El proyecto del Frente de Todos que propone un “tributo extraordinario” y por “única vez” a las grandes fortunas para enfrentar la emergencia sanitaria y las consecuencias económicas por la pandemia del coronavirus, puso en guardia y desató la resistencia de los sectores ultraliberales y más refractarios a gravar a los multimillonarios. 

Tras la primera sesión virtual de la Cámara de Diputados, donde se aprobará el protocolo para el funcionamiento remoto para todo el ámbito del cuerpo legislativo, el oficialismo, que ratificó en una reunión de bloque su voluntad política de promover la iniciativa,  recién avanzará con su presentación e impulsará su debate en comisión. "No vamos a hacer la jugada sin posibilidades de definirla", expresaron en términos deportivos los diputados del FdT que trabajan en el texto del proyecto. 

En tanto, el macrismo tomó la bandera del “anti impuesto” a los poderosos, pero su postura divide aguas entre sus socios de Juntos por el Cambio. El bloque PRO en el Senado presentó un proyecto “alternativo”, que deja en manos de los millonarios la posibilidad de realizar “inversiones productivas”, que engrosarían su patrimonio, a cambio del tributo.

Pero el texto no lleva la firma de ningún senador de la UCR. El Frente de Izquierda, en cambio, propone una serie de cinco “impuestos extraordinarios” para gravar las grandes fortunas, los bancos, las grandes extensiones agrícolas y las viviendas ociosas.

La pandemia mundial de la covid-19 complicó aun mas la crisis socioeconómica y el sobre endeudamiento externo que dejó el gobierno de Cambiemos. En ese contexto, la idea de quienes mas tienen hagan un “esfuerzo solidario” ante la emergencia fue tomando cuerpo y cada vez mas fuerza.

El jefe de a bancada de diputados del FdT, Máximo Kirchner, fue el primero en hacer punta con una iniciativa propia. A la que le luego se sumó la de un grupo de diputados de origen sindical del mismo bloque que propuso el “impuesto patria”. Finalmente, Máximo Kirchner y el presidente de la comisión de Presupuesto de Diputados, Carlos Heller, quedaron al mando de unificar las propuestas.

Tras el encuentro que ambos tuvieron el 14 de abril en Olivos con el presidente Alberto Fernández y el ministro de Economía, Martín Guzmán, Heller brindó algunos detalles de lo que sería el proyecto, entonces “aun sin cerrar”. 

“El universo alcanzado por el impuesto sería del 1,1 por ciento del total de los contribuyentes al impuesto a los Bienes Personales y, el 0,08 de la Población Económicamente Activa que mide regularmente el INDEC. Entre varias estimaciones en estudio, se proyecta la posibilidad de generar un ingreso superior al equivalente en pesos entre los 3 mil millones y los 4 mil millones de dólares. 

Se trata de un tributo progresivo y para ello se está trabajando en dividir a estos grandes contribuyentes en tramos”, sostuvo Heller sobre el tributo extraordinario y por “única vez” a las grandes fortunas, que tendrá como “asignación específica” enfrentar la pandemia.

Ahora, el texto del proyecto de “Tributo extraordinario para morigerar los efectos de la pandemia”, está definido. Tendría un piso de 200 millones de pesos para las “personas humanas” (no jurídicas, es decir las empresas) al 31 de diciembre de 2019. A partir de allí, y para arriba, se establecen las diferentes alícuotas del gravamen sobre las escalas patrimoniales que la iniciativa determina.

Claro, que el proyecto sigue “abierto al debate”. El oficialismo necesita de una mayoría especial agravada, 129 votos (la mitad mas uno de los miembros de la Cámara de Diputados) para aprobarla. En el FdT consideran que alcanzarán ese respaldo de otras bancadas ante la emergencia.

De todas maneras, no adelantarán aun más prematuramente el debate ante un poderoso lobby que ya salió a confrontar la posibilidad de aprobar el gravamen. Por eso, presentarán el proyecto cuando la Cámara baja pueda abordarla de manera remota en comisión. Una decisión que respaldó el propio bloque oficialista.

"Estamos absolutamente en contra de aplicar más impuestos", dijo el presidente de los senadores PRO, Humberto Schiavoni, y remarcó que la iniciativa oficialista “obedece a un tema de discriminación o de hacer ver que hay sectores más concentrados que tienen que pagar más”. A lo que también se opone. El diputado mendocino y titular de la UCR, Alfredo Cornejo fue públicamente más allá que el propio PRO: “Necesitamos que nuestra economía sea blanqueada y aún faltan realizar muchos blanqueos. El camino no es el de castigar a los que de buena fe blanquearon capitales, sentará un precedente negativo”.

Así, el ala dura de la alianza política con que gobernó Macri plantó bandera para cerrarle el camino al tributo. Pero no logró cerrar la disputa interna. 

Por eso el PRO decidió avanzar en una contrapropuesta a la iniciativa oficialista. La redacción del proyecto estuvo a cargo del senador y aliado sanjuanino Roberto Basualdo. El texto propone crear “con carácter de emergencia y por única vez” un impuesto con una alícuota del 2,5 por ciento sobre las personas humanas con más de 200 millones de pesos en bienes radicados en el país y en el exterior.

Pero con la salvedad que los multimillonarios podrán decidir sobre el destino del impuesto, engrosando su propio patrimonio. El proyecto da a los contribuyentes alcanzados por este tributo la opción de destinar ese importe o parte de él a inversiones en construcción, mejora o adquisición de bienes inmuebles, de automotores nuevos y de bienes de uso. Incluso “adquisición de obligaciones negociables”, “suscripción de títulos de deuda o certificados de participación emitidos por fideicomisos financieros constituidos en el país” y la ampliación del aporte en sociedades en las que ya participe. 

"Somos Robin Hood: le sacamos a los ricos para darle a los pobres. Hemos presentado un proyecto alternativo donde si le vamos a pedir un esfuerzo es que reinviertan para generar fuentes de trabajo", se justificó la senadora macrista cordobesa Laura Rodríguez Machado. El texto lleva la rúbrica del bloque PRO en el Senado, pero no logró sumar a los senadores de la UCR. 

El FIT también tiene proyecto propio, que reúne cinco “impuestos extraordinarios por única vez”: a los grandes patrimonios mayores a 100 millones de pesos incluidas las sociedades con un gravamen segmentado desde el 5 al 15 por ciento; un 20 por ciento sobre las ganancias bancarias en los últimos 12 meses; a las altas rentas de capital superiores a 65 millones de pesos; de un 5 por ciento sobre el valor de la tierra a las propiedades superiores a 5 mil hectáreas; y a los inmuebles ociosos en los últimos 12 meses con una valor que superen e valor patrimonial superior a 30 millones de pesos. Lo que estiman podría recaudar unos 15 mil millones de pesos destinados a un Fondo Especial de Emergencia, con prioridad en el sistema sanitario, los trabajadores y los sectores sociales más vulnerables.

También hay un grupo de interbloque y monobloques que decidieron esperar a conocer el texto final del proyecto oficialista para tomar postura. Allí se incluye el lavagnista interbloque Federal y el Federal para el Desarrollo, que entreoíros podrían inclinar la balanza a la hora de ratificar o rechazar el tributo extraordinario a las grandes fortunas.


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