Boca se sentía obligado a ganar de local, se puso dos veces en ventaja y tuvo una chance extraordinaria sobre el final, pero no pudo conseguir su objetivo. Y su rival, que jugó en muy buen nivel en gran parte del primer tiempo, ahora va de banca.

Boca tenía que ganar en la Bombonera y no ganó. River tenía que sacar un buen resultado y lo sacó. 

Esa es la conclusión que resume el 2-2 final y que de algún modo presagia lo que puede ocurrir en la revancha. Es cierto que esta historia tiene todavía un final abierto, pero todos saben, empezando por los jugadores, que el equipo que dirige en directo o a control remoto Gallardo quedó mucho mejor parado para lo que se viene. Si los futbolistas de River no se dejaron envolver por el clima y lograron ser protagonistas en un terreno poco favorable, seguramente incrementarán su confianza cuando jueguen en su propia cancha.

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