Con incertidumbre y tensión, el desenlace de las elecciones en Bolivia se prolongó hasta casi la medianoche del domingo. El escrutinio se plantó a las 2 horas y 20 minutos de haberse cerrado la votación con el 83,76 de los sufragios computados.

Con ese porcentaje Evo Morales debería revalidar su victoria en la primera vuelta en un segundo turno por no alcanzar el 10 por ciento de diferencia sobre Carlos Mesa indispensable para ganar sin el 50% más uno de los votos. 

La demora en conocerse el 16,24 por ciento de los votos pendientes, según los medios, distintos analistas y el propio Tribunal Supremo Electoral (TSE), se debía a que provienen del campo, donde el MAS ha mantenido una hegemonía histórica. El voto rural será el que en definitiva decida qué pasará con la continuidad de Morales en el gobierno.

El presidente les habló a sus partidarios en la ex Casa de Gobierno, acompañado por su compañero de fórmula, Álvaro García Linera: “Entendemos las informaciones preliminares y como siempre esperamos el voto del campo”, dijo y recordó cuando en 2002, en su primera incursión como candidato a presidente, los votos se demoraron por una nevada. “Vamos a esperar al último escrutinio del voto nacional para continuar con nuestro proceso de cambio”, agregó.

Mesa, en cambio, no esperó al cierre del escrutinio y ante su militancia salió a confirmar que forzaba el ballottage de diciembre: “Es un triunfo incuestionable que nos permite decir, con absoluta certeza y asusta seguridad, que estamos en segunda vuelta. Este triunfo se lo debemos a la claridad de pensamiento del pueblo boliviano. Mi agradecimiento a todas estas personas, millones de bolivianos que han decidido votar por Comunidad Ciudadana”- 

Detrás de Evo y Mesa en las generales asomó la gran sorpresa de la votación. El coreano Chi Hyun Chung, un pastor evangélico que ataca al feminismo y la educación de género y que de la nada saltó al tercer puesto. Un fenómeno parecido ya vivió Brasil con Jair Bolsonaro y las iglesias apoyándolo. Ortiz quedó cuarto y el último de los nueve candidatos que superó el uno por ciento de los votos fue Felix Patzi, del Partido Tercer Sistema. Tanto él como los restantes desaparecerían del escenario electoral por no llegar al 3 % de los votos. La ley electoral boliviana prevé que si las fuerzas políticas no obtienen ese piso perderán su personería jurídica.

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