El asesinato de Rafael Nahuel: sin pólvora en sus manos y murió por la bala de un prefecto a quemarropa.


A contramano de la operación de Clarín, los peritajes balísticos y de registro de pólvora por la muerte del joven barilochense a causa de un disparo por la espalda, sostienen que la bala 9 milímetros que lo asesinó corresponde al arma usada por un agente ya identificado de la fuerza que comanda Bullrich, y que no hay rastros de explosivo en las manos de la víctima. 

Los detalles:


A casi cuatro meses del 25 de noviembre, cuando Rafael Nahuel fue asesinado por un disparo por la espalda, se conoce , a travès de dos peritajes fundamentales que dejan claramente expuesto que se trata de un caso de gatillo fácil bajo el paraguas protector de la "nueva doctrina" de Patricia Bullrich: la bala 9 milímetros que terminó con la vida del joven mapuche corresponde a un arma utilizada por un prefecto, quien ya está identificado, y no se hallaron rastros de explosivo en las manos de la víctima.



Fuentes "con acceso al expediente" señalaron que los peritajes balísticos y de registro de pólvora ordenados por el juez Gustavo Vilanueva indican ambas novedades respecto de la investigación. 

Se  reveló que el informe del Centro Atómico Bariloche (CAB) descartó que el joven asesinado por efectivos de Prefectura haya disparado o estuviese armado. De la muestra correspondiente al joven mapuche asesinado se analizaron 4163 partículas y ninguna arrojó como resultado la presencia de los tres elementos constitutivos de la pólvora (bario, plomo y antimonio).

Según consta en el expediente, recogió casquillos de las balas 9 milímetros disparadas por los Albatros.

Del estudio surge que la bala extraída del cuerpo del joven barilochense es compatible con una de las armas inspeccionadas por los peritos oficiales Roberto Nigris y Karina Uribe y la perita de la querella, Silvia Bufalini. Por eso las fuentes sostienen que es un hecho la identificación de cuál de los ocho prefectos involucrados en el operativo fue el autor del disparo.

Luego de la inspección sobre el terreno que encabezó Villanueva el 7 de diciembre pasado en la que se halló una gran cantidad de municiones coincidentes con las utilizadas por los albatros y de estos nuevos resultados, quedó aún más descartada la versión que había dado el Gobierno nacional de que un reducido grupo de prefectos se vio sorprendido y acorralado por más de veinte mapuches que bajaron de la montaña disparando armamento de grueso calibre.

Según el Ministerio de Seguridad que conduce Bullrich, los proyectiles de los mapuches habían provocado que fueran arrancados árboles de cuajo y, según la vicepresidenta Gabriela Michetti, los supuestos atacantes tiraron “con todo”, desde poderosos explosivos hasta lanzas y boleadoras.

Bufalini declaró que la versión oficial resultó incompatible con la escena porque no hubo rastros de fuertes explosiones en la flora del bosque de Villa Mascardi ni fueron levantadas otras vainas que no fueran las de Prefectura. Se supone que es imposible que alguien hubiera limpiado la escena con tanta meticulosidad como para sólo dejar los restos de balas de la fuerza pública, algunos de ellos, bajo tierra, como fueron hallados.

Para Bullrich, sin embargo, los prefectos debían estar fuera de sospecha, porque, según argumentó, encararon una "acción legítima, enmarcada en la ley frente a la acción violenta, ilegal e inaceptable para la democracia de un país que quiere vivir en paz".

El diario Clarín indicó el 8 de febrero que el microscopio del Instituto Balseiro habría detectado restos de pólvora en las manos del fallecido Nahuel, versión desmentida de inmediato por las autoridades de ese centro científico. 


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