El
mercado está siempre ávido de señales para interpretar qué se viene en
la economía del país y determinar si vale o no la apuesta a ese futuro.
Existen muchos indicadores y termómetros a los que son adictos los
inversores, entre ellos el más destacado es el riesgo país que refleja
la cotización de la deuda pública y tiene ya incluido la expectativa
favorable o desfavorable para la economía y la política. Hay también
otros indicadores menos técnicos pero probablemente más certeros: los
actos y declaraciones de Macri. Y esta semana
protagonizó tres que sirven para avanzar en el análisis del nuevo modelo
que impulsa: "tranquilos, no pasa nada", dijo en plena
corrida del dólar; fue a festejar el día del empresario nacional con
los dueños y ejecutivos de multinacionales y este viernes recibió en la
casa de Gobierno a empresarios y gobernadores de provincias con centros
de esquí.
"Es una gran oportunidad", marcan los voceros del gobierno la
obsesión, dada la inminente caída, de Macri por impulsar el turismo. Tiene todo un hilo que lo
vincula: depreciar el peso implica reducir los salarios de los
trabajadores argentinos (fundamentalmente salarios, porque el resto de
los precios de la economía acompaña en mayor o menor medida la
cotización del dólar) y abarata el país para que lleguen los turistas, ciudadanos de países desarrollados con monedas fuertes.
Eso marca las intenciones: dejar de lado el entramado industrial que conforman las pymes
en todo el país para reemplazar su producción con importaciones y que
solo subsistan las grandes empresas que explotan recursos naturales o de
servicios no transables como la provisión de energía en los domicilios
que realizan las empresas del club presidencial.
El desarrollo de
los centros de esquí que tanto entusiasman a Macri necesita de
inversiones. Los dueños ya anticiparon el monto que destinarán: 8
millones de dólares hasta 2030. Para acompañar semejante esfuerzo, el Gobierno les prometió tasa cero para que importen los bienes de capital
(como las telesillas o teleféricos) y que los abonos de los turistas
pagarán la mitad de la tasa de IVA que tributan el común de los
argentinos.
El mismo día del empresario que celebró Macr, como segundo, ya que Magnetto fue quien encabezó el evento con los
socios de la Asociación de empresarios Argentinos, se conocía la
decisión del cierre de la planta modelo de producción de calzado.
Una fábrica montada en Esteban Echeverría con la última tecnología y
una inversión de 150 millones de dólares que llegó a emplear a 750 trabajadores y
que dejó de producir por la decisión de una multinacional, de abastecerse con importaciones.
Cierra
una planta productiva, que abonaba salarios y cargas sociales de
convenio, que sustituían importaciones pagadas con los dólares escasos
de la economía, mientras Macri pregona más mentiras relacionadas con la gran
oportunidad que genera la Argentina barata, la de liquidación, que tiene
entre sus grandes proyectos de inversión traer del exterior telesillas
con una inversión de u$s8 millones en los próximos doce años. El índice
de riesgo país es un buen termómetro para las apuestas especulativas.
Los actos y declaraciones de Macri son, en cambio, la expresión del proyecto de país que no va a revalidar dentro de un año en las urnas.
Ahora bien, esto pasa con la Industria Nacional:
La industria se desplomó -5,2% en junio respecto de mayo y -8,4% en la comparación con el mismo mes de 2017,
según los datos elaborados por la Unión Industrial Argentina. En junio
empezó a pegar la crisis cambiaria que arrancó en abril y se profundizó
en mayo y retomó fuerza la semana pasada.
Todavía no hay datos
de lo que pasó en la industria, ni en el resto de la actividad, el mes
pasado, pero todo indica que fue peor que junio y cada vez más lejos de
los números de 2017. y que terminaron
abruptamente el día de las elecciones legislativas para dar paso a una
profundización de un modelo neoliberal en lo económico y cercano a lo
represivo en lo político.
El empleo registrado en el sector
manufacturero presentó en mayo 2018 (el último dato disponible) caída
mensual de 0,3% con respecto al mes anterior, lo que representa la
destrucción de 3.379 puestos de trabajo siendo el sexto mes consecutivo
de caída intermensual. En la industria, se
registraron 21.255 trabajadores formales menos que en el mismo mes del
año pasado y 54.422 puestos menos que en mayo de 2016 (-4,4%).
En los números globales de empleo, todavía hay creación neta de puestos
de trabajo, aunque por debajo del crecimiento de la población
económicamente activa lo que se refleja en el incremento de la
desocupación y subocupación (el último dato del INDEC reveló 9,1% de
desocupación y 9,8% de subocupación) pero con una característica: se
destruye empleo de calidad (mejor remuneración y aportes sociales) y se
lo reemplaza por empleo de baja calidad (menor pago en los servicios o
monotributistas que esconden relación laboral).
En
el Palacio de Hacienda apuestan a que la actividad agropecuaria muestre
un repunte en el último trimestre y permita cerrar los números del año
con un crecimiento de la economía, algo que es puesto en duda por el
consenso de los economistas.
Lejos de la preocupación por los
trabajadores y las familias, el problema de Hacienda es encajar los
números en el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. A esta
altura, ya parece inevitable que tengan que pedir el primer "waiver", un perdón por el desvío de las metas.
En el acuerdo se estableció un escenario positivo con crecimiento de
0,4%, inflación de 27% y reservas internacionales en u$s65.500 millones.
Ya hay dudas de alcanzar el piso fijado en el escenario adverso:
recesión de 1,7%, inflación de 31,7% y piso de reservas internacionales
de u$s 54.300 millones. Pero el equipo de Nicolás Dujovne en Hacienda no
pierde las esperanzas: cada día toma una nueva medida de ajuste que
aleja más la reactivación y profundiza el drama social. Y Luis Caputo en
el BCRA encontró una alternativa para conseguir dólares: pedirle
prestado a China, parece que no fueron muy ingeniosos en la búsqueda de
recursos.
Todo este panorama determina que la voracidad de Macri y su "equipo" por terminar de saquear todo recurso nacional, lo intente compensar con "turismo", al igual que cualquier isla del Caribe que tiene una dimensión de 20 kilómetros2 y ningún recurso ni riqueza natural para industrializar, por lo tanto es claro que pretende convertir a la Argentina en una republiqueta bananera.
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