El Gobierno toma los 60 días de gracia para negociar con el Club de París y evitar default.

El Gobierno decidió no pagar el vencimiento de unos 2.400 millones de dólares que transcurre en el día de hoy con el Club de París, foro acreedor integrado por 19 naciones, y se tomará unos 60 días de plazo para arribar a un convenio que permita postergar ese vencimiento para más adelante, quizás para el próximo año.

Así lo aseguraron fuentes del gabinete económico, quienes destacaron que esta decisión de no cancelar el vencimiento de hoy “no es ningún incumplimiento”, ya que el acuerdo que se firmó en mayo de 2014 contempla justamente unos 60 días de plazo.

“Se están acelerando las conversaciones y es factible que antes que se cumpla el final de esos 60 días va haber anuncios importantes”, resumió la misma fuente.

En realidad, para el Gobierno del presidente Alberto Fernández este entramado deudor de la Argentina es complejo, porque hay dos negociaciones paralelas que están íntimamente ligadas.

En concreto, los líderes europeos que integran el Club de París le dijeron claramente al Gobierno argentino que antes de la renegociación de ese vencimiento, la Argentina debe llegar a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por los 44.000 millones de endeudamiento récord que tomó la gestión de Macri.

De esta forma, los tiempos al Gobierno argentino se le empiezan a acortar seriamente, ya que la idea que impuso el ala dura del oficialismo es pasar toda la negociación para después de las elecciones de noviembre, pero en este momento, eso parece considerablemente difícil de poder concretar.

Con este panorama en las negociaciones y en medio de una pandemia que no da tregua en lo sanitario y en los devastadores efectos económicos, el ministro de Economía, Martín Guzmán, comenzó a darle celeridad a toda esta negociación.

“Hay varios aspectos que se están conversando y quizás en las próximas semanas pueda haber novedades concretas”, se limitó a decir otra fuente de Gobierno.

En realidad, el ala dura del Frente de Todos buscaba una negociación de largo plazo con el FMI, de unos 20 años, algo imposible de lograr, que además, no está contemplado en el estatuto del organismo multilateral.

Precisamente, para analizar “que tipo de solución se podía encontrar”, el ministro Guzmán viajó en marzo a Nueva York y Washington y luego a Europa, en donde tuvo una nutrida agenda de reuniones con funcionarios y con representantes de inversores.

En las reuniones oficiales que mantuvo en Europa, los funcionarios del viejo continente le reiteraron la postura a Guzmán, de que la renegociación con el Club de París necesitaba indefectiblemente un acuerdo previo con el Fondo Monetario.

Un mes después, el presidente Alberto Fernández viajó a Europa, donde mantuvo reuniones con sus pares de Portugal, España, Francia, Italia, se reunió con el Papa Francisco en el Vaticano, con la titular del FMI, Kristalina Georgieva en Roma y finalmente la semana pasada concretó una videoconferencia con Angela Merkel, canciller alemana.

En toda esta ronda de conversaciones, el presidente Alberto Fernández estuvo explicando en detalle la situación de la Argentina y consensuó la decisión de que el país tomara el período de gracia de los 60 días en el vencimiento con el Club de París.

Por eso, el último viernes, el balance de las reservas monetarias del Banco Central dio la pista sobre que Argentina no iba a pagar ese vencimiento, ya que las mismas finalizaron en 41.887 millones de dólares, es decir, 102 millones más, con lo cual se confirmó que la autoridad monetaria no emitió la orden de transferir el monto necesario para cancelar ese vencimiento.

El mayor problema está en el frente interno, ya que la Argentina debe presentar un programa económico sostenible, pero con metas fiscales y monetarias concretas ante el FMI como para acceder a un acuerdo de facilidades extendidas por 10 años y allí es donde hace tiempo el “fuego amigo” empezó a recaer sobre la gestión de Guzmán.

 Algunas precisiones adicionales

Primero fueron las declaraciones de la vicepresidenta Cristina Fernández asegurando que Argentina no estaba en condiciones de  pagar, luego la declaración de la bancada oficialista del Senado para que la ampliación de la cuota parte de quienes integran el FMI (en el caso de Argentina unos u$s 4.300 millones ) se orientara a los gastos generados por la pandemia y por último, el 25 de mayo, donde políticos, legisladores, artistas y hasta comunicadores firmaron una declaración para que se evite pagar esos compromisos.

Y en el propio mercado son varios los que consideran que los pasos que ha dado Argentina en los últimos días en materia de política exterior son “contradictorios” con las urgentes necesidades que posee el país para reencauzar el tema deuda en forma definitiva.

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