Decidido apoyo de la ONU a la Renta Básica Universal como modo de reducir la desigualdad.

El gobierno de Alberto Fernández analiza utilizar esta herramienta de equidad en la Argentina. La ONU advirtió que, de no avanzar en ese sentido, se agravará la desigualdad en el mundo.

A través de su Subsecretaria General y directora regional del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en Asia y el Pacífico, Kanni Wignaraja, la Organización de Naciones Unidas (ONU) lanzó un decidido respaldo a la institución de la Renta Básica Universal como modo para reducir la desigualdad en el mundo.

La medida, resistida por los sectores económicos concentrados, es analizada desde hace semanas por el gobierno de Alberto Fernández. En ese sentido el ministro de Desarrollo Social de la Nación, Daniel Arroyo, aseguró días atrás que el Gobierno avanzará con la implementación de una renta básica universal, en el marco de un plan “que será por etapas y atenderá en primera instancia a quienes no tienen trabajo”, con el objetivo de paliar la crisis económica heredada del gobierno anterior y profundizada por la pandemia de coronavirus Covid-19.

"Ha llegado el momento de incorporar un nuevo elemento al conjunto de medidas políticas que los Gobiernos están adoptando (para mitigar los efectos económicos de la pandemia). Un factor conocido de sobra, pero al que hemos olvidado por completo: La Renta Básica Universal, un mecanismo necesario como parte del paquete de medidas económicas que nos ayudará a salir de este abismo", aseguró Wignaraja en un documento que sienta la posición de la ONU sobre este largo debate.

La número 2 de la ONU advierte que la alternativa a la implementación de la Renta Básica Universal es "un aumento de la desigualdad que incrementaría tensiones sociales que supondrían un mayor costo para los gobiernos y expondría a los países a un mayor riesgo de conflicto civil".

"La pandemia dejó en evidencia las desigualdades y vulnerabilidades regionales de enormes grupos de población. Entre ellos los trabajadores del sector informal -cuyo número se estima en 1300 millones de personas o dos tercios de la mano de obra de Asia y el Pacífico-, así como a los migrantes, con casi 100 millones de personas desplazadas únicamente en la India", señaló Wignaraja.
Y advierte: "Si gran parte de toda una generación pierde sus medios de subsistencia y la red de protección, los costos sociales serán insoportables. La inestabilidad económica seguirá al estallido de las tensiones sociales".

Por ello señala que "en estos momentos en los que tenemos que reactivar unas economías que se encuentran en plena erosión, el beneficio que reportaría la estabilidad social sería enorme, lo que constituye un argumento aún más convincente en favor de la Renta Básica Universal".

Arroyo explicó que la idea es “garantizar un ingreso de base y esto unirlo con planes para generar empleo, como el plan Potenciar Trabajo y con la urbanización de barrios populares”.

"Necesitamos que surja un nuevo contrato social de esta crisis que reequilibre las profundas desigualdades que prevalecen en todas las sociedades. Para decirlo sin rodeos: la cuestión ya no debería ser si se pueden encontrar recursos para una protección social efectiva, sino cómo se pueden encontrar. La Renta Básica Universal se presenta como un instrumento útil en ese marco".

Y para alcanzar una medida de estas características señala que "necesitaremos una carga tributaria justa. Los países tendrán que trabajar conjuntamente e intercambiar datos para evitar que las personas y las empresas evadan impuestos. Todos debemos pagar la parte que nos corresponde. Sinceramente, ya no podemos privatizar las ganancias y socializar las pérdidas".

Wignaraja no dudó tampoco en apoyar la institución de impuestos que graven las grandes fortunas y recordó que "según el Informe sobre la Riqueza Global 2018 que elabora la empresa de servicios financieros Credit Suisse, el 10% de las personas más ricas del mundo poseen el 85% de la riqueza".

"Las multinacionales tampoco pagan la parte que les corresponde. Apple, Amazon, Google y Walmart, por nombrar sólo algunas, generan beneficios estratosféricos y, después de aprovechar todas las lagunas de los sistemas fiscales, pagan cantidades limitadas. Si las primeras 1000 corporaciones de todo el planeta pagaran una justa cantidad de impuestos, permitiría la distribución de una modesta Renta Básica Universal en todo el mundo. Hay algo que simplemente va mal y no funciona cuando se priva a los gobiernos de los fondos que deberían tener de un modo legítimo para crear un mejor Estado", advirtió.

 

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