Tras el G20, Macri volvió la realidad: en octubre se volvieron a derrumbar la industria y la construcción.
Según informó el INDEC, tanto la actividad fabril como las
edificaciones presentaron abruptas caídas cercanas al 7%. El acumulado
industrial en lo que va de 2018 arrojó una desplome de 2,5%, que expone
que la racha de 6 meses negativos que arrastra el Gobierno es reflejo de
un fuerte recorte en demanda interna y una profunda crisis en el
consumo.
A pesar de la augurosa venta del G20 como un "éxito" argentino hacia el mundo enarbolada por Macri, pasaron ya 48 horas de la cumbre de Buenos Aires y volvió
la realidad que confirma la fuerte recesión que transita la
Argentina: en octubre se volvieron a derrumbar la industria y la
construcción.
El Estimador Mensual Industrial (EMI) del INDEC se desplomó un 6,8% interanual en octubre. Por su parte, el acumulado anual respecto del mismo período del año previo arrojó una caída de 2,5% en el décimo mes del año, según informó el organismo estadístico oficial.
Los analistas apuntan a la racha de 6 meses negativos que confirma el
dato de octubre como un reflejo del recorte en demanda interna y una
crisis más profunda en el consumo. Esta vez, los rubros que mostraron
las bajas más importantes incluyeron la producción de fibras sintéticas y
artificiales por 46,6%; tejido por 25,3%; y azúcar y productos de
confitería por 22,7 por ciento.
La industria automotriz fue uno de los rubros para el cual las
expectativas cambiaron profundamente luego que las primeras turbulencias
cambiarias se trasladaran a la macroeconomía. En octubre, la caída fue
de 10,8%, y si bien el acumulado anual continúa siendo positivo (7,9%),
la desaceleración respecto de las proyecciones luego del primer
trimestre es notable.
Por su parte, la actividad de la construcción cayó en octubre un
6,4% con relación a igual período de 2017 y se contrajo un 3,7% en la
comparación con el mes anterior, según el INDEC. Los
Indicadores de Coyuntura de la Actividad de la Construcción (ISAC)
registran una suba del 4,9% acumulada en los diez primeros meses del
año.
Especialistas y hasta la ex canciller de Macri, todos, le bajaron el pulgar a la malograda cumbre del Gobierno.
A pesar del relato según el cual la cumbre tuvo un resultado "exitoso",
la comunidad de negocios e incluso la misma Susana Malcorra lo bocharon sobre el impacto y qué beneficios reales podrían traer los
encuentros de Macri y sus pares en la Rosada, Olivos y Costa
Salguero. "Se está buscando un reflejo que no hay", la fuerte sentencia
de la ex funcionaria de Cambiemos.
Tras el fin de semana de militarización de la Ciudad, el Gobierno salió
de punta con un relato según el cual el primer G20 en un país
sudamericano traerá al país no sólo éxito simbólico y rédito político de
cara a un año electoral como 2019, sino también beneficios económicos
concretos en el corto y mediano plazo. Sin embargo, sólo horas después, tanto
especialistas de la comunidad de negocios e incluso la ex canciller de
Cambiemos, Susana Malcorra, le bajaron el precio a la cumbre y
relativizaron el impacto y el supuesto derrame de inversiones que
podrían llegar a la Argentina producto de los encuentros entre Macri y sus pares.
"Se está buscando un reflejo que no hay", sentenció
Malcorra en un disparo al discurso exitista enarbolado por el Ejecutivo
que supo integrar, sólo horas después de finalizado el G20 en Buenos
Aires, idea que completó al señalar que "no hay resultados inmediatos de una cumbre así para la Argentina", salvo "por los acuerdos bilaterales”.
La experta en relaciones internacionales y diplomática de carrera en la
ONU explicó que "las relaciones entre países dan un marco, pero las que terminan definiendo son las empresas”.
Según Malcorra, presentada al inicio de la administración Cambiemos
como una de las estrellas del Gabinete vendido como "el mejor equipo de
los últimos 50 años", el presidente de los Estados Unidos, Donald "Trump o los europeos dan el marco de respaldo, pero después son las empresas las que deciden las inversiones”.
En esa misma línea, la ex funcionaria reconoció que hubo aspectos, como
por ejemplo la dependencia del Gobierno respecto de los dólares del
Fondo, que Cambiemos hubiera deseado evitar ante el G20: "El
presidente Macri hubiera querido mostrar a la Argentina sin algunas de
las cosas que ha tenido que atravesar, como ir a pedir el apoyo del FMI".
No obstante, la de Malcorra no es la única voz crítica respecto del
discurso del éxito inmediato propuesto por la Casa Rosada. Marcelo Elizondo, titular de la consultora Desarrollo de Negocios Internacionales (DNI), sostuvo que “la reunión salió bien"
y que "sirve para mejorar la reputación del país y generar una mirada
algo más benévola de los inversores", pero que sin embargo "la
realidad pasa por un plano diferente y la Argentina debe resolver las
dudas que hay sobre su financiamiento, algo que se expresa en el riesgo
país".
"Si no baja la inflación, si no se genera previsibilidad más allá del
año y medio que se sostiene con los desembolsos del FMI, por más G20 que
se organice las cosas no se van a corregir”, concluyó.
Otro consultado fue Christian Buteler, analista financiero, que en diálogo con el mismo portal precisó que “el G20 dejó un buen clima para los negocios", pero que "las implicancias directas que pueda tener sobre nuestra economía son muy limitadas".
De hecho, a través de sus redes sociales, el especialista sentenció que creer
que "el acuerdo USA-Chica fue un logro" conseguido por el Gobierno,
como asumen desde Cambiemos y medios oficialistas, significa que "la
palabra soberbia queda chica".
“Desde ahora, volvemos a nuestra realidad con el riesgo país, la tasa de interés, el dólar, las reservas. Hay
que recordar lo que duró en su momento la declaración de la Argentina
como país emergente, el acuerdo con el FMI… Mientras no resolvamos
nuestros problemas de fondo, lo que puede llamarse ‘buen clima’ puede
aligerar un poco las cargas, taparlas por 24 o 48 horas, pero enseguida
vamos a volver a nuestra realidad”, disparó.
En la misma línea, Federico Furiase, director de la
consultora Eco Go, explicó que la cumbre “es una señal que puede
destrabar relaciones bilaterales y crear condiciones para el diálogo,
pero esto no genera una lluvia de inversiones". Y explicó, lapidario: "Las
inversiones llegan cuando cierra la ecuación rentabilidad
esperada/costo del financiamiento y esto todavía no está, sobre todo
teniendo en cuenta el riesgo político de cara al año electoral”.
La imagen del llanto de Macri nos pone en duda, si es porque, con el fin del G20 se le termina el cuento de "la Cenicienta" o si se cumple una regla de la naturaleza con respecto a la fauna, referida a las hienas específicamente, que lloran cuando matan a las presas. Y la entrega de la Argentina, incluye a 44 millones de ciudadanos, que efectivamente son tomados como presas de esa decisión.
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