“LA OBRA CUMBRE ANTINUCLEAR” DEL DIARIO LA NACIÓN
1) La incongruencia o contradicción
insuperable de dar como ejemplo antinuclear justamente a las potencias
nucleares europeas: Alemania, Suiza y Francia.
2) El caso de Suiza.
3) El caso de Italia.
4) El caso alemán
5) El G-4 (“mundo desarrollado” limitado a 4
naciones).
En
total, hay proyectados 27 reactores a ser incorporados en las próximas décadas.7) Si el “mundo desarrollado” está decidido a
elevar la generación nuclear
Por Federico Bernal
El
diario de Bartolomé Mitre ha dedicado una frondosa cantidad de editoriales y
notas de opinión al tema nuclear, por supuesto, siempre desde la óptica del
eco-terrorismo propio de Greenpeace y similares organizaciones vinculadas al
bienestar de la industria petrolera y al empresariado "verde"
(tecnologías eólica y solar).
El diario de Bartolomé Mitre ha dedicado una
frondosa cantidad de editoriales y notas de opinión al tema nuclear, por
supuesto, siempre desde la óptica del eco-terrorismo propio de Greenpeace y
similares organizaciones vinculadas al bienestar de la industria petrolera y al
empresariado “verde” (tecnologías eólica y solar).
No obstante, y sin temor a equivocarnos, consideramos
que la editorial del sábado 17 de junio de 2017 quedará grabada en la historia
del movimiento antinuclear argentino como su pieza cumbre.
En efecto, la editorial titulada “El porvenir
argentino y las futuras plantas nucleares” es un prodigio de la ciencia basura
del fundamentalismo ambiental, de su inagotable, fragrante y absurda capacidad
de mentir y tergiversar, así como de su ignorancia supina en materia
energética.
¿Por qué será que el pasquín del granero del mundo
-ahora devenido en Boletín Oficial de la administración macrista- aborrece la
energía nuclear (la viene rechazando desde la creación de la CNEA, en 1950, por
decreto de Juan Domingo Perón)?
Responderemos el interrogante en las conclusiones,
adelantando por lo pronto que, en realidad, aborrece y aborrecerá cualquier
iniciativa que fomente el trabajo, la ciencia, la tecnología y la industria
genuinamente argentinas, provenga del sector nuclear, como petrolero e incluso
eólico y solar (se opondrán también a estas últimas si es que se decide
utilizarlas como herramienta de industrialización y desarrollo de las propias
capacidades científicas y tecnologías argentinas).
Debajo, la primera de una serie de notas destinadas
a refutar las mentiras y sesgos del fundamentalismo ambiental y del lobby
verde, dueños de facto de la política energética de la administración
neoliberal de Mauricio Macri.
La editorial es magnífica no sólo por lo referido
en la introducción y que analizaremos en este informe, sino porque además
propone una suerte de consulta popular para decidir sobre el futuro de la
energía nuclear en la Argentina.
Nos preguntamos, al respecto de esta propuesta, por
qué no vamos primero por una consulta popular sobre la estafa del tarifazo, más
aún cuando se observa desde diciembre de 2015 a esta parte -conforme datos
oficiales- que la perforación de pozos de hidrocarburos, como la producción de
petróleo y gas natural no detienen su caída.
Dónde están los miles de millones de dólares que
las empresas están embolsándose demás? Y ya que hablamos de consulta popular,
podríamos recordar que las gasíferas, en las dos audiencias públicas, no presentaron
un solo argumento que justifiquen los nuevos cuadros tarifarios.
Por el contrario, afirmaron que con las políticas
implementadas entre 2012 y 2015, sin aumentar en un centavo el precio del gas
en el PIST ni las tarifas, mejoraron los niveles de inversión, producción y
sustitución de importaciones, en un contexto ascendente de consumo por parte de
la población.
El “mundo desarrollado” está abandonando la
tecnología nuclear?
La editorial está repleta de
barbaridades, fiel tradición de la ciencia basura del infantilismo ambiental y
su paupérrimo nivel de argumentación.
La primera de las
barbaridades en aparecer es esta del copete (ver imagen de arriba), y sobre la
que habremos de basar este informe.
Transcribimos: “Cuando el
mundo desarrollado abandona por peligrosa la energía atómica, la Argentina
construirá dos centrales en virtud de los acuerdos con China”.
Con esa invariable costumbre
de creer que todo aquello que no hace el “mundo desarrollado” es malo per sé,
el diario La Nación quiere hacerle creer a sus lectores que el “mundo
desarrollado” se está alejando de la energía nuclear.
A los efectos de sustentar
tan contundente afirmación, el editorialista nos provee del siguiente párrafo
(subrayado es nuestro): “Cabe preguntarse entonces por el sentido de invertir
en tecnologías que el mundo está abandonando: Alemania apagará
todas sus centrales antes de 2022; Suiza las desactivará una vez
cumplida su vida útil, e Italia ha decidido no avanzar en el
desarrollo de esta tecnología luego de que un 95 por ciento de los italianos
que participaron de un referéndum votaron en contra de la energía nuclear.
Incluso Francia,
país donde la energía nuclear representa más del 75 por ciento de la matriz
eléctrica, ha propuesto diversificar la producción de electricidad y reducir al
50 por ciento el peso de la energía nuclear para 2025.
La Argentina va por el camino
inverso”.
Algunas reflexiones a
propósito de este párrafo.
1) La incongruencia o contradicción
insuperable de dar como ejemplo antinuclear justamente a las potencias
nucleares europeas: Alemania, Suiza y Francia.
En 2016, la generación
nuclear explicó un 13% del total en la primera (total de 17 reactores), un 33%
en la segunda (5 reactores) y un 72% en la tercera (58 reactores).
Cabría preguntarse, en este
sentido, por qué fue que apostaron a la energía nuclear, qué beneficios
económicos, científicos y tecnológicos les representó.
Asimismo, qué relación existe
entre la energía nuclear y la seguridad energética de la nación que la adopta
(ver gráfico abajo).
Por último, y dado que se
trata de una energía libre de emisiones de gases de efecto invernadero, su
beneficio ambiental.
En Francia, uno de los ejemplos “antinucleares” del
diario La Nación, el 67% de la oferta interna de energía eléctrica proviene de
la nuclear -un 72% sobre el parque de generación local-.
Las fuentes renovables eólica y solar llegan al 5%,
superadas incluso por la generación destinada a la exportación (7%).
La decisión francesa, aún en pleno debate, es
reducir la participación nuclear para 2025 al… ¡50%!
De acuerdo a la Asociación
Nuclear Mundial (datos a junio de 2017), Francia es la mayor exportadora neta
de electricidad dado sus muy bajos costos de generación.
Las exportaciones le dejan
unos 3.000 millones de euros por año.
Obviamente, estos beneficios
tienen nombre y apellido: energía nuclear.
En cuanto a la Francia
supuestamente refractaria de la nucleoelectricidad, cabe recordarle al diario
La Nación que el año que viene esta nación incorporará a su parque de
generación un nuevo reactor de 1.750 MW bruto, el cual estará comercialmente
operativo en 2019.
2) El caso de Suiza.
Resulta interesante advertir
el sesgo del diario La Nación para lo acontecido en esta nación europea.
Porque, en realidad, si bien
la población votó por no incorporar nuevas centrales a las existentes, votó a
favor de mantener las vigentes como parte estratégica de su matriz energética,
rechazando una propuesta del Partido Verde suizo de transitar el camino alemán
(clausurar todas las centrales entre 2020 y 2022).
El título traducido es: “Suiza votó en contra de
una agenda estricta para el cierre de sus centrales nucleares”.
Se lee: “La mayoría… votó en contra de la
iniciativa… apoyada por el Partido Verde, el cual de aprobarse hubiera
significado el cierre de tres de las cinco centrales nucleares en 2018,
mientras que las restantes dos en 2029”.
Los resultados de la consulta popular implican que
los cinco reactoresseguirán en operación hasta que la autoridad nuclear suiza
así lo considere.
Entre las causas del voto
pro-nuclear, la BBC explica que “Aunque a muchos suizos les preocupa la
seguridad de las centrales nucleares más antiguas, temen más que al cerrarlas
rápidamente conduzca a escasez de suministro y hasta a apagones”. Interesante
enfoque el de la BBC, no es así diario La Nación?
3) El caso de Italia.
Es verdad que la ciudadanía
fue contundente en su rechazo a construir nuevas centrales nucleares (las
cuatro centrales que tenía este país fueron clausuradas décadas atrás).
Ahora bien, dos detalles no
menores relacionados con el cierre de estas plantas y su impacto en la matriz
energética italiana que no pueden obviarse: en primer lugar, la nación
mediterránea es la mayor importadora neta de energía eléctrica del mundo; en
segundo lugar, los precios de la electricidad en Italia se ubican entre los más
elevados de la Unión Europea (y también del planeta).
El pueblo italiano padece, como Alemania y
Dinamarca, los precios más altos de la energía eléctrica como consecuencia de
la combinación entre su alta dependencia externa y la elevada incidencia de las
renovables intermitentes (eólica y solar).
Los elevados precios de la
energía eléctrica en Italia -como sucede en España, Alemania, Dinamarca y Reino
Unido, entre otros-, están íntimamente vinculados a la altísima penetración de
las renovables eólica y solar, las cuales no han podido reducir la altísima
dependencia externa y, con ella, su incidencia negativa en las tarifas del
servicio público de electricidad.
4) El caso alemán
El caso alemán será
tratado en un informe específico, no puede ignorarse que este país, junto con
Dinamarca e Italia, tienen los precios más altos de la energía eléctrica de la
Unión Europea y del mundo:
1) Alemania registró el mayor
incremento en los precios de la energía eléctrica, incremento cuyo salto
coincide con el “apagón” nuclear;
2) Los precios más altos se
verifican en la potencia eólica Dinamarca (47% de la matriz de generación en
2016).
En Alemania, las fuentes
renovables intermitentes (eólica y solar) alcanzaron el mismo año un 19% de
participación en la generación eléctrica. Italia les pisa los talones.
Casualidad que el lobby verde
de Mitre proponga como modelos a estas naciones?
5) El G-4 (“mundo desarrollado” limitado a 4
naciones).
Conforme se deduce del texto
señalado del diario La Nación, para sustentar su “el mundo desarrollado
abandona la energía atómica”, debemos suponer que el “mundo desarrollado” se
reduce a Alemania, Francia, Suiza e Italia, esto es, a apenas cuatro naciones
europeas.
6) Vinculado a esta ridícula reducción,
veamos qué sucede con la tecnología nuclear en el “mundo desarrollado”.
Realmente las “naciones
desarrolladas” están abandonando la tecnología nuclear?
Nada más falso.
La generación de energía
nuclear puede incrementarse mediante:
1) La ampliación de la
capacidad de reactores existentes;
2) La extensión de vida de
las centrales existentes; y
3) La construcción de nuevas
centrales.
Pues bien, según la
Asociación Nuclear Mundial, entre 2013 y 2020, Suiza, Suecia, España, Estados
Unidos, Francia, Finlandia y China agregarán a sus parques de generación
nucleoelectricidad nueva derivada de los puntos 1 y 2 (Suiza, Suecia y España
ya lo hicieron).
Por su parte, Rusia, Reino
Unido y Japón lo harán antes de 2030.
Chequear en la imagen que
sigue como EE.UU. ha decidido dejar atrás la energía nuclear:
Se observan cuatro proyectos de incorporación de
energía nuclear, los cuales involucran la construcción de 7 nuevos reactores,
cuatro de ellos en construcción.
En
total, hay proyectados 27 reactores a ser incorporados en las próximas décadas.7) Si el “mundo desarrollado” está decidido a
elevar la generación nuclear
Será entonces que las
“naciones en vías de desarrollo” o emergentes, precisamente las que más energía
necesitan para satisfacer su demanda creciente, están sí abandonándola?
Llegado a este punto, debemos
comenzar por advertir que el diario La Nación se niega a identificar o a
comparar a la Argentina con naciones emergentes (más correcto que hacerlo con
naciones desarrolladas).
Claro que, somos conscientes,
se trata de una lógica limitación, desde que el proyecto del granero del mundo
-transitando ahora su fase “supermercado del mundo”- es incompatible con una
economía en desarrollo.
La aclaración anterior es
pertinente puesto que, al eliminar dicha restricción oligárquica, la
comparación que amerita hacerse para nuestro país es precisamente con países en
desarrollo, es decir, con el “mundo emergente”.
Qué sucede con ellos en
materia de energía nuclear?
Unas 13 naciones están
construyendo 60 reactores (ver bibliografía).
Citamos las más importantes:
China (21 en construcción), India (5), Pakistán (3), Corea del Sur (3), Japón
(2), Turquía, Vietnam y Brasil.
Como se aprecia hasta aquí,
resulta evidente que a Bartolomé Mitre no le avergüenza mentir ni tergiversar
la realidad a la hora de justificar sus negociados.
El respeto por sus lectores,
ni que hablar por el pueblo argentino, es nulo.
Obligado paréntesis sobre la propuesta de consulta
popular
El diario La Nación, como es
sabido, tribuna de doctrina de la democracia participativa, celosa e intachable
defensora de los derechos y las garantías de las clases populares propone en la
editorial analizada lo siguiente (subrayado es nuestro): “Desde su reforma en
1994, la Constitución Nacional cuenta con la posibilidad de llamar a una consulta
popular que puede ser convocada por el propio Congreso o el Poder Ejecutivo
Nacional.
Mediante esta modalidad, es
posible realizar una consulta sobre una determinada ley o política, o bien
sobre cuestiones de Estado excepcionales.
Definir la matriz energética
que tendrán las próximas generaciones es, sin duda, una causa lo
suficientemente trascendente como para hacer ese ejercicio cívico…”.
Nos preguntamos, al respecto,
por qué no vamos primero con una consulta popular sobre la estafa del tarifazo,
más aún cuando se observa desde diciembre de 2015 a esta parte -conforme datos
oficiales- que la perforación de pozos de hidrocarburos, como la producción de
petróleo y gas natural no detienen su caída.
Dónde están los miles de millones
de dólares que las empresas están embolsándose por encima de lo recaudado antes
del tarifazo?
Y ya que hablamos de consulta
popular, podríamos recordar que las gasíferas, en las dos audiencias públicas,
no presentaron un solo argumento que justifiquen los nuevos cuadros tarifarios.
Por el contrario, afirmaron
que con las políticas implementadas entre 2012 y 2015, sin aumentar en un
centavo el precio del gas en el PIST ni las tarifas, mejoraron los niveles de
inversión, producción y sustitución de importaciones, en un contexto ascendente
de consumo por parte de la población.
Conclusiones
Inquiríamos al inicio de este
trabajo: ¿Por qué el pasquín del granero del mundo -ahora devenido en Boletín
Oficial de la administración macrista- aborrece la energía nuclear?
Respondemos, ahora sí, de forma completa.
En primerísimo lugar, porque
aborrece y aborrecerá cualquier iniciativa de fomento al trabajo, la ciencia,
la tecnología y la industria genuinamente argentinas.
Porque, en segundo lugar,
aborrece y aborrecerá cualquier iniciativa que contribuya a abaratar los
precios de la energía y a dotarla de genuina autonomía.
Al respecto, la energía
nuclear demuestra que su participación mientras más alta en determinada matriz
(en paralelo a una alta incidencia de energía hidráulica y baja en renovables
intermitentes -menor al 10%-) constituye la piedra angular de un sistema
energético confiable, regular, barato y verdaderamente autónomo.
Y es por estas sencillas
razones que el diario La Nación se opone a la energía nuclear.
Asimismo, y como veremos en
las siguientes respuestas a esta editorial, la energía nuclear al ser una
energía de base, es la única fuente capaz de sustituir eficaz y eficientemente
a los combustibles fósiles -conjuntamente con la hidroelectricidad-, sin
encarecer los precios de la energía ni provocar problemas de intermitencia o
apagones en las redes.
Y otro asunto no menor y que
recomendamos al diario La Nación investigue: ¿Qué habrá sucedido con las
emisiones de CO2 en Alemania desde que decidió terminar con la energía nuclear?
Para terminar, una aclaración
acerca de los motivos que tiene el OETEC en defender la energía nuclear, y en
ella, las dos nuevas centrales heredadas de la gestión kirchnerista que el
macrismo pretende continuar.
Este Observatorio ha venido
trabajando fuertemente en la defensa del Plan Nuclear Argentino (ver
bibliografía), las más de las veces respondiendo al diario de Mitre y sus
ataques contra la reactivación de Atucha II, el desarrollo del prototipo
CAREM-25, la tecnología de enriquecimiento de uranio y la medicina nuclear.
En este sentido, al defender
la cuarta y quinta centrales nucleares no estamos defendiendo la gestión de
Macri -que si aceptó retomar estos proyectos heredados del kirchnerismo fue
pura y exclusivamente por imposición china (ver bibliografía)-.
Muy por el contrario, lo
hacemos porque defendemos al desarrollo nuclear como histórico y estratégico
polo de desenvolvimiento industrial, científico y tecnológico de invalorable
impacto y efecto multiplicador en la actividad económica y el empleo, por un
lado, así como a nivel de un sistema energético seguro, moderno, accesible y
asequible, por el otro, atributos cruciales para una Argentina que pretende ser
otra cosa que eterna proveedora de granos y proteínas.
En otras palabras, si las
centrales se construyen pero divorciadas de nuestra industria nacional y
capacidades científicas y tecnológicas, carecen de total sentido.
Lo mismo para el sistema
energético con las características antes mencionadas: si la construcción de las
nuevas centrales nucleares no se piensa para contribuir al abaratamiento de los
precios de la energía y su socialización, tampoco tienen sentido.
Y esto es válido para
cualquier tipo de energía, incluyendo la eólica y la solar (apoyadas por el diario
La Nación en su editorial sólo porque bajo la administración PRO se trata de un
suculento negocio importador).
Y es válido, también, para
cualquier gestión nacional que decida avanzar en la instalación de nuevos
reactores, sea de extracción neoliberal como popular.
0 Comentarios