Salarios bajos y menos consumo, el plan para el último año de Macri.
La recesión de la economía tiene un origen en que la
retracción del consumo interno público y privado pesó más que el impulso
de las exportaciones. A esa conclusión arribó un trabajo de la Fundación Mediterránea, en el que se precisa que en todas las regiones del país "los motores internos, privado y público han sido negativos en el tercer trimestre de 2018" por la caída en los ingresos de las familias y la reducción del gasto público en las provincias.
En
el génesis del modelo neoliberal que aplica el Gobierno con los
manuales del Fondo Monetario Internacional está el cambiar de raíz la
matriz productiva del país, dejando atrás el crecimiento por la mayor
demanda interna (consumo de las familias) y sustituyéndolo por las
exportaciones que permitirían generar los dólares necesarios para pagar
los servicios de la deuda, que creció en forma desproporcional a los recursos de la economía durante la gestión de Macri.
Para que el programa funcione es necesario provocar una brusca caída del salario real
tanto medido en pesos (para desalentar el consumo interno) como en
dólares (para abaratar el costo salarial y ganar competitividad
externa). Frente a la imposibiidad de generar un recorte sobre el valor
nominal de los sueldos como se practicó durante la gestión de Fernando
de la Rúa con el ministro Domingo Cavallo, en esta oportunidad
se optó por provocar un proceso inflacionario que genere un incremento
de los precios mayor al de los salarios.
En tres años de gestión,
la pérdida del poder adquisitivo del salario llegó a 17,3% para el
promedio de los trabajadores registrados, teniendo en cuenta una
inflación acumulada de 166% durante los últimos tres años y una mejora
de la mediana de los salarios de 120,6%, según un trabajo del Instituto Estadístico de los Trabajadores (IET).
Para la Fundación Mediterránea, en tanto, en el promedio general,
los trabajadores perdieron en 2018, 11% de su salario real en términos
interanuales, superior a las que se registraron en 2016 (-9,6%) y 2014
(-3,6%). Este año "muy probablemente se caracterice por la
conflictividad gremial, en víspera de un año electoral y por el intento
gremial de recuperar el salario real, en que es posible que el salario
le gane a la inflación por entre 1 y 3 puntos porcentuales", añade.
Después
de perder 11%, recuperaría uno, dos o tres puntos como máximo, después
de un proceso de conflictividad gremial. Para los autores del trabajo,
de esa forma no se pondrá en riesgo los objetivos inflacionarios y de
tipo de cambio real que tiene el gobierno.
No solo esos objetivos
quedarán a resguardo si se cumple la proyección de crecimiento salarial
apenas acompañando la inflación de este año sino que se avanzará en la
consolidación del objetivo exportador.
Para poder lograr un saldo
positivo de dólares, la economía argentina necesita primero dejar de
demandar divisas para su funcionamiento y segundo aumentar la generación
vía saldo comercial.
Para bajar la demanda, la estrategia de la
administración Macri es mantener un nivel de recesión de la economía que
no haga necesario la importación de insumos para la producción y genere
la mayor cantidad de saldos exportables de la manufacturas posible,
aunque nunca está en el centro del plan fortalecer la producción
industrial ni para abastecer el mercado interno ni para exportar con
valor agregado. Simplemente, la estrategia es que la industria no
demande dólares.
La segunda vía para bajar la demanda es ofrecer una tasa de interés en pesos más alta que la expectativa de devaluación, para que los ahorristas elijan quedarse en pesos y no comprar divisas para atesoramiento. La tasa alta también ayuda a la estrategia recesiva, por lo que no hay expectativa que baje sustancialmente a lo largo del año.
Para todo el plan del Gobierno, es
fundamental mantener bajo el nivel salarial, poco consumo, pocas
importaciones, sueldos baratos para beneficiar a las empresas que
brindan servicios a los turistas. La crisis económica argentina
de estos tres últimos años gestó el cambio de modelo que significa
pasar de una Argentina que crecía por la demanda interna, la inversión
del Estado en investigación y desarrollo y del sector privado en la
ampliación de la capacidad industrial, a una Argentina que solo buscará
generar dólares para pagar una deuda que se generó deliberadamente en
contra de los intereses del país.
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