Columna del Dr. Jorge Rachid

Del neoliberalismo sabemos: como llega, dictadura o mentiras, sabemos lo que harán y como terminan, lo que no sabemos es cuando, porque eso lo decide el pueblo

Los procesos que más allá de su vestimenta, dictadura o democracia formal, implantan políticas represivas sobre los movimientos sociales, persecuciones políticas sobre los opositores, coacciones sobre los empresarios PYMES, ajustes salariales y previsionales, cercenando derechos adquiridos, entrega de soberanía, endeudamiento por generaciones, colonización cultural aterrorizando a la población, impactando dudas laborales a trabajadores, condenando a los sectores de menores recursos al desamparo, son gobiernos neoliberales, brutales e inhumanos al servicio del capital.

Los peronistas que cantamos una marcha que “combate al capital” y pugna por sus tres banderas históricas y vigentes: soberanía política que es la capacidad de tomar decisiones sin depender de terceros, justicia social que significa el compromiso del peronismo en la inclusión social plena en dignidad y la independencia económica que implica colocar el capital al servicio de la economía, ésta al servicio del estado, siendo éste un servidor del hombre.

En este marco nos planteamos los objetivos estratégicos: la felicidad del pueblo que significa la prioridad absoluta del hombre por sobre cualquier otro valor y la grandeza de la Nación, que desde el discurso de Perón del 1° de mayo de 1974: modelo argentino para un proyecto nacional, donde por Patria entiende Patria Grande.

Entonces es imposible que un militante del campo nacional y popular sea adscripto a las políticas neoliberales, de ser funcional a las necesidades del gobierno neoliberal y en nombre de “la gobernabilidad”, se transforme en alguien que ha dejado de ser, siendo la palabra traidor de demasiada envergadura para aplicarla a los personajes frágiles en ideas o en prontuarios, lo cual permite su manipulación por parte del poder.

El campo nacional y popular se nutre de compatriotas dispuestos a recrear un modelo social solidario, defender los derechos adquiridos por el pueblo, dar la batalla cultural para evitar la reinstalación del individualismo y la diáspora social, como eje neoliberal.

La represión de los movimientos sociales, la persecución individual a los militantes populares, su encarcelamiento con ensañamiento, la liberación de las fuerzas represivas a la violencia contra el pueblo, los despidos compulsivos, el arrasamiento de las leyes laborales, entre ellas el desconocimiento de la paritaria nacional docente, que permitió por años, nivelar la docencia nacional federalizando las oportunidades, los cambios previsionales, la eliminación de beneficios del PAMI, la condena a niños y ancianos a ser rehenes de las políticas agresivas de un gobierno que acumula riqueza en el sector más concentrado del poder hegemónico.

Ese mismo poder que alentó y se benefició con los procesos militares desde los años 30 del siglo pasado, no duda, ni trepida en métodos en su consecución de acumulación de poder.

Tiene, a diferencia de los gobiernos populares cuando gobernamos, total desprecio por las formas republicanas que proclaman en la oposición y desprecian en el gobierno, porque poseen una concepción del poder hegemónico, claro, “porque “ellos son la Patria”.

La lucha del llamado “campo” mostró su foto.

Es así porque nada hace más daño al poder concentrado nacional e internacional, que un gobierno de los llamados “populismos”, o sea aquí peronismo que he sido capaz de permanecer más de 70 años como poder en la Argentina, desde el gobierno o desde la oposición, que además ha derramado doctrina sobre el resto de los países latinoamericanas, que han teñido un mapa de Patria Grande en el UNASUR y la CELAC, como no se producía desde hace 200 años, con nuestros Padres Fundadores: San Martín, Artigas y Bolívar.

Es lo nunca imaginó el Imperio que desde su emancipación en 1789, se plantó como patrón y sota del resto de América con la Doctrina Monroe: “América para los americanos”, o sea ellos, lo que explica los cientos de invasiones y colonizaciones que produjo sobre los países balcanizados y debilitados antes, por el Imperio Británico en el siglo XlX.

Se quedó EEUU con medio México, invadió todos los países que se le opusieron, asesinando o encarcelando a sus líderes desde Eliecer Gaitan a Sandino, desde Vargas suicidado a Caamaño Deno, bloqueando, como a Cuba y ahora a Venezuela, promoviendo dictaduras militares con la Doctrina de Seguridad Nacional.

Colonizando, asesinando, derrocando gobiernos, se movió EEUU con la complicidad de los cipayos locales.

Es desde donde saca fuerzas el gobierno actual que ganó las elecciones “por un puñado de votos”, parafraseando sus mismos argumentos actuales, con los cuales quisieron ocultar la victoria del campo nacional y popular que desde la resistencia al agravio, la persecución, la denigración y el intento de borramiento de su memoria, pudo obtener una victoria impensada pocos meses atrás.

“Ellos” no lo esperaban y por esa razón decidieron aumentar su cuota de presión sobre el conjunto social argentino, instalando el miedo, con la represión y la desaparición de personas.

Es que su planificación del poder pasa por la macro economía y todo lo demás desde el punto de vista de los intereses nacionales, queda subsumido a las cuentas nacionales, independientemente del pueblo, sus sufrimientos y dolores, angustias y pérdidas de perspectivas.

Tienen claro para sus negocios, que el avance en el terreno de las finanzas les garantiza el futuro en los negocios en cualquier lugar del mundo.

Su “amor” a la Patria es sólo funcional a sus intereses, por eso no dudan en ser herramientas, desde el gobierno, de los enemigos de la Nación, alineando al país a sus intereses.

Los peronistas esta situación ya la vivimos, el pueblo argentino con memoria ya lo sufrió, los mayores desde 1955, los setentistas desde Onganía, los menores de 50 años con la dictadura y los más jóvenes con las crisis del 2001.

Siempre el neoliberalismo, siempre terminó igual: en conflicto social emergente y otra vez a apagar incendios de deudas externas robadas, ahorro interno genuino de trabajadores activos y pasivos saqueados y un dolor inmenso de muertos y heridos secuelas de represión. Pero en estas circunstancias los tiempos y las paciencias son más cortos, porque la memoria es más cercana, aquí y en Latinoamérica, los desafíos están abiertos, los pueblos deciden y más temprano que tarde volverá a amanecer la Justicia Social, la Independencia Económica y la Soberanía Política, con un pueblo feliz y una Patria integrada.

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