Las pruebas más contundentes. Quiénes son los más complicados de los diez rugbiers. La defensa sostiene que sólo hay pruebas contra cuatro. La acusación, contra los diez.

La fiscal Verónica Zamboni presentará el pedido de prisión preventiva.

Mientras la querella estima que el homicidio de Fernando Báez Sosa es “agravado” porque es “un crimen por placer”, la defensa de los diez rugbiers detenidos sostiene que sólo habría pruebas para inculpar a cuatro de ellos. Quien va a definir la controversia, hacia la hipótesis más dura, es la fiscal Verónica Zamboni, quien va a pedir este lunes el procesamiento y la prisión preventiva de los acusados. El nivel de las responsabilidades se determinará por algunos elementos claves como los golpes mortales: dos pisotones y un puntapié sobre el cuerpo y la cabeza de la víctima. Además, en una de sus manos, debajo de las uñas, Fernando tenía sangre que comprueban que es coincidente con el ADN de alguno de los agresores.

Las informaciones extraoficiales, que se conocieron en Gesell y en Dolores a través de fuentes allegadas a la investigación, señalan que la fiscal tiene cerca de 50 pruebas, que serán expuestas en el escrito que elevará al juez de la causa, David Mancinelli, quien tendrá cinco días para analizar la prueba y resolver la situación procesal de los diez acusados.

Las pruebas incluyen videos de las cámaras de seguridad del municipio de Gesell, otros aportados por testigos presenciales que filmaron con sus celulares y las imágenes tomadas por uno de los imputados, Lucas Pertossi, que muestran los instantes previos y parte del feroz ataque que provocó la muerte de Fernando.

Algunos de los videos registran frases dirigidas por los agresores, en algunos casos para alentarse a sí mismos “pegale”, “matalo” y en otros para insultar al agredido o a alguno de sus amigos: “A ver si pegás ahora negro de mierda”. Con las imágenes que captaron momentos de la agresión, podría acreditarse que uno de los más agresivos y comprometidos con el crimen es Máximo Thomsen. La fiscal argumentará que fue una agresión planificada y ejecutada para continuar con el incidente que habían protagonizado dentro del boliche Le Brique.

El testigo T., como se identifica a uno de los amigos de Fernando, había enfrentado a los rugbiers dentro del local, y por eso aparece en varias ocasiones la frase “antes pegaste de atrás, ahora vamos a ver quién gana afuera”. La idea de la venganza, figura en los mensajes de WhatsApp que intercambiaron los rugbiers, dentro y fuera de Le Brique, luego de la expulsión por la fuerza que sufrieron de parte del personal de seguridad de la disco.

Son varios los testigos que declararon en la causa y aseguraron que Fernando recibió “piñas y patadas en la panza, en la cabeza, en todo el cuerpo”.

En la autopsia habría datos contundentes que indicarían que recibió un pisotón a la altura del hígado que lo dejó inconsciente, totalmente indefenso, además de otro en la cabeza que dejó la huella de una zapatilla que ya fue identificada. También recibió al menos un puntapié en la cabeza.

La agresión, que cuando mucho duró poco más de 60 segundos, se produjo a las 4.44 del sábado 18 de enero.

Una de las primeras imágenes, captadas por las cámaras del municipio, muestra como ocho de los rugbiers, luego de ser expulsados del boliche, caminan por la avenida 3 hacia la avenida Buenos Aires, escoltados por cuatro policías. Los uniformados desaparecen de la escena, porque aparentemente fueron a intervenir en otro incidente callejero en Avenida Buenos Aires.

Acto seguido se ve como esos ocho imputados cruzan la Avenida 3 y regresan hacia Le Brique, en busca de Fernando y sus amigos.

Es cierto que sólo se ve a ocho, pero se cree que los otros dos, en vez de alejarse, se habrían quedado en los alrededores del boliche. Es decir, que nunca se fueron. Los testimonios dicen que hubo cuatro agresores directos, mientras que los otros imputados armaron una especie de vallado para que nadie pudiera intervenir y para alejar a los golpes a los amigos de la víctima que intentaron defenderlo.

Thomsen fue identificado por al menos siete testigos como uno de los golpeadores. Tomás Comelli también fue señalado como autor directo, al igual que Ciro y Luciano Pertossi. La acusación se refuerza contra Ciro Pertossi, porque fue el promotor del primer incidente dentro de Le Brique, que dio lugar a la planificación de la venganza.

Las escenas captadas por la cámara de seguridad ubicada en la calle, cerca del boliche, confirma lo dicho por testigos en el sentido de que Fernando fue atacado por la espalda, cuando tomaba un helado. Primero le pegaron varias trompadas, hasta que cayó al piso, boca arriba, y allí lo pisaron y le pegaron puntapiés cuando ya no ejercía defensa alguna. Los primeros en golpearlo habrían sido Thompsen y Ciro Pertossi.

Alguna fuentes dijeron que la fiscal Zamboni consideraría que todos intervinieron en el ataque de alguna manera, ya sea golpeando a la víctima o armando una suerte de escudo alrededor para que nadie pudiera intervenir para ayudar a Fernando. Eso llevó a que golpearan también a su amigo T. La fiscal consideraría que los rugbiers, luego del hecho y de tomar conciencia de que habían cometido el crimen, se dieron a la fuga, aunque fueron rápidamente identificados y detenidos.

Otras cámaras de seguridad registraron imágenes de ellos arreglándose las ropas o quitándose algunas prendas, comiendo en una famosa hamburguesería e incluso abrazándose festejando lo que habían hecho, esto poco después de alejarse del lugar donde asesinaron a Fernando Báez Sosa.

La escena del festejo fue tomada por otra cámara del municipio frente al restaurante Ciprianny. Por la cercanía horaria y a tan pocos metros del crimen, se considera que fue una especie de felicitación. 

Lucas Pertossi, antes de partir hacia Gesell, había escrito en Facebook que iban a la ciudad balnearia “a romper todo lo que no rompimos el año pasado”. Otro mensaje previo, del propio Lucas, presagiaba “tres noches a las piñas, porque si no hay piñas no pudo haber sido alta noche jajajaja”.

Fabián Améndola, uno de los abogados de la familia Báez, confirmó que la imagen del festejo es posterior al ataque que sufrió Fernando y a pocos metros del lugar. Para el querellante, la imagen demuestra “el placer, el goce que les causó haber terminado con la vida de Fernando. No tengo ninguna duda de que también acá va a jugar el agravante por el homicidio por placer”.

Por su parte, Hugo Tomei, el abogado defensor de los diez imputados, quien el miércoles estuvo indagando acerca de la prueba en contra de sus representados, aseguró que “sólo habría pruebas para que imputen a cuatro de ellos, pero no hay nada que justifique la detención de los otros seis”. Pero la fiscal Verónica Zamboni decidió procesar a los diez.

LOS ANTECEDENTES DE LOS ASESINOS:. 


Pablo Gastón Zapata fue atacado dos veces por el grupo de rugbiers en diciembre y ahora recibe amenazas.

Pablo Gastón Zapata tiene 35 años y fue atacado por este grupo de rugbiers en dos oportunidades previas al crimen de Fernando Báez Sosa. El primer ataque tuvo lugar el 10 de diciembre y el segundo apenas cinco días después. Ahora, Zapata denunció que recibe amenazas constantes tras haber denunciado a Lucas Pertossi como uno de sus agresores.

“El diez de diciembre estábamos tomando algo en un bar y uno de mis amigos cruzó palabra con Fabricio Pérez, que es chico que viaja a Gesell el 17 de enero a la noche y llega a la mañana, después del hecho de Fernando, y los rugbiers le avisan que se vuelva porque ‘había problemas’”, relató Zapata.


En ese ataque a Zapata estaban involucrados Blass Cinallli y Juan Pedro Guarino, ambos detenidos en el penal de Dolores por el crimen de Fernando. Según relató Zapata, esa noche lo “corrieron y patearon entre seis”.

Cinco días después, el 15 de diciembre, Zapata llegó a la casa de su abuela en la moto de un amigo y se encontró con un grupo de personas sentadas en una escalera. Entre ellos estaba Pérez junto a siete jóvenes más. “Uno de ellos era Lucas Pertossi, que lo conocí cuando hablé con la mamá de Fabricio”.






“Cuando bajé el primer escalón Pertossi me metió un zurdazo en el ojo que casi me arranca la cabeza. Cuando salté para atrás me caí y me hice una fractura de platillo tibial. Pertossi me corrió con piedras y me robó la moto”, relató Zapata tal cual denunció ese mismo día en la comisaría después de ir al hospital. Hace 45 días que está enyesado y aun no obtuvo respuestas por parte de la fiscalía.






Desde aquella denuncia, las amenazas por parte de familiares de Pertossi son constantes: “Ayer salí para cortarme el pelo a dos cuadras de casa, pasó un auto gris, que no pude ver la marca, con un grupo de cuatro o cinco personas y me gritaron ‘ya te vamos a agarrar”.


“Tienen a los familiares detenidos y no reaccionan, quieren seguir siendo participe de esta especie de hechos sanguinarios, no encuentro palabras para describirlo”, expresó Zapata. “Todavía estoy en muletas, trato de no estar mucho en la calle. Tengo miedo porque siempre andan más de cinco, nunca andan solos. Atacan en patota, así se manejan ellos desde hace mucho tiempo”.


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