El informe:

En la Casa Rosada analizan escenarios sobre la manera de seguir enfrentando la segunda ola de Covid-19 durante el invierno. No está en análisis una extensión del actual esquema de restricciones más allá del 30 de mayo.

¿Qué va a pasar después del 30 de mayo? ¿Y después del domingo 6 de junio, cuando ya no haya restricciones programadas? ¿Cómo van a vivir los argentinos el invierno, con la segunda ola vigente y el frío complicando cada día de lucha contra el Covid-19? Las preguntas que cualquier persona hoy se podría hacer mientras cumple con el confinamiento en su casa, también están sobre la mesa de Alberto Fernández y sus ministros. Algunas tienen respuestas.

Durante el fin de semana la ministra de Salud, Carla Vizzotti, puso en palabras una idea que desde hace tiempo gira en el corazón del Gobierno y que el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, ya había planteado durante el 2020 y tiene pensado llevar a cabo en la provincia que gobierna: la aplicación de una cuarentena intermitente.

Repetir el camino y dar batalla con una estrategia sanitaria basada en el aislamiento y la vacunación, más que en el testeo y el control estricto de las actividades.

Los gobernadores son claves en el ejercicio del control, pero hasta acá han demostrado grandes falencias para mantener en orden sus provincias. Controlar no es cerrar todo, es hacer cumplir las reglas.

En el DNU publicado el viernes pasado, el gobierno nacional puso en práctica una prueba piloto para medir si es sostenible en el tiempo el cierre de los fines de semana. 

El último decreto comprende tres fines de semana de confinamiento, una semana de cuarentena dura y una segunda semana de restricciones iguales a las que estaban vigentes hasta el último viernes. Son tres escenarios diferentes comprendidos en un solo DNU.

La idea de cerrar los fines de semana y abrir en la semana da vueltas por el interior del Gobierno, pero no está definida. Refleja, en definitiva, la intermitencia de las medidas a las que se refirió la ministra de Salud.  

Ese sistema le permitiría al Presidente lograr un cierto equilibrio en la circulación, mientras avanza en el proceso de vacunación. Para determinar la hoja de ruta aún falta conocer el impacto de las últimas restricciones. Saber si surtieron efecto o no, y cómo se replicaron en la ocupación del sistema sanitario.

Por el momento el Presidente está conforme con el cumplimiento de las medidas. La circulación bajó exponencialmente durante los últimos tres días y los controles se multiplicaron en todo el país. Pareciera que, en esta oportunidad, su mensaje contando la gravedad del escenario epidemiológico, se metió por las hendijas de la sociedad.

Fernández se decidió por aplicar una medida equilibrada teniendo en cuenta la situación crítica del sistema de salud de todas las provincias. 

El Presidente desestimó la posibilidad de un cierre más duro, porque tiene en claro que la economía argentina, tal como dijo el ministro Martín Guzmán, no aguanta un cierre severo extendido en el tiempo. Esa variante es una de las claves por la que las autoridades sanitarias evalúan, con realismo nacional, la aplicación de medidas restrictivas que sean intermitentes.

Con las medidas restrictivas el Gobierno no solo logra darle aire al sistema de salud, sino que también gana tiempo para que las vacunas empiecen a llegar. Buscan el equilibrio necesario para lograr que no se saturen los hospitales pero, al mismo tiempo, la actividad económica no traspase el subsuelo de la Argentina.

 

 

 

 

0 Comentarios