Medialunas, vigilantes y bolas de fraile: el secreto detrás del nombre de las facturas

El nombre de las medialunas tiene un origen muy antiguo. Se remonta a 1529 y representa una blasfemia contra el Islam. Viena estaba sitiada por ejércitos turcos y ellos crearon la medialuna como elemento provocador: era una especie de pizza con la forma del símbolo musulmán y se asomaban a la muralla masticándolas.

Pero eso no es todo. El propio término "facturas" está cargado de significados. Su uso fue utilizado para referirse a todas las producciones de los panaderos, de forma tal que los miembros del sindicato "llamaran subversivamente la atención sobre el valor de su trabajo".
La forma en la que popularmente se llaman a uno de los productos más ricos de las panaderías argentinas tiene connotaciones no tan dulces.

Los que parecen ser nombres inocentes y ya cotidianos para los argentinos, tienen un trasfondo cargado de anarquismo, protesta y rebeldía, que se remonta a los panaderos de fines del siglo XIX.

"Sacramentos", "Bolas de fraile", "Suspiro de monja", "Cañoncitos", "Bombas de crema" y "Vigilantes", son algunas de las formas con las que seguro llamaste miles de veces a algunos de los productos más ricos de la panadería y que nunca te preguntaste el porqué.
Sus orígenes

Todo comenzó en 1887, en Buenos Aires, cuando el anarquista italiano Ettore Mattei creó la primera institución de la resistencia argentina: la Sociedad Cosmopolita de Resistencia y Colocación de Obreros Panaderos.

En 1888, los panaderos organizados iniciaron una huelga que duró más de 15 días. Durante ese protesta, decidieron dejar en claro sus reclamos y no tuvieron mejor idea que hacerlo a través de los nombres de sus creaciones.

¿Qué mejor manera de exponer su reclamo que cambiando los nombres a sus propias producciones?

Uno por uno, sus significados
Sacramentos: son las facturas que tienen relleno de membrillo, su nombre es una crítica a la Iglesia Católica.
Bolas de fraile o Suspiro de monja: rellenas de dulce de leche o crema pastelera, los panaderos de 1888 les pusieron ese nombre para ironizar sobre los curas y las hermanas.
Bombas: estas facturas son una burla directa contra el Ejército. Son los clásicos profiteroles, rellenos de crema o dulce.
Cañoncitos: también con relleno de pastelera o dulce de leche, espolvoreados con azúcar impalpable, hacen alusión a los cañones del Ejército.
Vigilantes: su nombre es una burla directa a la fuerza policial.
Libritos: las galletitas de grasa que con su forma hacen referencia a la educación.
Cremonas: se asemejan a una fila pegada de letras A, símbolo del anarquismo.


0 Comentarios