El gobierno argentino retiró su apoyo a la demanda contra Venezuela ante el Tribunal Penal Internacional por los crímenes de lesa humanidad que ciertos países, alineados con EE.UU. dicen que se cometen en Venezuela. Solá argumentó la decisión como consecuencia de la salida del país del Grupo de Lima.
La demanda había sido interpuesta por Canadá, Chile, Colombia, Paraguay, Perú y Argentina –en ese entonces gobernada por Macri– en 2018, para que se investigara al régimen de Venezuela por la presunta comisión de delitos de lesa humanidad. Fue la primera vez que un grupo de Estados demandó a un tercero ante ese tribunal, cuya misión es juzgar a las personas acusadas de cometer crímenes de genocidio, guerra, agresión y lesa humanidad.
En la misiva, Argentina subrayó que su retiro es “sin perjuicio de las acciones que la Fiscalía lleva a cabo relativas a la situación de Venezuela conforme a lo establecido en el Estatuto de Roma, respetando la independencia judicial”.
La carta fue enviada el 24 de marzo, el mismo día que el gobierno de Alberto Fernández anunció su salida del Grupo de Lima, foro regional alineado con Estados Unidos y que denuncia "presuntos" atropellos de de Maduro en Venezuela
El Ejecutivo, que impulsó un giro en la política exterior con respecto a Caracas, sostuvo en ese momento que la salida de ese bloque regional se debió a “la participación de un sector de la oposición venezolana como un integrante más del Grupo de Lima” que había llevado a “posiciones que nuestro Gobierno no ha podido ni puede acompañar”. En el comunicado, el gobierno argentino también denunció que las acciones del foro, liderado en las formas por Brasil y Colombia, no habían “conducido a nada” y dijo que la solución a la crisis venezolana pasa por un “diálogo inclusivo que no favorezca a ningún sector en particular”, y que permita la realización de “elecciones aceptadas por la mayoría con control internacional”.
La carta que reveló la decisión del gobierno de abandonar las acción legales contra Venezuela se conoció unos días después que el presidente Alberto Fernández echara por tierra las falsas denuncias y difamaciones en contra de Chávez, denuncias impulsadas por la OEA y la oposición venezolana de ultraderecha. El presidente argentino dijo el pasado martes que “el problema de los derechos humanos en Venezuela poco a poco ha ido desapareciendo”.
Tras conocerse la decisión, Maduro agradeció el gesto.
Lo cierto es que EE.UU. busca continuamente países aliados, a los que somete bajo sus reglas, tras financiarles campañas para que ciertos políticos ganen fraudulentamente y les sean afines a su política exterior. Argentina es soberana y no se doblega ante los requerimientos de una potencia mundial que se vale de la esclavitud de países bananeros.
Es demasiado evidente el intento permanente de los gobiernos norteamericanos de saquearle el petróleo a Venezuela.
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