Se perpetró la mayor estafa a los jubilados y pensionados, a los niños que se sustentan con la AUH y a las futuras generaciones en edad jubilatoria, ya que segmentaron a los ciudadanos en primera segunda y tercera clase, cuando el beneficio debe darse de forma igualitaria a todos los argentinos.

La estafa, ideada y promocionada por Macri, contempló la gran ayuda de peronistas de la primera hora, siendo definitivamente esta, es su última hora de pertenecer a un movimiento que se caracteriza por la lealtad con el pueblo argentino. Lamentablemente, esta sociedad no aprende de otra manera que a los golpes, y así, cada década ganada se pierde cuando el conjunto se deja engañar por deslumbrantes espejitos que terminan reflejando la peor de las miserias.

Vimos a fuerzas de seguridad disfrutando golpear y balacear a transeúntes que estaban o no en las marchas, vimos infiltrados puestos por los servicios de inteligencia del gobierno para crear caos, vimos a un grupo de policías atacar a un abuelo con gas pimienta y celebrarlo, vimos el terrorismo de estado a pleno.

Macri tiene que pagar las Lebacs para evitar la corrida bancaria, y va a usar el dinero de los jubilados a tal fin. 128 tipos les destituyeron un derecho inalienable a todos los argentinos de un plumazo, cobrando sendas dádivas para ese accionar. Esos individuos, mayoría del PRO, son traidores a la Patria sin lugar a dudas.

Los argentinos no salen del asombro y salen con las cacerolas, la pesadilla de 2001 volvió para quedarse y mientras Macri jugaba al padlle, en las calles la policía torturaba al pueblo bajo sus órdenes. Impusieron la estafa a sangre y fuego, vulneraron todos los derechos de los trabajadores, y se resguardan en la posverdad, que no es otra cosa que el eufemismo de la mentira. Utilizan la mentira como una herramienta. Pero el velo se está corriendo y no hay nada que pueda evitar que el pueblo haga tronar el escarmiento.

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