Columna del Dr. Jorge Rachid

Sólo puede esgrimir el pasado culpable, como falsa excusa de sus fracasos de anuncios, siempre mentirosos, que sólo el ocultamiento mediático puede disimular por poco tiempo.

Es una constante en los gobiernos autoritarios, que cuando más débiles y acorralados se ven, huyen para adelante, aplicando medidas que demuestren lo contrario, que permitan disciplinar la protesta social, aumentando la presencia represiva, pero cuyos resultados suelen ser absolutamente contrarios a los fines que persiguen.

Es que la lucha contra la injusticia, es una causa justa por la cual vivir, ha movilizado pueblos en el mundo, nuestro propio país da testimonio histórico de largos procesos de luchas populares contra los poderes hegemónicos y colonialistas, desde el inicio mismo de la Patria como tal, con actos heroicos que van desde el memorable Éxodo Jujeño, la Redota Artiguista, los levantamientos de los obreros patagónicos y chaqueños, pasando por el 17 de 1945 y la Resistencia Peronista, hasta las Madres y Abuelas de la Plaza de Mayo.

Así que los avances torpes, tambaleantes, supuestamente enérgicos del gobierno neoliberal, atrapado en su laberinto de contradicciones por ejecutar órdenes off shore y carecer de capacidad política para interpretarlas. Es que el esquema mostrado hasta hoy implica una agenda estratégica marcada por las necesidades e intereses de EEUU y Europa, de espaldas a las realidades de los pueblos latinoamericanos y un conjunto de personajes en el gobierno: la Patria Contratista que ahora en el poder duda entre sus propios intereses del saqueo rápido o seguir al pié de la letra las instrucciones imperiales.

Quiere el gobierno mostrar músculo, enérgico con los pobres, humildes, desprotegidos y trabajadores y sumiso y pusilánime con los poderosos: los Fondos de Inversión del sistema financiero dominante y los medios hegemónicos de comunicación, plataforma necesaria, aquí y en el mundo, para el ejercicio del poder neoliberal, que azota la humanidad y es denunciado por Francisco en cada homilía y por la mayoría de los países en el pleno de Naciones Unidas.

Sin embargo la lucha que a nivel internacional se da entre el poder Unipolar de la alianza de EEUU, Reino Unido, Israel y Arabia Saudíta como actores principales, enfrenta al mundo Multipolar de los países emergentes, que desde el fin de la guerra fría en 1989, vienen dando pelea por sentarse en la mesa de las decisiones y participar en las áreas de influencia que garantizan las fortalezas o en su defecto, sus debilidades estratégicas en sus planificaciones.

Es la misma lucha que se desarrolla a nivel regional, con la particularidad que es EEUU el poder dominante americano, al cual quiere resguardar a cualquier precio, como reserva estratégica de sus futuros recursos naturales, que en nuestra geografía abundan y que van desde el agua dulce, hasta los minerales y fósiles que junto con los alimentos, principal nivel de desarrollo de materias primas e industrialización de nuestro país, en términos de intercambio, fueron alertados por el General Perón en el Modelo Argentino para un Proyecto Nacional, su testamento político, 60 días antes de morir: “el imperialismo vendrá por ellos, con nosotros o sin nosotros y dependerá de la capacidad de los argentinos su defensa”.

La situación actual ubica al gobierno atado a la suerte de los vaivenes de la política internacional que impone el Imperio, que viene perdiendo batallas en todos el mundo, que encuentra límites donde antes tenía alfombras, desde Europa al Oriente Lejano, los países sacuden el yugo imperial imponiendo monedas como el yuan, resistiendo invasiones como Siria y Afganistán, impidiendo nuevas fragmentaciones con “estados mercenarios”, que ponen al mundo al borde de una guerra mundial, como denuncia Francisco. En ese barco, el gobierno neoliberal está poniendo a la Argentina en riesgo y al pueblo en venta.

Sólo puede esgrimir el pasado culpable, como excusa de sus supuestos fracasos de anuncios, siempre mentirosos, que sólo el ocultamiento mediático puede disimular por poco tiempo. De ahí que necesite intimidar, acorralar, reprimir para lograr sus decisiones, que antes obtenía a fuerza de carpetazos y dádivas distribuidas a doquier, pero que a partir de las elecciones de medio término, que creyeron victoriosas, cuando el 60% del pueblo le dio las espaldas, debieron aumentar la presión legislativa, obteniendo como respuesta una explosión popular, defendiendo derechos que pretenden ser conculcados.

Entonces con las experiencias vividas, al borde de futuros fracasos, el gobierno recurre a instrumentos anticonstitucionales para evadir el debate parlamentario. Debe hacer los deberes a cualquier precio, para los cual aumenta la presión del Partido Judicial, cada día más reacio a sus órdenes, a la represión del conflicto social, a los despidos compulsivos e ilegales, a defender las metas de inflación por encima de las necesidades del pueblo, atacando al mismo tiempo a toda la oposición, incluso al Papa Francisco que intenta invisibilizar dada su denuncia permanente al capitalismo salvaje que hoy domina la Argentina y los gobiernos coloniales de América Latina.

Siente el gobierno, que debe demostrar su “lealtad” a los Mercados en cada paso, debe alinearse con los planes expansivos del Imperio, debe armarse para supuestas incursiones en otros territorios acompañando la locura guerrerista de EEUU y proveerse de armas represivas para garantizar el cuadro social emergente de sus decisiones. Pero el Movimiento Nacional tiene larga experiencia en la lucha contra los poderes establecidos, su únicas armas son la verdad y el pueblo organizado, sus tres banderas incólumes y su compromiso con la Patria Grande, que fragmentada desde el siglo XlX, fue reconstruida y afianzada en la conciencia colectiva de los pueblos por esos gigantes: Lula, Néstor y Chávez, que incorporaron la Argentina al mundo Multipolar sacudiendo la dependencia económica y política.

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