El FMI le inmovilizó los depósitos oficiales.
Lo anticipado días atrás acerca de la grave
situación de liquidez que estaba atravesando el Banco Nación, fue
confirmado este fin de semana al trascender que la entidad oficial había
debido recurrir al ANSES para acceder a un financiamiento de un monto
de 5000 millones de pesos por quince días, por los que debió pagar una
tasa anual del 41,5 por ciento.
Javier González Fraga, presidente del
BNA, había reconocido a fines de diciembre una situación de “estrés de
liquidez” debido, entre otras razones, a las restricciones impuestas por
el acuerdo con el FMI. Tampoco es ajena a esa situación del Banco la
crisis económica que pone en riesgo de incobrabilidad algunas deudas del
sector privado, y en particular de empresas que atraviesan por
situaciones en las que peligra su continuidad operativa.
El auxilio
pedido a la ANSES surgió de una situación de emergencia en la que el
Banco Nación ya se quedaba “sin plata” para seguir atendiendo sus
necesidades diarias. La premura lo llevó a acordar un plazo de
financiamiento llamativamente corto (quince días) y pagando una tasa
inusualmente elevada (41,5 por ciento anual) para una operación entre
entidades públicas. El desembolso de la ANSES se realizó en cuatro
operaciones; una principal por 4315 millones, y tres menores que
completaron la cifra de 5000 millones (por 300, 250 y 135 millones
respectivamente).
El difícil momento que atraviesa la entidad –algunos allegados
agregan la calificación “sin precedentes en los últimos tiempos”– tiene,
entre otras causas, la política de fuerte contracción monetaria que
ejecuta el Banco Central por imposición del Fondo Monetario
Internacional, una política que debería haber arrojado como resultado
una baja en el nivel de inflación y la descompresión de la demanda de
divisas, sin que ni uno ni otro objetivo haya sido alcanzado.
En lo que
respecta al Banco Nación, dicha política lo afecta al maniatarle el uso
de los depósitos oficiales en la entidad, que representan nada menos que
una tercera parte del total de las tenencias de fondo de terceros. Esta
traba le impide utilizar esos recursos para volcarlos como créditos.
Siendo el principal banco del sistema, esta política se convierte en un
mecanismo extra de contracción de la actividad económica, pero para el
Banco Nación representa la imposibilidad de darle un uso financiero a
una tercera parte de los recursos líquidos que tiene en cartera.
Además de este factor, se le adjudica a González Fraga falta de
reflejos para responder mediante mecanismos alternativos, se ha señalado
que está enfrentado con otros directivos de la entidad y haber aceptado
sin pedir contrapartidas la imposición del Ejecutivo de financiar
con sus excedentes –cuando los tenía– al Tesoro Nacional (20 mil
millones de pesos en 2018 y 15 mil millones en 2019), que restringió aún
más su liquidez.
Entre las empresas cuya seria situación está derivando
en una mayor vulnerabilidad del Banco Nación está el caso de Molino
Cañuelas, en negociación con sus acreedores para reprogramar
vencimientos, y en la cual el BNA aparece como principal acreedor, por
una deuda de 2250 millones de pesos. Uno de los primeros que salió a
denunciar esta situación fue la Asociación Bancaria, que acusó a sus
autoridades de “intento de vaciamiento” de la entidad.
0 Comentarios