Subsidios: el salario indirecto que Macri les quitó a los argentinos.

La política de subsidios del gobierno de Cristina Kirchner fue uno de los ejes centrales del crecimiento individual de todos los argentinos. defendiendo esa política, defendieron un salario indirecto a los trabajadores que permitía dinamizar la demanda y así la economía, desde la oposición de ese momento, apuntaban en contra de esa política con el único objetivo de beneficiar a la corporativas.

La llegada de Macri a la Casa Rosada marcó un cambio radical en esta política. El gobierno de Cambiemos apuntó de manera directa contra la línea de flotación de los subsidios.

¿Cuáles fueron las consecuencias de esta decisión?

La principal y más inmediata fue la desbandada de las tarifas de los servicios públicos. Desde el inicio del gobierno de Cambiemos el gas aumentó más del 1.300%, el agua un 1.000% y la luz más de 1.500%.

Ello impactó de manera directa en el poder adquisitivo del salario que no le pudo seguir el ritmo a la inflación.

Por otro lado el peso de los subsidios en el presupuesto nacional cayó, no así el déficit fiscal y se "sinceraron", tal como propugnaba el macrismo, los costos de la energía. "Pagar lo que vale", repiten en la Casa Rosada como un mantra. Sabiendo fehacientemente que es una gran mentira.

Fue en este sentido que el director del Observatorio de la Energía, Tecnología e Infraestructura para el Desarrollo (OETEC) Federico Bernal destacó días atrás el valor de los subsidios como salario indirecto.

"Cuando se analiza el rol de los subsidios se debe definir para qué se quieren los subsidios. La política de subsidios del gobierno anterior tuvo un objetivo fundamental, fue una política de salario indirecto a toda la población y de corte antiinflacionaria", dijo Bernal días atrás.

"La política de subsidios también permitió desacoplar los precios de la energía de los precios internacionales que pretendían las empresas" dijo y aseguró que la medida tendía hacia una "igualdad social".

El concepto de salario indirecto deriva de la noción de que, de alguna manera, el subsidio que paga el Estado es una asignación indirecta al trabajador para que no pague de su salario esa porción de la tarifa que es subsidiada.

Es decir que si en un boleta de luz, gas o agua, o en el boleto de transporte público hay un subsidio por 100 pesos (como ejemplo), es una suerte de aumento salarial de 100 pesos que el Estado otorga al trabajador.

De esta manera ese trabajador no tiene que destinar parte de su salario a cubrir esa porción de la boleta, porque la cubre el Estado, y puede utilizar ese dinero para comprar otro bien y, de esta manera, favorecer a otro sector de la economía y aportarle así dinamismo.

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