La oposición aprobó la Emergencia Tarifaria.
Por
37 votos a favor y 30 en contra, el Senado convirtió en ley el proyecto
que retrotrae las tarifas a 2017 y prohíbe su actualización por encima
del índice de variación salarial.
Macri ya la vetó.
Pasadas las tres de la mañana, el Senado le dio un duro golpe
político al Gobierno de Mauricio Macri: aprobó por 37 votos a favor y 30
en contra la ley de Emergencia Tarifaria, que retrotrae los aumentos de
luz, gas y agua a noviembre de 2017 y prohíbe su actualización por
encima del índice de variación salarial hasta 2019.
El debate, que duró
más de 10 horas, estuvo atravesado por el enojo del oficialismo, que
tildó a la propuesta como “demagógica”, “irracional”, “ilegal” e
“inconstitucional”, mientras desde las distintas bancadas opositoras
advirtieron por el costo social del tarifazo, las dificultades para
pagar los servicios tanto de los usuarios particulares como de las Pymes
y la desigualdad con la que el macrismo le exige a los distintos
sectores que enfrenten el ajuste.
Como hace un tiempo no ocurría, el Senado mantuvo una jornada de
tensión política hasta altas horas de la madrugada. Los momentos más
fuertes se vivieron pasada la medianoche, con los discursos de los jefes
de bloque.
En una larga y picante exposición, la ex presidenta Cristina Kirchner repasó las obras de infraestructura energética
durante su gobierno y retrucó buena parte de los argumentos del
oficialismo. “Que las tarifas se retrotraigan a diciembre y que además
se aplique la variación salarial para decidir los aumentos no me parece
irresponsable, al contrario, en materia de armonía social creo que sería
aconsejable que lo tomen en cuenta”, aseguró CFK y advirtió sobre el
“estado catastrófico de los cinco precios relativos de la economía”: el
dólar, las tarifas, las tasas de interés, los salarios y los bienes y
servicios.
También recordó la actitud de las fuerzas que integran
Cambiemos cuando eran oposición y dejó sin presupuesto al Ejecutivo.
Además, le reprochó en la cara a Gabriela Michetti haberse pronunciado
en contra de los aumentos de tarifas durante la campaña de 2015 y votado
en contra de la estatización de YPF, cuando Macri elogia
permanentemente el yacimiento Vaca Muerta, que de haberse impuesto la
postura del PRO estaría hoy en manos de la española Repsol. “Ya es hora
de que no se le mienta más a la gente”, disparó y completó: “Es mentira
que se eliminaron los subsidios. Ahora son los ciudadanos los que están
subsidiando la rentabilidad de las empresas”.
Si bien se encargó de marcar diferencias con el kirchnerismo al
inicio de su intervención, el senador Miguel Pichetto también le dedicó
un sinnúmero de críticas al manejo económico, social y político de
Cambiemos. El jefe del interbloque Argentina Federal, recordó que en los
último dos años, previo al último tarifazo, el gas tuvo un aumento de
1157 por ciento, la electricidad del 371 por ciento, y el agua un 484
por ciento. “¿Cómo puede ser que el Congreso y el Ejecutivo no puedan
acordar un marco razonable para que la gente pueda pagar los servicios
públicos?”, preguntó y calificó al veto como “un fracaso de la
política”. Sobre el final, tras renovar sus críticas al consultor Jaime
Durán Barba, a la “mala praxis” del Banco Central y a la política de
endeudamiento, llamó a desdramatizar la situación. “Hagan lo que tengan
que hacer y háganse cargo. Este un mensaje del Congreso, este es un
camino que no cierra”, remató.
La defensa del oficialismo corrió por cuenta del radical Luis
Naidenoff. “Vamos a hacer lo que corresponde, la irresponsabilidad de
este proyecto de privilegiar una vez más al AMBA y que todo el interior
termine condenado a pagar mucha más tarifa no lo vamos a aprobar”,
aseguró el jefe del interbloque oficialista, quien le reprochó a la
oposición más cercana al Gobierno no haberlos acompañado: “no es en las
buenas, es en las difíciles en donde hay un punto de inflexión para
demostrar la responsabilidad y la convicción para construir un camino de
alternativa”.
Tras semanas de intensas negociaciones, acusaciones cruzadas,
presiones a legisladores y gobernadores, Cambiemos sufrió una derrota en
el peor momento de su gestión. Una amplia mayoría del interbloque
Argentina Federal (23 sobre 24 integrantes), los 9 del Frente para la
Victoria-PJ y otras bancadas más pequeñas decidieron acompañar la media
sanción de la Cámara de Diputados. Hasta último momento el oficialismo
intentó lograr que distintos senadores de la oposición cambiaran de
postura o bien se retiraran al momento de votar. Incluso en horas de la
tarde circuló la versión sobre una posible maniobra para enviar de
vuelta el proyecto a Diputados: un grupo de senadores del peronismo
podía darse vuelta y votar en contra un par de artículos durante el
tratamiento en particular. Finalmente no ocurrió. Por la noche, el
puntano Adolfo Rodríguez Saá se volvió sorpresivamente a su provincia,
dejando un voto menos para la aprobación. La peronista sanjuanina
Cristina López Valverde también se levantó de su banca. La neuquina
Lucila Crexell directamente blanqueó que negoció con Frigerio una
prórroga a la ley de emergencia frutícola (que afecta a su provincia) a
cambio del voto en contra. “Hay un ámbito de negociación, y en mi caso
antepongo los intereses de mi provincia”, reconoció en los pasillos del
Senado.
Los dos senadores misioneros nunca pisaron el Congreso ayer.
Pero pese a los esfuerzos y la presión, la oposición todavía tenía
pasada la medianoche un margen para garantizarse el triunfo. El
sindicalista de los trabajadores petroleros, Guillermo Pereyra, que
anteayer había participado de una reunión en Casa Rosada y se contaba
como un voto negativo, expresó sus diferencias con el proyecto de
Diputados pero le reprochó al macrismo no haber negociado una
alternativa real, por lo que cambió su posición.
“Si no ponemos límite a esto, si el Gobierno no advierte esto y
quiere hacer lo que le piden sus amigos, esto no va a terminar bien”,
advirtió el peronista José Mayans, el primero en hacer uso de la
palabra. El senador formoseño fue lapidario con los problemas de
política económica del macrismo y puso el énfasis en las ganancias de
las empresas energéticas a partir del tarifazo y la dolarización de los
precios. Por ejemplo, detalló que Edenor tuvo ganancias por 688 millones
de pesos el año pasado y que este año, sólo en el primer trimestre, ya
obtuvo 1450 millones. Agregó que la generadora Central Puerto el año
pasado tuvo utilidades por 3493 millones, mientras que el primer
trimestre ya acumuló 7500 millones. Por último, dijo que Transportadora
de Gas del Sur pasó de ganar 3493 millones en todo 2017 a sumar sólo en
el primer trimestre de 2018 unos 1734 millones. “No escuchan nada, nos
llaman al diálogo y nos quieren imponer un plan económico que ya
fracasó. Si no hay reflexión, vienen tiempos peores… Con tasas al 40 por
ciento, ¿qué país puede funcionar con esas tasas?”, insistió el
senador.
El primero en responder fue el senador Esteban Bullrich, cuya mejor
defensa del tarifazo fue el ataque a la política energética del
kirchnerismo. “Este proyecto es irresponsable, es demagógico. Es
inconstitucional porque interviene en facultades propias de la nación y
las provincias”, aseguró el senador bonaerense, quien advirtió que el
proyecto de Diputados mantiene los beneficios para la ciudad y la
provincia de Buenos Aires, en perjuicio de las provincias del interior
que pagan tarifas mucho más altas. “Esto no es una solución, y lo saben.
Lo reconocen pero le quieren mandar un mensaje al Ejecutivo. El mensaje
el Ejecutivo lo escuchó, si no, no habría otro proyecto. Pongamos a la
Patria por delante. Es posible que lleguemos a un acuerdo y discutamos
un proyecto razonable”, concluyó, buscando un tono conciliador
contradictorio con la acusación de “inmoral” y “demencial” a la política
tarifaria del anterior gobierno.
Desde el FpV-PJ, la mendocina Anabel Fernández Sagasti aseguró que
“la política energética de Macri es una estafa nacional” porque
“transfiere millones de pesos del bolsillo de los ciudadanos a un grupo
de empresarios amigos del poder”. La senadora aseguró que la política de
subsidios de Argentina sobre el gas y la luz está “por debajo del
promedio internacional de los países desarrollados”. Además, advirtió
que, según el ente regulador del sector, “la cantidad de usuarios
afectados por cortes de luz entre diciembre de 2016 y 2007 aumentaron un
60 por ciento”. “Queremos una política tarifaria con rostro humano,
donde la energía no sea una mercancía, sino más bien una herramienta de
desarrollo para el país”, agregó su compañera de bancada, la santafesina
Marilin Sacnun.
El único senador del Bloque Justicialista que anunció en los días
previos su rechazo al proyecto se llamó a silencio en el recinto.
Rodolfo Urtubey no integró la lista de 52 senadores que pidieron la
palabra. Tampoco hizo declaraciones mediáticas. Su postura quedó en
soledad, pese a que la semana pasada el dictamen había contado con tres
firmas más en disidencia.
El cordobés Carlos Caserio, hombre del gobernador Juan Schiaretti,
lanzó una importante advertencia a Cambiemos. Primero reflejó el
malestar que les provocó el discurso de Macri del lunes: “El discurso
del presidente, que fue hasta agraviante con nosotros, y si encima nos
amenazan con el veto eso inclinó nuestro pensamiento”, dijo y remató:
“Les pido que no rompamos todo. Estuvieron hasta último momento tratando
de lograr que hoy no votemos esto. Si para ustedes eso es la política,
bárbaro, pero no jueguen con fuego porque nos necesitamos todos”.
La radical Silvia Elías de Pérez, una de las más firmes defensoras
del Gobierno en el Senado, también arremetió contra la gestión anterior.
“Haber tenido congelamiento tarifario con subsidios indiscriminados y
cruzados causaron la verdadera emergencia”, aseguró, para ensayar luego
una mirada positiva: “Argentina tiene futuro, vamos por el camino
correcto”.
En
este contexto de conflicto, incluso con la oposición más cercana al
gobierno, Macri se enfrenta ahora a otro veto. El anterior a este había sido cuando se aprobó la ley antidespidos,
que impedía las desvinculaciones por un año e imponía una doble
indemnización.
Ahora se le viene el Paro Nacional, ahora se le viene la noche a Macri.
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