El “crawling peg” es una devaluación progresiva de la moneda por el Banco Central. La idea es que la devaluación está predeterminada y la tasa de cambio es conocida con anterioridad.
En rigor, consiste
en una serie de devaluaciones progresivas que tratan de ubicarse por
encima de la inflación, pero siempre evitando dar saltos bruscos en el
valor de la divisa. Bajo este esquema, el tipo de cambio se va moviendo de acuerdo a una pauta que fije la entidad monetaria, o sea, ir al abismo de manera programada.
En el FMI sostienen que el "crawling peg" puede ser establecido de manera prospectiva
(con un ajuste atado a un tipo fijo preanunciado y/o de la inflación
proyectada). Como se dijo, de esta forma se permite una progresiva
devaluación de la divisa con un efecto menos traumático en la
economía.
Según
sostienen en el mercado, el nivel del dólar parece suficiente para
equilibrar los flujos externos y para que las reservas alcancen como
back up para la base monetaria. La idea es que con sólo mantener la
devaluación en línea con la inflación, podría estabilizarse el mercado cambiario sin perder competitividad y dando señales claras para la fijación de precios, los cuales hoy no existen.
Por
supuesto existen varios talones de Aquiles, pero quizás el principal es
cómo hacer para que los exportadores no retengan su liquidación bajo la
expectativa de que, cuanto mayor es la demora, mayor cantidad de pesos
van a obtener por esos dólares que van a vender. El resto de las
variables, piensan en el Palacio de Hacienda, deberían ir cediendo: tasa
de interés, déficit fiscal, gasto público e inflación.
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