Cada 12 de junio la OIT conmemora el Día Mundial contra el Trabajo Infantil,
una jornada de reflexión y visibilización de una problemática que
debemos resolver en conjunto para asegurar un mejor futuro para nuestros
jóvenes.
Según la Encuesta de Actividades de Niñas, Niños y Adolescentes (EANNA) realizada a fines de 2017, en Argentina hay más de 1.100.000 menores de 18 años que participan en actividades económicas, productivas o domésticas intensivas, interrumpiendo su formación y desarrollo.
Ninguna
tarea o actividad realizada por un niño debe interferir en su
escolaridad, ya sea por privarlo de asistir a las clases, obligarlo a
abandonar anticipadamente las aulas o exigir combinar la asistencia a la
escuela con largas jornadas de trabajo pesado. Tampoco debe afectar su
tiempo de juego y de descanso, ni debe ser peligroso y prejudicial para
el bienestar físico, mental o moral del niño.
Si bien el Estado tiene el rol implementar las políticas públicas orientadas a la prevención y erradicación del trabajo infantil,
las organizaciones representantes de empleadores, de trabajadores y la
sociedad civil cumplen un rol fundamental para alcanzar las metas
propuestas.
“Para combatir la problemática del trabajo
infantil es necesario un trabajo conjunto de múltiples actores sociales e
institucionales, públicos y privados, para mejorar el escenario y
brindar igualdad de oportunidades para que los chicos estén en las
escuelas y no trabajando”, comenta Ricardo Wachowicz,
presidente de la Federación Argentina de Empresas de Trabajo
Temporario, y Fundador de Bayton Grupo Empresario, integrantes de la Red
de Empresas contra el trabajo infantil, un espacio de articulación
interinstitucional, con el propósito de sensibilizar y difundir la
problemática, generar, y apoyar y dar asistencia técnica a programas,
planes y proyectos tendientes a la prevención y erradicación del trabajo
infantil.
En el marco de la responsabilidad social empresaria,
las empresas que la integran realizan acciones conjuntas tendientes a la
prevención y erradicación del trabajo infantil en toda la cadena de
valor, incorporando más empleadores a la tarea, sumando esfuerzos y
recursos y compartiendo experiencias.
En Argentina hay más de 1.100.000 menores de 18 años que son alcanzados por actividades que se considera trabajo infantil
La
educación tiene un rol fundamental en esta cuestión, la permanencia de
niños, niñas y jóvenes dentro del sistema educativo no es solo un
derecho sino también una forma de luchar contra el trabajo infantil, no solo para asegurar que durante ese tiempo de escolaridad no se encuentren desarrollando actividades laborales.
Según los últimos datos de la EANNA, se nota un fuerte impacto de la actividad laboral en los índices de deserción escolar:
solo un 1% de niños entre 5 y 15 años que no realizan tareas laborales
no asiste a instituciones educativas, mientras que dentro de los que
realizan tareas laborales este porcentaje aumenta al 6% en zonas urbanas
y al 10% en zonas rurales. Para aquellos jóvenes de entre 16 y 18 años
que trabajan la tendencia se profundiza: el porcentaje de jóvenes que no
asisten a instituciones educativas se eleva de un 10% al 25% en zonas
urbanas, y de un 18% al 38% en zonas rurales.
Para erradicar el trabajo infantil es fundamental la permanente información y concientización de todos,
dentro de espacios educativos y dentro de las mismas empresas, para
aprovechar su potencial transformador y modificar prácticas culturales
arraigadas, para crear un futuro que garantice igualdad y estabilidad en
los años más importantes de la formación de nuestras futuras
generaciones.
0 Comentarios