Los complots inventados sobre un comando asesino. El silencio de EE.UU. y las pruebas que esconde la Justicia.
Un comando inexistente y asesinos inventados.
A lo largo de los cuatro años desde la muerte de Alberto Nisman, que
se cumplen este viernes 18 de enero, se fueron derrumbando todos los mitos que la utilización política construyó alrededor del caso.
Hoy por hoy la causa judicial está en un atolladero porque se busca un
comando inexistente y asesinos inventados sólo para imputar al gobierno
kirchnerista, o a iraníes o venezolanos que nunca nadie vio.
Los mitos
hacen agua por todos lados y habrá que ver si pruebas que hoy ocultan el
fiscal Eduardo Taiano y el juez Julián Ercolini –mensajes de whatsapp y
mails– permiten avanzar en el expediente.
Estos son algunos de los mitos caídos.
1 El disparo no fue en un lugar compatible con un suicidio
Debate terminado hace rato. El disparo fue en la sien, levemente por
arriba y por delante de la oreja derecha. Lugar típico en el que se
disparan los suicidas. Las manos del fiscal exhiben la sangre emanada
como un chorro, lo que prueba que él se disparó. Tomó el arma con ambas
manos, por eso la sangre está tanto en la derecha como la izquierda. En
las pericias que se hicieron se demostró que lo más probable es que haya
accionado la pistola varias veces porque el disparo no salía: el arma
se trabó. En las pruebas falló las primeras siete veces. De manera que
el tiro recién se concretó después de varios intentos, una razón más
para que haya tomado la Bersa con las dos manos, algo que hacen muchos
suicidas.
2 Otra falsedad: La pericia en Salta demostró que Nisman no disparó
Falso. Efectivamente se hizo una pericia en el ministerio público de
Salta que tiene uno de los aparatos más sofisticados para detectar
residuos de disparo. El texto de la conclusión dice “sobre las muestras
analizadas se hallaron partículas consistentes con residuos de disparo,
las que son definidas como aquellas que pueden estar asociadas con la
descarga de un arma, pero también podrían originarse a partir de otras
fuentes no relacionadas con una deflagración”. En una mano se
encontraron 69 partículas consistentes y en la otra 19. O sea, el
estudio dice que hay elementos, pero que no son categóricos. Y a
continuación explica las razones por las que puede dar resultados no
categóricos: las manos estaban llenas de sangre, pasó demasiado tiempo
hasta que se tomó la muestra, la muestra se tomó mal o efectivamente no
disparó. Pero las otras fuentes posibles de las partículas son
imposibles en el caso de Nisman: no estuvo en contacto con fuegos
artificiales ni con pistolas de la construcción que producen partículas
semejantes.
3 Las cámaras de seguridad del edificio no andaban y entonces pudo entrar el supuesto comando
Del total de 101 cámaras que enfocaban a la Torre Boulevar, donde
vivía Nisman, y las zonas comunes, andaban 80 y no funcionaban 21. El
estudio fue realizado por la Dirección de Operaciones Técnicas
Especiales (DOTE) de la Policía Federal. No falta quien desconoce el
expediente y sostiene que, por ejemplo, no andaba la cámara del ascensor
de servicio. Efectivamente funcionó en
forma perfecta . Tratando de forzar todo lo posible una
hipótesis, la Federal señaló que se podía acceder al edificio saltando
la verja, en un momento en que el domo no enfocara hacia ese lado,
llegando luego al edificio y subiendo por la escalera los trece pisos.
Todo muy inverosímil.
4 La puerta de servicio estaba abierta y el comando pudo acceder por ese lado
Es un debate terminado: el departamento estaba cerrado por dentro
como solía cerrarlo Nisman cuando estaba allí. La puerta principal
estaba cerrada con un pasador que no cuenta con llave desde afuera. La
puerta de servicio tenía dos cerraduras. La de arriba, con pasador, pero
con llave, tuvo que ser abierta por la madre de Nisman con llaves que
tenía ella. En la cerradura de abajo hubo que empujar la llave que
estaba puesta del lado de adentro, cosa que hizo un cerrajero. O sea, el
departamento estaba cerrado en los dos únicos accesos reales, ya que no
hubo ingreso por el pasadizo del aire acondicionado. Nadie pudo salir y
dejar el departamento cerrado desde adentro.
5 No hubo pelea porque a Nisman lo maniataron dopándolo con ketamina
Hasta el juez Julián Ercolini desistió de la delirante hipótesis de
la ketamina, armada por la Gendarmería bajo el mando de Patricia
Bullrich. Los profesionales de esta fuerza no pudieron definir ni cuánto
le suministraron Nisman ni, sobre todo, cómo se lo suministraron. No
se detectó pinchazo de una inyección ni forma de dejar al fiscal
indefenso. Esto derriba una de las cuestiones sin solución: en el
departamento no había ni desorden ni rastros de pelea de ningún tipo, de
manera que queda sin explicación cómo el supuesto comando redujo al
fiscal y lo llevó al baño.
6 A Nisman le pegaron una paliza y le fracturaron la nariz
La hipótesis surge de la pericia de la Gendarmería que, curiosamente,
está hecha por solo dos médicos, ninguno con vasta experiencia en
autopsias. En cambio, el Cuerpo Médico Forense y luego la junta médica
compuesta por 14 forenses dictaminó que no existía tal fractura. Un
análisis posterior hecho por forenses del CMF sostiene que la
Gendarmería confundió una foto tomada desde un ángulo en diagonal con
una fractura, algo que no se verifica para nada: no hay marcas ni
hematomas pronunciadas. Por otra parte, no se encontró en todo el
departamento, salvo en el baño, una gota de sangre. O sea que resulta
inconsistente que le hayan pegado una tremenda paliza sin desordenar
nada y sin que cayera sangre. La junta médica, conducida por el CMF, que
realiza 4.000 autopsias por año, redondeó de esta manera su mirada:
“ninguna de las observaciones indican con certeza pericial médico-legal
que se haya tratado de un hecho homicida”.
7 Lo mataron tres hombres dentro del baño
No hay la menor evidencia de semejante hipótesis, entre otras cosas
porque hubo manchas de sangre alrededor de Nisman, lo que indica que la
sangre cayó hacia todos lados sin interferencia. Y, lo fundamental, la
puerta del baño estaba cerrada. No existe prueba de que se haya podido
entrar al baño, matar al fiscal, luego salir, y dejar cerrado desde
afuera. Todo esto sin dejar pisadas, sin que haya quedado una gota de
sangre fuera del baño.
8 El informático Diego Lagomarsino estaba en la escena en el momento del disparo, participó del crimen
Otro debate terminado. Las cámaras exhiben a Lagomarsino saliendo de
Le Parc el sábado a las 20.30 y entrando al edificio donde vive, en
Martínez, a las 21.02. Había llevado la pistola Bersa a lo de Nisman,
como lo testificó el primer día. Nisman, por su parte, chateó con la
periodista de Clarín Natascha Niebieskikwiat hasta las 21.17. Además
mantuvo diálogo con uno de sus custodios, con el periodista de Infobae
Laureano Pérez Izquierdo y con el manager de modelos Leandro Santos.
Todo quedó en su celular. La hipótesis de que Lagomarsino usó un arma a
su propio nombre para participar de un supuesto crimen es descabellada.
Nadie haría semejante cosa. Si se quería simular un suicidio, bastaba
con ponerle a Nisman un arma de origen desconocido en la mano: no se
necesita “un arma amiga”, como señalan el fiscal y el juez. La Bersa del
informático ni siquiera estaba cerca de la mano del fiscal, de manera
que el supuesto comando sofisticado hasta habría omitido ponerle la
Bersa en la mano a Nisman. Nada tiene sentido.
9 El informático no le prestó el arma a Nisman, sino que la entregó a un comando sofisticado que fue el que cometió el supuesto crimen
Nuevamente, nadie entrega una pistola para cometer semejante
asesinato, de repercusión mundial, que terminó en una catástrofe para
Lagomarsino: imputado como partícipe, con una tobillera, perdió su
trabajo en la fiscalía AMIA, le deterioró toda su situación laboral y
social. A esta altura del expediente está probado que el fiscal también
le pidió la pistola a su custodio de máxima confianza, Rubén Benítez, y
que intentó hacerle un pedido a un comisario que estaba en Mar del
Plata. No hay ningún registro de llamadas ni de encuentros entre
Lagomarsino y Benítez que indiquen que pudieron armar la coartada. En
verdad, a Lagomarsino lo estudiaron por todos lados y no le encontraron
hasta ahora ningún elemento que lo pueda vincular con supuestos
cómplices oscuros.
10 ¿Se ocultan pruebas de importancia?
Según el testimonio de Lagomarsino del lunes 19 de enero de 2015, en
la tarde del sábado 17 el fiscal le pidió prestada la pistola
argumentando que necesitaba un arma por si estaba con sus hijas y
alguien lo agredía o patoteaba. Llamó a Lagomarsino y le dijo que lo
fuera a ver. El informático llegó a las 17.20 y se fue a las 17.50. Está
probado que el Lagomarsino se fue desde Le Parc a su casa a buscar el
arma, pero se demoró porque no quería sacar la pistola delante de la
esposa. Entre las 19.11 y las 19.21 hubo 14 mensajes de whatsapp entre
Nisman y Lagomarsino, en los que tal vez el fiscal le preguntó al
informático si encontró el arma en su casa, si ya estaba regresando o
preguntas de esa naturaleza. Si ese es el contenido de los mensajes,
siete de Nisman a Lagomarsino y siete de respuesta, se derrumba la
hipótesis de que Nisman no le pidió el arma prestada a Lagomarsino. Los
mensajes fueron encontrados peritando el celular que el informático
entregó al día siguiente de la muerte del fiscal. Sin embargo, el fiscal
Taiano no entrega copia de esos mensajes. Podría ser una prueba
decisiva y, al menos por ahora, se oculta.
11 ¿Cuando murió Nisman?
La Gendarmería incurre en una de los absurdos más increíbles de la
historia pericial. Señala: “la muerte se debería haber producido
aproximadamente a las 2,46 horas del día domingo 18 de enero de 2015”.
Como se señala en el detallado libro Quién mató a Nisman, de Pablo
Duggan, toda autopsia marca una franja horaria, que es lo que se hace
habitualmente. Nadie se aventura a un horario exacto porque es
científicamente imposible. El punto clave que, además, desmiente ese
horario es que Nisman accedió a su computadora en la mañana del domingo,
a las 7.01, algo que está en sintonía con lo dictaminado por la médica
que revisó el cuerpo en el baño, luego por la autopsia y también por la
junta médica: que el fiscal murió en la mañana del domingo 18 de enero.
12 El comando manejó la computadora de Nisman el domingo a la mañana
La desopilante hipótesis fue sostenida por la acusación porque la
navegación de ese domingo concluyó con un ingreso a una nota sobre el
regreso de la muerte, posteada por Claudio María Domínguez en Infobae,
un indicio sólido de que Nisman se quitó la vida. La pericia informática
dictaminó que la navegación no fue remota sino en la propia computadora
de Nisman, conclusión firmada por todos los peritos. El fiscal leyó largamente una nota de
PáginaI12 a las 7.01.51, o sea siete de la mañana, un minuto, cincuenta y
un segundos, lo que se verificó en el servidor de ese diario. O sea,
supuestamente, el comando se dedicó a navegar en la computadora de
Nisman estando en el departamento de Le Parc, una movida que no se
entendería. En lugar de huir se dedicaron a navegar en la computadora.
Pero las piezas no encajan. Para desbloquear la computadora, los
intrusos debieron poner la contraseña. Y luego hay una navegación en
Instagram, donde Nisman se posó en dos fotografías de una chica con la
que había salido. Para ingresar hubo que poner también la contraseña de
Instagram, además de saber que él había salido con esa modelo. En ningún
momento de la navegación se incurrió en errores, lo que sucede cuando
se intrusa una máquina, y la “cadencia” fue la habitual de Nisman. Está
dicho: su última lectura fue una nota sobre el regreso de la muerte.
13 ¿Se ocultan pruebas? Parte II
En aquella mañana del 18 de enero de 2015, Nisman accedió la página
de ingreso a su casilla de mails, yahoo. Sin embargo, no se pudo
determinar si entró, si leyó mails o incluso si escribió algún mail. El
secreto está en Estados Unidos. Según trascendió, el FBI le dijo a la
fiscalía y al juzgado que no aportaría ningún elemento de importancia
política, no criminal. Pero resulta que todos los mails son de
importancia política y criminal. Lo cierto es que el acceso a esa
información, que habitualmente no tarda más que unos meses, fue
imposible en cuatro años. Estados Unidos -el FBI y la CIA- están muy
interesados en la causa por la muerte de Nisman. Les interesa mantener
el caso como un homicidio y que se apunte a sospechosos –inexistentes–,
por supuesto iraníes-venezolanos.
14 El complot que no cierra
Los voceros oficiosos de la causa judicial ponen el acento en las
comunicaciones del 17 de enero de 2015 entre hombres de la ex SIDE, el
jefe del Ejército César Milani, el jefe de la Bonaerense Hugo Matzkin y
hasta el fiscal Carlos Stornelli. Dice que nunca se cruzaron tantas
llamadas. Las conversaciones no está grabadas de manera que es imposible
reproducirlas y entonces –sin pruebas– dibujan un complot entre todos
ellos. Todas las comunicaciones fueron hechas desde los celulares a
nombre de cada uno de los protagonistas, es decir que no tiene la menor
lógica que armaron un gran complot usando sus propios teléfonos. Pero,
además, todos explican que ese fin de semana había tres temas serios en
danza. Primero, la denuncia de Nisman y si iba a concurrir al Congreso o
no. Segundo, el robo de un misil en el regimiento de Arana, en La
Plata. Y, tercero, jugaban River y Boca, uno el sábado y el otro el
domingo, y estaba el rumor de que se quería colocar un muerto en plena
campaña electoral. Eso motivó -según dicen los protagonistas- las
llamadas entre Jaime Stiuso, su hombre de confianza Alberto Mazzino,
otro jefe de la ex SIDE, Fernando Pocino, el general Milani, el jefe de
la Bonaerense, Milani y el fiscal Stornelli, hombre anti-kirchnerista,
insospechado de participar de semejante complot que, además, quería
resolver un problema surgido con un amigo de su hijo en Pinamar. Ante la
ausencia de pruebas en el expediente, es posible que el fiscal y el
juez se dediquen a especular sobre esta no-prueba.
15 Homenajes, un débil residuo
El viernes próximo estará dedicado a homenajear al fallecido fiscal
en Israel y Buenos Aires. El marco del aniversario es la caída de buena
parte de los mitos y la contundencia de las pruebas que indican que el
fiscal se quitó la vida envuelto en el rechazo inicial a su denuncia, la
posibilidad de su despido de la fiscalía, la pelea familiar y los
sórdidos conflictos personales que enfrentaba. El viernes 16 se encerró
en su departamento, bajó las cortinas y no volvió a salir. Pero, además,
en estos cuatro años aparecieron evidencias de que llevaba una vida
ostentosa, con una fortuna inexplicable, algo que en aquel tiempo solo
notaron los familiares de las víctimas de la AMIA que habían pedido
públicamente su desplazamiento. Los homenajes son un débil residuo de
los primeros tiempos. Hoy se basan simplemente en que siguen utilizando a
Nisman en la geopolítica, contra Irán y “los gobiernos populistas”.
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