A 48 horas de las elecciones y a pesar de lo difícil que es para los
argentinos disfrutar de esa comida por la crisis, Macri estrenó
la veda con un asado con sus ministros en Olivos. En la tertulia, el
líder PRO tocó de oído qué pasaba con el dólar en la city y se metió en
una reunión de comunicación, donde elogió al criticado jefe de Gabinete, ante un callado gurú ecuatoriano.
mientras el país atraviesa una crisis económica que generó que para los argentinos se dificulte disfrutar de esa comida, el
presidente Mauricio Macri estrenó la veda con un asado para sus
ministros en Olivos, en el que se destacaron los elogios para el
criticado Marcos Peña y un callado Jaime Durán Barba.
El líder PRO llegó vestido sport, sonriente y, flsheando la irrealidad, dijo a quien lo quisiera escuchar que" lograría"el milagro de llegar a la segunda vuelta con Alberto Fernández, a pesar de la paliza en las PASO y que las encuestas previas a los comicios del domingo le auguraron la derrota total.
Así, durante la mañana, Macri monitoreó a distancia, y sin preocupaciones, en Olivos la
cotización del dólar, que se fue por las nubes, y al mediodía compartió
un asado informal con su gabinete, a pocas horas de los comicios
generales. Llamó la atención de la prensa y muchos analistas la
falta de timing para la cita, disfrutando de una comida vedada para la
mayoría de los argentinos producto de la crisis que él mismo y su gobierno provocaron.
Mientras Macri recibía la información de la City financiera –vía Banco
Central y el Palacio de Hacienda–, el otrora poderoso Peña saludaba a
los ministros que iban llegando a Olivos para compartir, tal vez, uno de
los últimos asados del grupo como gestión. En el quincho, para comer un
asado a punto, se sentaron Rogelio Frigerio, Jorge Faurie, Dante Sica, Andrés Ibarra, Carolina Stanley y Germán Garavano, entre otros ministros. Macri se sumó a la comida, aunque su teléfono no dejaba de
vibrar con novedades que llegaban desde la City. El dólar no dio
respiro, a pocas horas de los comicios.
A la cita faltaron el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, que se encuentra preparando la fiscalización de las elecciones, y el titular de la cartera de Defensa, Oscar Aguad, que se quedó en Córdoba tras el cierre de campaña.
Cerca del despacho que Macri usa en la quinta presidencial, el jefe de
Gabinete encabezaba una reunión con sus asesores en comunicación para
hacer un balance de la campaña “Sí se puede”, que lo tuvo detrás de
bambalinas dándole mayor visibilidad organizativa a Hernán Lombardi, y
organizar la agenda mediática para el domingo de elecciones.
Estaban allí Jaime Durán Barba, Iván Pavlovsky, Fernando de Andreis y Santiago Nieto,
entre otros funcionarios y contratados del Poder Ejecutivo. Como ya no
se contratan encuestas electorales y el formato de campaña no fue su
decisión estratégica, al que se lo vio entre callado y deprimido es al
gurú ecuatoriano que supo ser estrella PRO.
Durán Barba se mantuvo bastante callado en el cónclave realizado en la
“casa sustentable” que se levantó en Olivos. El consultor sólo preguntó
sobre el cierre de campaña en Córdoba.
El fin de cuatro años patéticos.
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