Según datos que manejan en la provincia, el PJ podrían obtener el 50 por
ciento. La disputa está centrada en la intendencia de la capital que
también podrían arrebatársela a la UCR. Esperan la octava derrota de
Macri.
Hay consenso entre la dirigencia acerca de que Córdoba hoy le dará el
octavo disgusto del año de Macri, que todavía no
pudo cantar victoria en ninguna elección. Son casi 3 millones los
cordobeses habilitados para votar en los comicios en los que se elegirá
gobernador y demás cargos locales, lo que representa el 8,8 por ciento
del padrón nacional, el segundo en importancia después de la provincia
de Buenos Aires.
Córdoba, que fue determinante en volcar el ballottage
de 2015 en favor de Macri, dará otra muestra de que muchas cosas
cambiaron en este tiempo si, como marcan las encuestas, el gobernador
Juan Schiaretti consigue una reelección por amplio margen y, de yapa,
obtiene para el peronismo la intendencia de la capital provincial. A
nivel nacional, el resultado dejará a Schiaretti como virtual jefe o
cabeza de Alternativa Federal, por lo que será importante todo lo que
diga luego del triunfo respecto al futuro de ese espacio.
En tanto, sus
rivales Mario Negri y Ramón Mestre pulsearán una interna expuesta del
radicalismo entre quienes se muestran todavía alineados con el macrismo y
quienes pretenden que en la Convención que se realizará en dos semanas
se opte por una salida diferente, sin Macri como candidato.
Schiaretti desde el vamos partió como favorito por su buena imagen y
una gestión bien valorada basada en mucha obra pública, aunque a costa
de un fuerte endeudamiento. Pero, además, todas las coordenadas se
alinearon a su favor. Primero, cuando Cristina Kirchner resolvió bajar
la lista de su candidato, el diputado Pablo Carro, presentado como un
gesto hacia la unidad del peronismo.
Desde el sector de Carro estiman
que la mitad de los votos que tenían previsto obtener -entre un 10 y un
14 por ciento- irán a parar a Schiaretti mientras que el resto se
repartirá en listas de izquierda. Segundo, cuando quedó confirmada la
división del radicalismo, de manera que la principal oposición no sólo
se resignó a no pelear con chances reales por la gobernación sino que
puso en peligro la intendencia capitalina.
Schiaretti comenzó su militancia en las agrupaciones de la izquierda
del peronismo, incluso ocupó un cargo técnico -es contador- en la
gobernación de Ricardo Obregón Cano, en 1973. Luego del golpe se exilió
en Brasil. En San Pablo ingresó a la Fiat, donde llegó a cargos
directivos y trabó amistad con la familia Macri, una relación que se
mantiene hasta hoy. Fue viceministro de Domingo Cavallo y su suerte
electoral cambió en Córdoba cuando José Manuel de la Sota lo convocó
para ocupar el ministerio de la Producción. Juntos formaron una sociedad
política que viene gobernando la provincia -que hasta ahí arrastraba
una larga tradición radical- desde 1999. Su primer mandato como
gobernador fue en 2007, repitió en 2015 y ahora, cerca de los 70 años, buscará su tercer mandato.
Sin carisma y con un perfil más técnico, Schiaretti terminó
heredando de De la Sota la conducción del peronismo cordobés -o
"cordobesismo" como lo llamaba De la Sota-, siempre vinculado a las
líneas más conservadoras del PJ, tenazmente enfrentadas al kirchnerismo.
Armó una alianza similar a la que impulsa Roberto Lavagna, con el
socialismo y el Gen de Margarita Stolbizer con el nombre "Hacemos por
Córdoba" en lo que algunos analistas ven como el indicio de una ambición
nacional.
La campaña fue corta y nunca llegó a levantar temperatura, pese al
esfuerzo de los opositores. Negri tuvo el apoyo de figuras como Elisa
Carrió, María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta en un intento
por nacionalizar la pelea, pero Schiaretti no entró en el juego y sólo
habló de obras terminadas y en marcha. Hay dos principales: el gasoducto
troncal que permitió que a muchas localidades llegue el gas natural
-una obra donde está involucrada la brasileña Odebrecht- y la avenida de
circunvalación a la capital cordobesa.
Desde la muy mala gestión del
menemista Germán Kammerath en 1999 que el peronismo no gana en la
capital.
Schiaretti jugó fuerte con la candidatura de quien fuera su
vice Martín Llaryora en busca de ese objetivo por el que pelea mano a
mano con Luis Juez, quien ya ocupó el cargo y ahora se presenta como
postulante de Cambiemos.
Cuando Schiaretti ganó en 2007, el escrutinio terminó en escándalo y
su contrincante, también Luis Juez, sigue diciendo que le robaron la
elección. En 2015, volvió a la gobernación arañando el 40 por ciento.
Según los datos que manejaban ayer tanto en el oficialismo como en la
oposición, no sería raro que hoy obtenga y tal vez supere el 50 por
ciento. "Porcentajes de Santiago del Estero", ironizaba un dirigente
radical. También quedaría con el manejo de los dos tercios de la
legislatura unicameral -los legisladores se renuevan cada cuatro años- y
la frutilla del postre sería la intendencia capitalina.
Semejante respaldo lo dejaría fortalecido como una figura de
proyección nacional y quien puede poner orden dentro del embrollado
Alternativa Federal. En principio, definir sobre tres temas: la posible
confluencia en un frente patriótico como el que impulsan Cristina
Kirchner y el PJ de José Luis Gioja, la unión a un Cambiemos ampliado
como proponen radicales como Alfredo Cornejo y Martín Lousteau y, por
último, en caso de no aceptar ninguna de las dos opciones anteriores, si
Alternativa Federal resolverá a su candidato en una PASO como pretenden
Sergio Massa y Juan Manuel Urtubey o por "consenso" como dice Roberto
Lavagna, un eufemismo que significa que los demás deben bajarse y
apoyarlo.
Difícil que las definiciones estén esta misma noche pero habrá
que buscar indicios en las palabras de Schiaretti, que desde hace
semanas se mantiene lejos de la prensa.
Aquella provincia que volcó decisivamente la balanza electoral en el
ballottage de hace cuatro años, sufre como en el resto del país el
cierre de industrias y la pérdida de empleos. La imagen de Macri cayó
muchos puntos y hoy los cordobeses reparten sus preferencias nacionales
en tercios entre Macri, los candidatos de Alternativa Federal y
Cristina Kirchner, algo impensado un par de años atrás. Una recorrida
por las librerías del centro cordobés permiten corroborar que
"Sinceramente" se vende aquí tanto como en el resto del país.
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