El ex presidente de Brasil salió a saludar a la multitud que lo custodia en un improvisado escenario en las puertas del sindicato de metalúrgicos de Sao Bernardo Do Campo.
Tras de celebrarse una misa para recordar a su esposa difunda, Marísa Letícia, Lula Da Silva se entregará a la policía.

Ese es el pacto al que llegó luego de cumplirse el plazo que le dio el juez Sergio Moro.

En un improvisado escenario en la puerta del sindicato de metalurgicos donde se encuentra el ex presidente desde el viernes a la madrugada, una multitud lo custodia y acompaña en la celebración de homenaje.

Al lado de Lula se encontraban la ex presidenta Dilma Rousseff, el ex canciller Celso Amorim y el acto fue abierto por el ex secretario general de la presidencia, Gilberto Carvalho, el principal nexo con los movimientos de base de la Iglesia Católica con el Partido de los Trabajadores, con llegada al papa Francisco.



Miles de personas gritaban "Lula Libre", "Lula no se entrega" y "Resistencia" en una misa que contó con cantos populares como "María María" y "O que é, o que è", un clásico samba de Gonzaguinha que hizo famoso Maria Bethania, la hermana de Caetano Veloso.

Antes de iniciar la misa, Lula saludó a la multitud que lo custodia. La celebración estaba prevista para las 9 de la mañana pero comenzó pasadas las 10.30.

El jueves por la tarde, el juez federal Sergio Moro le dio al ex presidente 24 horas para entregarse por lo que tenía tiempo hasta las 17 del viernes. Sin embargo, se mantuvo atrincherado en el sindicato hasta este sábado y pidió a la policía que quería participar de la misa en recuerdo a su esposa y una vez finalizada, se iba a entregar.


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