Se le pide a la población en general quedarse aislada en sus casa, comercios que se funden por no poder trabajar, empleados que quedan cesantes, niños sin educación, pero parece que para los que manejan colectivos y otros rodados de cuatro ejes, hay excepciones al decreto. Ellos pueden hacer marchitas, cortar puentes de acceso a la Ciudad de Buenos Aires y generar todo tipo de contravenciones en la vía pública, solo por pertenecer a un gremio al que no se le discuten sus extrañas medidas en tiempos de pandemia.

Así es que hoy la ciudad se despertó con otra marchita, que no es otra cosa que una potencial fuente de contagios de Sars Cov 2. 

El Informe:

Choferes de colectivos autoconvocados realizan cortes y protestas desde esta mañana en varios puntos de la General Paz y de Puente Pueyrredón en reclamo de ser incorporados al Plan de vacunación en medio de la pandemia de coronavirus y del cierre de las paritarias. Piden un salario mínimo de 100 mil pesos.

“Queremos la vacuna para todos los trabajadores”, reclamó uno de los choferes y por otro lado explicó: “La paritaria está completamente trabada porque la dirigencia no pone lo que tiene que poner y los trabajadores estamos cansados”.

En la subida de avenida Mitre, altura Avellaneda, se llevó a cabo un importante operativo de la Prefectura para evitar que la protesta llegue al Puente Pueyrredón.

En general Paz y Avenida Rivadavia se vivió un tenso momento cerca de las 9 de la mañana se generó un enfrentamiento entre los manifestantes y la Policía de la Ciudad, luego de que se armara un cordón policial. Tras los forcejeos, los choferes tuvieron que retroceder e intentaron llegar a un acuerdo con los efectivos.

Teniendo en cuenta el petitorio antes enunciado, se puede entender que si se les otorga un salario mínimo vital y móvil de $ 100.000.-, todos los sectores, obligadamente, tendrán que aumentar sus mínimos a ese monto, y que hay con la clase pasiva que solo cobra  $ 15.000 mensuales, ah claro, más los bonos de Raverta en abril y mayo de $ 1.500.- cada uno, los cuales lindan con lo ridículo y suenan también, como la mayor burla a un sector que aportó mas de 30 años de trabajo a la nación Argentina.

 

 

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