Un absurdo: Para Sandleris, es bueno que la gente no tenga pesos.

"Va a haber menos pesos para ir al dólar y así veremos caer la tasa de inflación", analizó el presidente de la autoridad monetaria. Algo realmente insólito, ya que  lo que podrían comprar los usuarios particulares no mueve las agujas para elevar el precio del dólar, pero si la mueven, justamente, los amigos del gobierno, entre los que se encuentra él mismo, ya que fue señalado por diputados, por conflictos de intereses e incompatibilidad con el cargo que ocupa en el BCRA, ante la Oficina Anticorrupción.

El diputado Guillermo Carmona contó que primero no figuraba la declaración jurada de 2017 de Sandleris y cuando apareció, figuraba que realizaba operaciones con Lebacs y fugaba dinero al exterior. 

Con estos antecedentes y este prontuario, el flamante presidente del Banco Central, Guido Sandleris, aseguró que "la inflación caerá", aunque reconoció que "la política monetaria será muy dura hasta tanto se restablezca la confianza y quede claro que la volatilidad del dólar no está más". O sea, hay que esperar hasta que saqueen todo.

En su análisis, el funcionario sostuvo que cada vez "va haber menos pesos" para adquirir la moneda estadounidense, lo que generaría una desaceleración en el aumento de los precios. 

En lo que no reparó Sandleris es que la falta de dinero enfría más la economía y profundiza la crisis. Y lo que omitió, es que piensa lanzar cuasi monedas, como lamentablemente ya paso en la Argentina y que obligó a los ciudadanos a perder el 30% en cada compra por ser dinero de "segunda" o quedarse sin poder comprar los insumos necesarios y mucho  menos pagar las facturas, con tarifazos incluidos.

Sandleris busca la libre flotación, auspiciando aun más la timba financiera que inició macri en 2015. En este sentido, Sandleris señaló que no cree en una cotización fija y defendió el nuevo esquema de "definir una zona amplia de no intervención", acordada por el Gobierno y el Fondo Monetario Internacional.

Claro está que todo monto que presta el FMI se fuga al exterior, a cuentas de los actuales funcionarios, incluido Macri, dejando una cuantiosa deuda que deberán pagar no menos de cinco generaciones de argentinos.

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