Paralizadas desde hace tres semanas, las universidades llevaron el 
conflicto a la Plaza. El lunes habrá una nueva reunión y ya hay una 
marcha federal convocada para el jueves. Desde el oficialismo, como es su costumbre, buscaron 
desvirtuar el reclamo.
Ayer, durante todo el día, la Plaza de Mayo se convirtió en una enorme 
aula a cielo abierto. Más de 70 cátedras de la Universidad de Buenos 
Aires dictaron sus clases frente a la Casa Rosada para visibilizar el 
conflicto presupuestario y salarial que mantiene a las universidades 
nacionales paralizadas desde hace tres semanas. Sin embargo, desde el 
Gobierno buscaron desestimar el reclamo de los docentes y de la 
comunidad educativa difundiendo a través de las redes información que, 
más tarde, fue calificada de “falsa y errónea” por especialistas en el 
tema.
Bajo carpas de colores, frente a pizarrones improvisados, sentados en
 el piso formando rondas y obligados por el frío y la lluvia a 
amontonarse, cientos de estudiantes presenciaron sus clases ayer en 
Plaza de Mayo, coronando así la tercera semana consecutiva de paro 
universitario. 
El presidente de la Federación Universitaria de Buenos 
Aires (FUBA), Julián Asiner, consideró que la jornada “fue realmente un 
éxito porque se logró mantener la actividad a lo largo de toda la tarde,
 a pesar de la lluvia” e indicó que “fue una expresión del crecimiento 
que tiene la lucha universitaria de la UBA, pero como parte del 
movimiento nacional”. Por otro lado, celebró la magnitud del reclamo que
 se evidenció en las movilizaciones que en las últimas semanas se 
realizaron en Córdoba, Rosario, La Rioja y La Plata, entre otras, y en 
la toma de rectorados, asambleas y abrazos simbólicos llevados adelante 
en diferentes localidades de todo el país.
La actividad de ayer, en la que se dictaron más de cien clases 
públicas y que fue convocada por la Asociación Gremial Docente AGD-UBA y
 la FUBA, surgió en el marco de la protesta nacional que encabezan todos
 los gremios docentes (Conadu Histórica, Fedun y Conadu) en rechazo al 
aumento salarial del 15 por ciento en cuotas ofrecido por el Gobierno 
nacional. Los profesores exigen que la suba sea de entre el 25 y el 30 
por ciento, en línea con los aumentos y la inflación en curso. 
No obstante, los referentes sindicales y todos los miembros de la 
comunidad educativa insisten en remarcar que el conflicto excede lo 
salarial porque existe, además, un ajuste presupuestario de 3000 
millones de pesos anunciado por la Secretaría de Políticas 
Universitarias a principio de ciclo lectivo, que está acompañado por la 
paralización de obras de infraestructura y el retraso de las partidas 
para pagar gastos de funcionamiento. 
En ese sentido, el secretario general de Conadu Histórica Luis 
Tiscornia, durante la marcha de antorchas hacia el Ministerio de 
Educación que se realizó el jueves último, señalaba a este diario que 
“hay efectivamente una política de agresión y de ataque hacia la 
educación pública y la universidad pública”, frente a la cual se 
conformó “un movimiento nacional en defensa, que incluye el reclamo 
salarial porque lo que originalmente tenía centralidad en este reclamo 
ha sido tomado por los estudiantes, por el conjunto de la comunidad 
universitaria e, incluso, por órganos de cogobierno”. 
El conflicto, lejos de llegar a su fin, escala rápido y se espera que
 la próxima semana alcance su punto más álgido. El Gobierno convocó a 
una nueva reunión para este lunes –tras la última realizada el 13 de 
agosto en la que ofreció un 10,8 por ciento– y los gremios aún 
desconocen la propuesta que las autoridades llevarán a la mesa de 
negociación. 
Sin embargo, intuyen que la nueva oferta salarial rondará 
el 20 por ciento en cuotas, en un intento “desesperado” por desactivar 
el conflicto, que incluirá tomas simultáneas de facultades y una vigilia
 el próximo miércoles, y evitar la “gran marcha nacional” convocada para
 el jueves 30, en la que docentes de todo el país se movilizarán desde 
el Congreso hacia el Palacio Sarmiento, sede de la cartera educativa a 
cargo de Alejandro Finocchiaro.

 

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