El menor, que se encontraba junto a familiares e integrantes de la comunidad Mapuche contó que, luego de llevárselo a la fuerza, los agentes le "apretaban las esposas" y le decían "indio maricón”. "Veníamos caminando buscando el auto para irnos de vuelta a Neuquén y de repente empezaron a disparar", relató.
Un niño de 14 años fue detenido durante la represión de ayer en Bariloche. Ilegalmente lo llevaron a una comisaría, lo golpearon y esposaron. "Una de las piernas me duele mucho porque me pegaron una patada. Cuando me esposaron me pegaron en el muslo", contó el jóven, quien además aseguró que lo agarraron sin motivo cuando estaba caminando hacia el auto de su familia". Además, relató como tuvo que salir corriendo mientras un uniformado le apuntaba a la cabeza.
En ese sentido relató: "Veníamos caminando
buscando el auto para irnos de vuelta a Neuquén. No estábamos en la
represión. Éramos cuatro varones y dos mujeres. Y de repente empezaron a
disparar. Empezamos a correr para bajar, y mi padrastro me dijo:
'Venite a la vereda porque te la van a dar'.
Me fui para la vereda y de
repente apareció una camioneta llena de policías arriba, con escopetas, y
dos tenían escudos. En ese momento nos gritan a todos: 'Tírense al
piso', y cargaron las escopetas para disparar. Ahí lo perdí a mi
padrastro, no lo vi más.
Venía la policía desde arriba con escudos, y
otros que venían corriendo. Yo empecé a correr. Crucé por arriba del
capot de un auto, y ahí fue que un policía me agarró con la escopeta y
me empezó a gritar que me tire al piso. Yo tenía una mochila a donde
tenía mi pullover y una bombacha de gaucho que andaba trayendo para
vestirme después. No me quise tirar al piso porque sentí que me iban a
agarrar y me iban a pegar".
"Caí al piso y me puso la pata en la espalda. Me pegó una
patada, se me tiró encima, no me dejaba respirar. Me puso el poncho de
lana en la cara. Me estaba apretando la cabeza con las piernas y no me
dejaba respirar. Y yo le decía que me dejara respirar, aunque sea", siguió
el niño, quien explicó que fue en ese momento cuando lo levantaron y lo
esposaron. Además, contó que gritaba “soy menor, soy menor”, pero que
no les importaba. "Quise hacer un forcejeo, para que me bajara la
esposa, y me la tiraron más arriba. Eso me dolía mucho", agregó.
El niño ecplicó además que le dolían las piernas por las patadas que le
habían dado y que no podía moverse, por eso cuando le pidieron que se
corra sóo pudo quedarse en el lugar donde lo tenían esposado, por lo
que, ante la negativa de moverse pasaban y le decían "el indio maricón".
"Me tuvieron ahí hasta las cinco, con las esposas; y después ya no me
podían tener más en la comisaría y me llevaron a un hogar (NdR: el
Centro de Atención Integral para Niños y Adolescentes). Había cuatro
policías ahí. Como si yo fuese un criminal".
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