Macri se va del gobierno con siete de cada diez argentinos opinando mal o muy mal de su gestión. Pero incluso la gran mayoría de los que opinan bien de él consideran que deja el país en una situación grave o muy grave. 

Del otro lado, Alberto Fernández llega a la Casa Rosada con expectativas abiertas y, en promedio se le otorga un año para cumplir inicialmente con esas expectativas. La diferente mirada de las dos fuerzas predominantes está siempre presente: los votantes del Frente de Todos afirman que la prioridad debe ser la cuestión de la pobreza, mientras que los que votaron a Juntos por el Cambio dicen que lo fundamental es combatir la inflación.

Las conclusiones surgen de dos encuestas realizadas en los últimos días. Por un lado, la de Hugo Haime y Asociados, con un total de 1000 entrevistados en sus domicilios. La segunda encuesta fue realizada por Opina Argentina, la consultora que lidera Facundo Nejamkis. Los encuestados fueron 1100, a través de entrevistas telefónicas. En ambos trabajos, el ámbito fue nacional y se respetaron las proporciones por edad, sexo y nivel económico-social.

"Macri deja el gobierno como un símbolo del antiperonismo --diagnostica Haime--, pero con un balance de gestión fuertemente negativo, un país en situación económica grave y un rumbo muy rechazado". Según la encuesta de Haime, el 67 por ciento desaprueba lo hecho por el gobierno de Macri y nada menos que el 91 por ciento dice que la situación que deja la administración de Cambiemos es grave o muy grave.

También los datos de la encuesta de Opina Argentina exhiben números muy adversos a la gestión macrista: 61 por ciento de los entrevistados la califica mal o muy mal. No obstante la grieta se manifiesta cuando se le pregunta a los encuestados si el gobierno de Macri fue corrupto. Un 44 contesta que sí y un 43 por ciento que no. Nejamkis opina que las evaluaciones del  saliente Macri son malas, pero que conserva las opiniones favorables de sus votantes. "Por lo general, los números están en línea con los votos", señala el consultor.

Fernández arranca en ambas encuestas con imagen positiva cercana al 60 por ciento. Esa es una base de máxima importancia. La pregunta que hizo Haime fue cuánto tiempo le otorga el encuestado al gobierno de Fernández-Fernández para que se vean los primeros resultados. Un 35,8 por ciento dice que espera un año para advertir mejoras y otro 33,3 afirma que el plazo es de más de un año. Es decir que siete de cada diez se sitúan en un año o más. 

Cuando se pregunta por las prioridades, Nejamkis afirma que hay ópticas distintas según el voto. Los que respaldaron a Cambiemos tienen como prioridad la inflación, en segundo lugar la corrupción y luego la inseguridad, mientras que los que votaron al Frente de Todos priorizan la lucha contra la pobreza, la inflación y la falta de trabajo, en los tres primeros lugares.

De todas maneras, si se toma la población de votantes de esas dos alianzas más los que votaron a otras fuerzas, las prioridades están en poner en marcha la economía, bajar la desocupación, la pobreza y combatir la inflación. Por lo general, los que votaron a Cambiemos creen que el dólar seguirá subiendo y que la inflación continuará alta, pero hay una mayoría que tiene una mirada más optimista: no piensan que el dólar va a bajar, pero que se va a estabilizar y que la inflación tenderá a disminuir.

El resumen que surge de los dos trabajos es que hay una expectativa moderada, no euforia, algo lógico si se tiene en cuenta la gravísima situación que deja el gobierno que se va. Y se parte, además, de una franja de la población que tiene un sentimiento de desconfianza hacia el peronismo, lo que también tiene lógica si se considera que venimos de años y años de campaña mediática de demonización del gobierno anterior. 

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