosotros literal
y brutalmente, desatando una cacería que les permitió cagar a tiros el
frente de la casa de Iván, cuya familia debería prestar testimonios esta
misma semana, en el primer juicio oral que logramos elevar por torturas
de la misma Prefectura, en este mismo barrio.”
Las mujeres con los chicos entraron a la casa, pero los prefectos
corrieron tras ellas. Rompieron la puerta a patadas, entraron y
arrastraron a Maru de los pelos hacia fuera. Jesi salió en defensa de su
hermana.
“Me apretaron el cuello –siguió el relato de Jesi–, me patearon las
piernas y me dieron con sus palos, hasta que uno me puso contra la
pared, manoseándome las tetas. Aterrada, grité: ‘¡Soltame, me estás
tocando!’. Y peor, me estrujó como una bestia: ‘Callate, puta de mierda.
¡Callate, la re concha de tu madre! Negra de mierda, sucia, bocona’”.
A todo esto, Pablo, pareja de Jesi salió en su defensa, lo voltearon a
piñas contra el piso y lo empezaron a vapulear. A Pablo se lo llevaron
también a golpes y Roque, fotógrafo de La Garganta Poderosa y pareja de
Maru, que intentó tomar su cámara para grabar la violenta aparición de
los prefectos y denunciarlos de esa manera, también fue apaleado, le
quitaron la cámara y lo llevaron detenido.
“No es un hecho aislado –dijo Nacho Levy, vecino de la 21 y militante
de la Poderosa–. Hacemos denuncias recurrentes, identificamos
constantes agresiones, es una práctica represiva que se repite. Estuvo
en nuestro barrio el relator (especial sobre tortura) de las Naciones
Unidas (Nils Melzer) que reconoció nuestro trabajo de denuncia. Entre
abril y mayo presentamos seis casos de denuncias de torturas a chicos
del barrio ante la Procuvin, todos realizados con los mismos métodos,
gas pimienta, horas de tenerlos arrodillados, simulacros de
fusilamiento.
En las denuncias tienen miedo entonces se preservan sus
identidades, pero cuando hubo dos que se animaron porque de esa manera
resulta más creíble, que es el juicio iniciado por Ivan y Ezequiel, ahí
mismo los empiezan a apretar. A Ezequiel, el viernes pasado lo siguieron
y le iban diciendo desde atrás ‘buchón’ y lo amenazaban.”
Pasada la medianoche del sábado, Maru, que había sido secuestrada y
no se tenía noticia sobre su estado, fue liberada. Mientras, Pablo y
Roque quedaron detenidos en la alcaidía de la comisaría 30, con una
causa iniciada por la comisaría 32. Allí estaban anoche los militantes
de La Poderosa haciendo el aguante a sus compañeros detenidos.
–La decisión del juzgado 29, a cargo de la jueza Carina Rodríguez, es
que hoy a las 10 de la mañana van a ser indagados –explicó Gabriela Carpineti, abogada de los detenidos–. La causa
abierta es por tentativa de hurto. No tienen pruebas. Tengo las
actuaciones policiales y en ellas los denunciantes, los prefectos, no
señalan heridas y los médicos legistas tampoco las determinaron.
En
cambio, los dos detenidos sí presentan lesiones registradas por los
médicos. Ellos no tienen antecedentes, ni tienen ingresos en prontuario
policial. Tampoco les encontraron elementos que puedan inferirse como
armas, solamente encontraron un palo con el que traban la puerta que no
tiene llave. La decisión del juzgado fue iniciarles el proceso por
tentativa de hurto. En su propia casa. Dicen que le quisieron sacar el
arma a uno de los prefectos. Pero la única arma que tiene el juzgado
como prueba es la escopeta de la que salieron los disparos”.
Carpineti le preguntó al secretario del juzgado por qué los detenían
si no tenían nada en su contra. “Me dijo que iban a respetar la
presunción de inocencia durante la indagatoria, mientras tanto ordenó
que siguieran detenidos”.
Desde esta redacción, nos solidarizamos con los integrantes de La Garganta Poderosa y repudiamos el accionar de una fuerza que está para proteger a los ciudadanos, no para abusar sexualmente, balear y torturar. Que esto no quede impune y estos efectivos que se quitaron las identificaciones cuando llegaron las cámaras, vayan todos presos, teniendo bien en cuanta que la primera que debe ir al calabozo es quien los dirige.
0 Comentarios