El fuerte desequilibrio comercial registrado el año pasado, fue consecuencia del brutal avance de las importaciones, en especial de autos y bienes de consumo, que se sumaron al estancamiento de las exportaciones. Según informó el INDEC, en doce meses las importaciones alcanzaron los 66.899 millones, con una suba del 19,7 por ciento frente a 2016.

La balanza comercial terminó el año pasado con un déficit de 8.471 millones de dólares, lo que implica un marcado deterioro frente al superávit de 1969 millones del año pasado, marcando un nuevo récord histórico.

Según informó el INDEC, en doce meses las importaciones alcanzaron los 66.899 millones, con una suba del 19,7 por ciento frente a 2016. En cambio, las exportaciones terminaron 0,9 por ciento por encima del año previo, con un total de 58.428 millones de dólares, a 25 mil millones de dólares del record de 2011 (84.269 millones).

Las compras al exterior fueron motivadas por el proceso de apertura comercial que se expresa en la fuerte suba en el ingreso de bienes de consumo y autos, junto a los bienes de capital en sectores como el automotor, maquinaria agrícola y vial y teléfonos celulares.

El bache en materia de comercio exterior junto a la fuga de capitales pone en juego la sustentabilidad del esquema macroeconómico, que por ahora sólo encuentra amparo en la emisión de deuda externa y el ingreso de capitales especulativos para aprovechar la bicicleta financiera.

Martín Alfie, economista de la consultora Radar, calculó que el déficit comercial en términos del PBIes del 1,5 por ciento, el más alto desde 1998, cuando había sido 1,7. En términos nominales, el rojo del 2017 es el más abultado de la historia económica argentina.

Cabe destacar que, los proyectos del Gobierno en materia de comercio exterior, en donde se destaca el acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea, tienden a empeorar la posición comercial del país porque estimulan mucho más las importaciones que las exportaciones.

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