Aníbal Fernández, más conocido como “el mariscal de la derrota” salió al ruedo político a través de una cartita dirigida a nadie, en la que no se sabe si le pide a Papá Noel o a los Reyes Magos volver a la función pública o hacer catarsis ante el profundo despecho que padece por no estar incluido en el armado de Unidad Ciudadana.

Así, verborrágico como se lo conoce, disparó toda clase de agravios a quien le dio de comer: a Cristina Kirchner. En su escrito, desnudó también su misoginia y el desprecio de género que padece, al que trató de disfrazar de “peronismo”, y de “lealtades” lo cual es toda una novedad para quienes lo conocen bien y saben su origen en la política.

Las sorpresas que siguen dando algunos ex funcionarios tiene correlato con el plan del macrismo. Esto es, sin lugar a dudas, cooptar a uno por uno, como el caso de Randazzo, Massa, ahora Fernández, a quienes quedaron al costado de la ruta en la barrida interna que debió hacerse. Y ellos son quienes se llenan la boca con las máximas de Perón, pero se olvidaron de una de sus frases clave: “El que gana conduce y el que pierde acompaña”, por lo tanto, lejos de seguir esta premisa, los ex, salieron a la carga a “piantar votos”, y no se sabe por cuánto.

La realidad, que es la única verdad, es que CFK lidera en el común denominador del pueblo argentino, un pueblo que sabe fehacientemente que ella es quien va a defender sus derechos desde el senado y desde todo cargo que ocupe, no así quienes escriben cartas con la mano y las borran con el codo.

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