Un informe del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda desmenuza la caía de las jubilaciones en medio de la escalada inflacionaria.
Los haberes jubilatorios sufrirán un retroceso de hasta 8,3% en el 2018 respecto a la inflación, con lo que acumulan 32 meses de caída consecutiva, de acuerdo con el informe semanal del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV).
Si bien el Gobierno anunció el tercer incremento jubilatorio del año para septiembre, que será de 6,68 % y un acumulado de 19,2, se estima que la inflación para ese entonces será de al menos 24%.
De este modo el haber mínimo alcanzará los 8.637 pesos, lejos de ser un
dato alentador para el colectivo de más de 7 millones de jubilados, ya
que implica un ajuste que redundará en una baja “real” en sus ingresos.
“Surge como producto de la aplicación de la nueva fórmula de movilidad, a partir de Reforma Previsional sancionada a fines del año pasado”, recordó el informe.
En ese sentido, el texto indica que “el hecho de que se consideren los índices acumulados trimestrales (enero-marzo) con seis meses de retraso, implica una menor velocidad en la captación del impacto inflacionario”.
Además, “la incorporación del 30% de variación del RIPTE,
dentro de la fórmula: en un contexto en el cual los salarios en general
(y también en el segmento registrado) se mueven por debajo de la
inflación, esta composición de la fórmula genera una movilidad aún
interior a otra hipotética que sólo incorpore el efecto del IPC”.
También está “la eliminación de la recaudación, como parámetro explícito en el cálculo de la fórmula: en
una economía donde se producen crecimientos asimétricos entre los
segmentos registrados e informales, la ligazón de movilidad con la
recaudación podría redundar en ajustes mayores en los haberes,
aún en períodos de recesión”. Monetizando el deterioro en los haberes
reales, se encuentran pérdidas significativas: sólo en este año, quienes
cobran la mínima se estima que perderán más de $4.900 por ajustes por
debajo de la inflación.
En este sentido, el estudio universitario remarca el impacto adverso que
este panorama tendrá en el mercado interno ya que este ingreso es
“sumamente dinamizador por el estrato socioeconómico de los perceptores y
van rápidamente a consumo, reactivando la demanda”.
“Si a esto se adiciona el mayor crecimiento de precios que estos sectores sufren sobre los productos que más consumen
(servicios públicos, alimentos y medicamentos), la situación es de un
dramatismo notorio. El hecho de que el haber mínimo cada vez esté más
cerca de ser superado por la línea de la pobreza (sin considerar otros
integrantes de la familia), es sintomático del grado de deterioro en la
calidad de vida del universo de adultos mayores”, subraya.
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