Defensa personal para mujeres: tips para protegerse de robos.

Particularidades físicas, la baja probabilidad de una reacción violenta, una mayor tendencia a la distracción y el movese con chicos a cargo son los principales factores que contribuyen a dar vulnerabilidad y dejar expuestas a mujeres a vivir situaciones violentas en la calle.

Las mujeres, coinciden todos los especialistas, son quienes sufren más robos y arrebatos. Luz Aquilante, experta internacional en género e integrante del Consejo de la Mujer de Córdoba, afirma que está probado que en la Argentina y en otros países las mujeres realizan más desplazamientos urbanos que los varones (ir a trabajar, llevar a los chicos al colegio o tareas extraescolares, y realizar compras, entre otras), por lo que esos movimientos más frecuentes que hacen en la calle las convierten en las principales potenciales víctimas.


"El primer corazón del cuerpo es la cabeza, y el segundo, los pies. Lo que va a salvar la vida es moverse, siempre"


¿Cómo protegese entonces, cuando incluso con policías en la vía pública no alcanza?  diferentes profesores de artes marciales que capacitan en defensa personal,  plantearon distintos consejos para reducir al agresor -siempre y cuando no esté armado- sin necesidad de ser salir al choque a pelear con el ladrón ni exponer un combate en plena vía pública.

"El agresor busca a la víctima ideal, ¿y quién es esa víctima ideal? Es aquella que está mirando para cualquier lado, caminando desatenta, con el celular en la mano, escuchando música o simplemente 'en otra'. Por eso es vital estar 'despierto' cuando se sale de la casa: saber dónde estoy, cómo estoy, con quién estoy, qué tengo", explica Abrahin López, profesor de Wing Chun en el club Wellness Gym Center.

La clave es entender que el atacante busca un objeto y lo más importante es el mensaje que le transmitimos a ese agresor: si les mostramos debilidad y miedo, tomarán lo que creen que les pertenece.

"Podes ser una bestia, pero si no te sentís bien, seguro y no se lo transmitís a la persona que tenés adelante, no sirve para nada", subraya López y completa: "Ellos ven la posibilidad y las mujeres tienen que dejar de ser esa posibilidad, esa potencial víctima".

Eso no quiere decir, aclara, que haya que mostrarle provocación. "Jamás debemos mostrarles una mirada desafiante. Si les hablan, hablarle en el mismo tono y mirarlo pero nunca ser mas agresivo que el otro, se trata de una mediación, donde el miedo tiene que aparentar no existir".

El "punga" como se lo conoce en la jerga tiene un modus operandi siempre idéntico: se te acerca despacio, te mira, luego te habla, te toca un hombro y tras ello te ataca. "Si me preguntan la hora y yo estoy desconfiado, le respondo y me voy rápido, el delincuente me va a seguir porque detectó que tengo miedo, por lo que jamás hay que salir corriendo", aconseja por su parte Ramón Salguero, del Centro de Difusión de Aikido.

Los especialistas dicen que las mejores armas con las que disponemos las mujeres son naturales y las llevamos encima. Se trata de las manos, los pies, la cabeza y la cadera. "El primer corazón del cuerpo es la cabeza, y el segundo, los pies. Lo que nos va a salvar la vida es movernos, siempre", sentencia Leila Kattler, referente en Bujinkan, Budo y Taijutsu.

En los robos al boleo, si el atacante está armado, siempre muestra el arma, sea cual fuere. Y la muestra sacándola de forma muy visible o arrimándola al cuerpo de sus víctimas. La apoya sobre nuestra caderas o piernas para que la sintamos o bien la muestra levemente. Si no lo hace, es porque no tiene ningún arma, ya sea de fuego o navaja.

En el caso de que esté armado, los especialistas en defensa personal son contundentes y coinciden en afirmar que lo que está en riesgo es nuestra vida por lo que nuestra respuesta ante esos ataques tiene que ser "cero reacción" y "nunca el héroe". "Si quiere llevarme al cajero, vamos, no me opongo. Lo mismo si me quiere llevar a mi casa. Ahí entra ademas en juego la vida de mi familia. jamás me opongo", subrayan.

A continuación, los tips de los expertos para saber cómo reaccionar y actuar ante arrebatos comunes (sin armas) en espacios públicos.

Ataques en un ascensor

"Si estoy en un ascensor con un hombre que no conozco, que jamás lo vi en el edificio y desconfío de esa persona, lo primero que tengo que hacer es hablarle de cualquier cosa y mirarlo siempre a la cara. Jamás agachar la cabeza. Tengo que tener miedo y aceptarlo, pero nunca demostrarlo al agresor".

Robos en la calle sin nadie a mi alrededor

"Si estoy sola en la calle y se me acerca un hombre; cuando viene hacia mí debo pararme firme frente a él, e ir inmediatamente hacia adelante con mis brazos cruzados y altos a la altura de la cara del agresor, y le pego un cachetazo intenso pero sin golpear en la cara con todo mi cuerpo, así lo desequilibro, lo volteó y grito! Luego, salgo rápido".

"Lo fundamental es la actitud al hacer el golpe. Es importante estar atento por donde andamos, para saber hacia dónde correr y a quién pedir ayuda. La gente no se mete por más que te vean que te están robando porque tiene miedo, entonces hay que pedir ayuda siempre. Para eso es vital gritar".

Robos en la calle con personas cerca mío

"Si cuando se me acerca el hombre tengo al lado mío a otras personas, una gran técnica es rápidamente hablarle a esa otra persona e incluirla en la película. Por ejemplo, diciéndole: ¡te hago una pregunta! ahí ya se le cambia el juego al el ladrón".

"Y si salgo de la escena, y el delincuente me sigue, empiezo a tocar timbre a todas las casas".

Ahora bien, si se te acercan y empiezan a tocarte el brazo o el hombro, porque es una actitud típica del accionar de estos agresores, hay que hacer lo mismo que él: agarrarlo igual y sorprenderlo al preguntarle muy tranquilo: ¿necesitas algo? tranquilo, me planto y marco una distancia".

"Hay que cambiarle la idea, buscar la conexión con las personas y nunca ir al choque, mediar y apaciguarlo".

"Otra posibilidad cuando el ladrón se acerca para robarnos es abrazarlo desde el cuello y llevarlo hacia mí. Es creer o reventar, pero sintiéndose bien uno, confiado y tranquilo, se repela la situación".

El poder de las uñas

"Si me toman del cuello, le agarro el meñique y lo desequilibrio. Automáticamente debo moverme pero siempre agarrándole el dedo más débil, sino va a venir con la otra mano".

Otra opción es clavarle la uña del pulgar en el mentón. Y recordar siempre gritar en pedido de ayuda".

0 Comentarios