Caputo dio la orden para levantar la sesión: "Vamos porque igual yo ya estoy muerto"
El ministro le exigió al senador José Mayans que levante la sesión en
medio de los gritos y acusaciones cruzadas entre los miembros de la
comisión bicameral.
Minutos antes un asistente de Caputo le alcanzó un
papelito a la diputada Cerruti con un mensaje que desató el final de la
sesión. Esta maniobra de poca monta y preparada logró, para el asombro de todos, que Caputo zafara del paso fundamental para ser desenmascarado. Esa cuasi ridícula maniobra, tan ridícula como inesperada, le dio el salvoconducto para librarse de la interpelación y posterior pedido de renuncia, como así también, de ser pasible de sendas denuncias penales.
Incongruente es, que la falta de control de las emociones hayan resultado ser el caldo gordo para un personaje como Caputo, acostumbrado a manejos al más fiel estilo de "Nueve Reinas". Por lo tanto, la reacción de la diputada Cerruti, si bien es justa, puede cuestionarse en términos políticos, cuando se trata de enfrentar a sujetos con amplia trayectoria evasiva y evasoria.
Desde la política se puede determinar que "quien se calienta pierde", y esta es la más clara definición de ese axioma, dado a que Caputo se salió con la suya: fue, se presentó, dio un discurso armado que nada tenía que ver con lo que le estaban planteando en la interpelación, y cuando llegó el momento de someterse a los graves cuestionamientos, con un papelito insignificante, dado a la persona justa, elegida de antemano, por supuesto, logro salir del banquillo de los acusados, con rol de ofendido.
La presentación de Luis Caputo terminó en escádalo y en un papelón
protagonizado por el ministro cuando un colaborador suyo le alcanzó un
"papelito" a la diputada de Unidad Ciudadana Gabriela Cerruti.
Rápidamente el funcionario de Macri le exigió al senador José
Mayans levantar la sesión.
"Vamos que yo ya estoy muerto", fue el comentario textual
del ministro de Finanzas después de que Gabriela Cerruti y Agustín Rossi
reclamaron por el papel enviado por Caputo en el que le pedía a la
diputada que "no sea tan mala" ya que tiene hijas de "11 y 13 años".
El papelón de Caputo que terminó practicamente huyendo de su
presentación provocó el rechazo de todos los bloques quienes resaltaron
la falta de respeto del ministro.
Distinto hubiera sido guardar ese papelito, esperar al final y sumar ese agravio a todas las denuncias formuladas, las cuales, por propio peso, conducen a este funcionario fuera del gabinete y llevado a la Justicia en forma definitiva.
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