Chile en llamas: las claves para entender el estallido de los estudiantes contra la desigualdad.


El alza del pasaje en el Metro de Santiago fue la gota que rebalsó el vaso y generó intensas manifestaciones en el país. Pese a que el Gobierno dio marcha atrás, las protestas se mantienen. Radiografía de una sociedad desigual con una economía privatizada.



La crisis en Chile estalló con la suba del precio del Metro (subte) de Santiago (3,75%, de 800 a 830 pesos o el equivalente a 1,7 dólares). Como protesta, el lunes pasado cientos de estudiantes secundarios y universitarios se organizaron para entrar masivamente al subte sin pagar. Además, levantaron las mamparas de cobro para que los pasajeros ingresasen a los andenes gratuitamente.


Según la Universidad Diego Portales, Chile cuenta con el noveno transporte público más caro de un total de 56 países de todo el mundo y algunas familias tienen que pagar el 30% de su sueldo mensual para ir al trabajo.

Los disturbios aumentaron con el apoyo masivo de otros ciudadanos. Se generaron enfrentamientos, incendios a estaciones de metro, saqueos a supermercados y destrozos al punto que se han vivido las jornadas más violentas en Chile. Las cifras de muertos ascendían a 21 y hay más de 2 mil personas detenidas.



Por qué el malestar social



La estabilidad, el crecimiento y disciplina fiscal eran las cartas de Chile como país ejemplar en el Cono Sur. Sin embargo, tiene una distribución de ingresos muy desigual, con una clase media al borde del colapso y un sistema educativo al que no muy pocos pueden acceder. 


Según Emilia Schneider, presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, los trasandinos viven altos niveles de fragmentación y segregación. La juventud, que no vivió la dictadura, se hartó y salió a las calles a mostrar su inconformidad por lo que pasa en el país desde hace muchos años.



"Las amplias protestas que se vieron excedieron el transporte público y responden a 15 años de manifestaciones en nuestro país que no tenían respuesta. Movilizaciones que siempre se han levantado en contra de un modelo que ha privatizado distintas necesidades de nuestras vidas como en la educación, salud, entre otros", explicó Schneider.


En ese sentido, la suba del subte se dio en un contexto de profundo malestar social, especialmente de los sectores socioeconómicos más bajos, por la desigualdad y las sucesivas alzas en el costo de servicios de la salud y la electricidad y el agua.


"El último ciclo político ha estado marcado por estas movilizaciones estudiantiles, porque en Chile la educación es un negocio. La mayoría de las universidades son privadas y los estudiantes se endeudan para pagarlas", contó Schneider.

Uno de cada tres mayores de 18 años tiene un saldo financiero que no puede enfrentar con sus recursos, según un estudio de la Universidad San Sebastián y Equifax.



"La crisis también tiene que ver con las pensiones. Nos movilizamos contra los fondo de AFP (Administradoras de Fondos de Pensiones), un sistema de administradores de pensiones, que lucran con las pensiones y la jubilación de las personas", agregó la estudiante.


El sistema de pensiones que actualmente rige en ese país fue creado en 1982, durante la dictadura liderada por Augusto Pinochet y es suministrado por las AFP, que son instituciones financieras privadas que se encargan de administrar los fondos de cuentas individuales de ahorros para pensiones. Similar al de las AFJP argentinas que fueron creadas por Carlos Menem en 1993 y reestatizadas por el gobierno de Cristina Kirchner en 2008.


Básicamente, cada persona ahorra una parte de sus ingresos para sostener una pensión al momento de su jubilación. Pero este sistema no ha cumplido con las expectativas de los chilenos. Según las quejas de los clientes, el modelo no es capaz de entregar "pensiones dignas", y ha colaborado con la concentración de la riqueza y con la desigualdad del ingreso.


Otro de los puntos que refleja la desigualdad de Chile es el salario: el mínimo es de 301.000 pesos (US$ 423), y según el Instituto Nacional de Estadísticas de Chile, la mitad de los trabajadores recibe un sueldo igual o inferior a 400.000 pesos (US$ 562) al mes.


Los sueldos bajos, el criticado sistema de pensiones que jubila a la mayoría con rentas inferiores al salario mínimo, los elevados costos en salud y educación y la constante presión del mercado inmobiliario que hace a muchos imposible acceder a una vivienda, formaron un cóctel difícil de contener.

"La protesta siempre ha sido apoyada por la ciudadanía y ahora tenemos tres razones porque movilizarnos: salario mínimo, el transporte gratuito para estudiantes y tercera edad. A eso se le suma el alza de los medicamentos, el fin de la reforma tributaria que favorece a los más ricos del país. Hay un agotamiento de las políticas ajenas a los intereses sociales y finalmente termina porque ser crisis", señaló Schneider.

Antecedentes de protestas en Chile


Una de las manifestaciones más importantes desde el retorno a la democracia también fue liderada por estudiantes. La llamada "revolución pingüina", ocurrida en 2006, generó un importante precedente respecto a la demanda social de mejorar la educación en el país sudamericano.
Luego, en 2011, esta petición se incrementó con un movimiento estudiantil que también generó grandes manifestaciones y que tuvo al primer gobierno de Sebastián Piñera en jaque.

El año pasado miles de estudiantes marcharon por el centro de Santiago en una multitudinaria manifestación, por una educación pública, gratuita y de calidad. Las mismas precedieron a otras manifestaciones más importantes también por la educación.

Cómo sigue la situación



El presidente Sebastián Piñera decretó el estado de emergencia desde el sábado en la madrugada, lo que supone confiar a un mando militar la seguridad de la zona e implica una restricción la libertad de locomoción y reunión por un plazo 15 días.


Este lunes, por lo pronto, el Metro de Santiago abrió parcialmente una de sus líneas. El gobierno chileno anunció que, además del metro, se dispondría de más de medio millar de autobuses públicos, municipales e interurbanos, que se complementarían con taxis privados para copar la demanda de transporte de los habitantes de la capital chilena. 

No está claro cuándo terminen las protestas. Sin embargo, los estudiantes están realizando asambleas permanentes en la Universidad de Chile y otros centros del país para analizar los pasos a seguir. Por lo pronto, este miércoles habrá una huelga general donde se espera la participación de las organizaciones sociales y grupos feministas, quienes viene apoyando las marchas. 

En tanto, las clases fueron suspendidas en 48 de las 52 comunas de Santiago.

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