Drama en Afganistán: pobladores intentaron viajar como polizones para huir de los talibanes y cayeron desde el aire.

Las imágenes divulgadas en redes sociales muestran cómo los civiles desesperados corren por la pista del aeropuerto e intentan sujetarse al exterior de los vuelos de repatriación.

La desesperación por escapar de Afganistán tras la toma del poder por parte de los talibanes ha dejado imágenes de terror en el aeropuerto de Kabul, donde algunos ciudadanos intentaron aferrarse a los aviones que despegan, arriesgando al máximo su vida.

Las imágenes divulgadas en redes sociales muestran cómo decenas de personas intentan sujetarse de un avión de transporte militar estadounidense, mientras muchos otros corren por la pista del aeropuerto, algunos incluso sonriendo o saludando a la cámara. Pero otros ponen todo su esfuerzo en mantenerse sobre la nave, con el sueño de viajar como polizones y salir del país.

No obstante, otras grabaciones muestran cómo algunos cuerpos u objetos caen desde el aire segundos después del despegue.

Por el momento, testigos han reportado a Reuters la muerte de al menos cinco personas, aunque apuntan a tiroteos o a estampidas por los disparos.

La marea de gente comenzó a llegar desde anoche al aeropuerto internacional Hamid Karzai, en la capital afgana, con muchos de ellos sin ni siquiera documentos de viaje o visado, pero intentando ingresar a alguno de los vuelos de repatriación, dejando imágenes angustiantes.

En este momento, todos los vuelos desde el aeropuerto internacional Hamid Karzai están temporalmente suspendidos, informó en un comunicado la autoridad de la Autoridad de Aviación Civil Afgana (ACAA) .”No se acerquen al aeropuerto hasta que se reanuden los vuelos”, añadió.

La ACAA también pidió este lunes a todos los vuelos civiles evitar el sobrevuelo de Afganistán, donde los talibanes recuperaron el poder.

A primera hora de la mañana de hoy, hora local, el Departamento de Estado de Estados Unidos anunció que había “completado” el proceso para transportar al aeropuerto a los aproximadamente 4.000 empleados de su embajada en Kabul.

Asimismo, la embajada estadounidense reiteró hoy su alerta para las personas que esperan ser repatriadas, para que no se acerquen al aeropuerto debido a la frágil seguridad de la zona, y que permanezcan resguardados en sus lugares hasta que les avisen.

Un grupo de 70 países de todo los continentes, incluidos España, Francia y Alemania, instaron este lunes a “quienes ocupan cargos de autoridad en todo Afganistán” que permitan a los ciudadanos del país y a los internacionales marcharse del país de Oriente Medio.

Ser mujer bajo el poder talibán: un testimonio estremecedor

No podrán trabajar, ni educarse, ni salir sin el consentimiento de su hombre. El horror se apodera de Afganistán, nuevamente.

Era la primera hora de la tarde y Zahra, su madre y sus tres hermanas se dirigían a cenar a casa de otra hermana cuando vieron gente corriendo y oyeron disparos en la calle.

“¡Los talibanes están aquí!”, gritaba la gente.

En pocos minutos, todo cambió para esta joven de 26 años residente en Herat, la tercera ciudad más grande de Afganistán.

Al igual que la mayoría de los residentes, Zahra, sus padres y sus cinco hermanos están ahora encerrados en casa, demasiado asustados para salir y preocupados por el futuro. The Associated Press prefirió no identificarla por su nombre completo para no convertirla en un objetivo.

“Estoy muy sorprendida”, dijo Zahra, una joven de rostro redondo y voz suave. “¿Cómo puede ser posible que yo, como mujer que ha trabajado tan duro y ha intentado aprender y avanzar, tenga ahora que esconderme y quedarme en casa?”.

En medio de una ofensiva relámpago en los últimos días, los talibanes controlan ahora más de dos tercios del país, apenas dos semanas antes de que Estados Unidos planee retirar sus últimas tropas. Y se están acercando lentamente a la capital, Kabul.

Una maestra de la provincia dijo que no se permitía a nadie salir al mercado sin una escolta masculina. Unas 3.000 familias, principalmente de las provincias del norte recientemente tomadas por los talibanes, viven ahora en tiendas de campaña dentro del parque, algunas en las aceras.

Zahra dejó de ir a la oficina hace un mes, cuando los militantes se acercaron a Herat, y trabajó a distancia desde su casa. Pero el jueves, los combatientes talibanes rompieron las líneas defensivas de la ciudad, y desde entonces no ha podido trabajar.

Sus ojos se llenaron de lágrimas al pensar en la posibilidad de no poder volver a trabajar; de que su hermana de 12 años no pueda seguir yendo a la escuela (“le encanta aprender”); de que su hermano mayor no pueda jugar al fútbol; o de que no pueda volver a tocar libremente la guitarra. El instrumento colgaba de una pared detrás de ella mientras hablaba.

Enumeró algunos de los logros alcanzados por las mujeres en los últimos 20 años, desde el derrocamiento de los talibanes, avances paulatinos pero significativos en una sociedad que sigue siendo profundamente conservadora y dominada por los hombres: las niñas van ahora a la escuela, y las mujeres están en el Parlamento, el gobierno y las empresas.

Marianne O’Grady, directora adjunta de CARE International en Kabul, afirmó que los avances logrados por las mujeres en las dos últimas décadas han sido espectaculares, especialmente en las zonas urbanas, y añadió que no puede ver que las cosas vuelvan a ser como antes, ni siquiera con la toma de posesión de los talibanes.

“No se puede dejar sin educación a millones de personas”, dijo. Si las mujeres “vuelven a estar detrás de los muros y no pueden salir tanto, al menos ahora pueden educar a sus primos y a sus vecinos y a sus propios hijos de una forma que no podía ocurrir hace 25 años”.

Aun así, la sensación de temor parece ser omnipresente, sobre todo entre las mujeres, a medida que las fuerzas talibanes toman más territorio cada día.

“Siento que somos como un pájaro que hace un nido para vivir y se pasa todo el tiempo construyéndolo, pero de repente y sin poder hacer nada ve cómo otros lo destruyen”, dijo Zarmina Kakar, una activista de los derechos de la mujer de 26 años en Kabul.

Kakar tenía un año de edad cuando los talibanes entraron en Kabul por primera vez en 1996, y recordó una ocasión en la que su madre la llevó a comprar un helado, cuando los talibanes gobernaban. Su madre fue azotada por un combatiente talibán por revelar su rostro durante un par de minutos.

“Hoy vuelvo a sentir que si los talibanes llegan al poder, volveremos a los mismos días oscuros”, dijo.

Tráfico de opio y terror, los motores que impulsaron a los talibanes y allanaron su camino a Kabul

Los extremistas islámicos fueron conquistando pueblo por pueblo en Afganistán. En cada uno de ellos imponían su interpretación religiosa. Drogas y comercio clandestino de armas, su fuente de financiación.

Tras dos décadas de lucha en Afganistán, los talibanes están tomando el poder por primera vez desde 2001.

La fuerza fundamentalista que pretende instaurar la ley islámica ha arrasado todo el país, invadiendo una ciudad tras otra hasta Kabul luego de que Estados Unidos hubiera retirado sus tropas este verano.

Cientos de miles de civiles están huyendo, desencadenando una crisis humanitaria que podría extenderse por todo el mundo. Los que se han quedado se enfrentan a la vuelta del gobierno extremista bajo la interpretación del Islam de los talibanes.

¿Qué son los talibanes?

Los talibanes llegaron al poder en Afganistán en los años 90, formados por guerrilleros que expulsaron a las fuerzas soviéticas la década anterior. La mayoría de sus miembros son pastunes, el mayor grupo étnico del país.

Su fundador, Mohammad Omar, comandante de la resistencia antisoviética, lanzó el movimiento en 1994 para asegurar la ciudad de Kandahar, en el sureste del país, plagada de crimen y violencia. La visión de justicia de los talibanes les ayudó a acumular poder. “En aquel momento, la gente quería realmente ley y orden, y no había ninguno”, dijo Kamran Bokhari, del Newlines Institute, un grupo de expertos en política exterior.

En el otoño de 1996, los talibanes tomaron Kabul y declararon el país emirato islámico.

La ideología de los talibanes era similar a la de su homóloga Al Qaeda, aunque sus intereses se limitaban a gobernar Afganistán. A cambio de ayuda en la lucha contra los grupos alineados con el gobierno del país, los líderes talibanes dieron cobijo a Osama bin Laden y a otros miembros de Al Qaeda implicados en los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001. Una coalición liderada por Estados Unidos derrocó al régimen ese mismo año.

A finales de julio de 2015, el gobierno afgano confirmó que Omar había muerto en abril de 2013 en Karachi, Pakistán.

¿Cómo recuperaron los talibanes su fuerza?

Tras ser expulsados, los talibanes se dispersaron. Algunos líderes encontraron refugio en Pakistán, donde empezaron a fortalecerse con la ayuda de los cuerpos de seguridad pakistaníes. En Afganistán, la presencia de las fuerzas estadounidenses contribuyó a proporcionar a los talibanes un grito de guerra anticolonialista para reclutar adeptos. También lo hizo la corrupción en el gobierno afgano.

Desde hace dos décadas, el movimiento talibán ha ido avanzando poco a poco, pueblo a pueblo”, afirma Robert Crews, experto en Afganistán de la Universidad de Stanford. “Es un tipo de juego terrestre muy sofisticado de movilización de base”.

Los militantes también reponen sus filas mediante una campaña de miedo y violencia. Asesinaron a personas que se alistaron en las fuerzas policiales o en el ejército nacional. Los intelectuales públicos, los periodistas, las figuras de los medios de comunicación y otras personas que representan el rostro joven de la sociedad civil afgana también fueron objeto de ataques.

Las tropas afganas, cuyas filas se ven afectadas por la incompetencia y la corrupción, se han marchitado ante la incursión de los talibanes.

“La gente se pregunta: ‘¿Quiero morir por una administración que no ha enviado municiones a mi unidad? No nos han pagado en meses, no tenemos comida. Ahora los americanos se han ido’”, dijo Crews. “Parece un poco desesperante”.

¿Cómo se financian y arman los talibanes?

Los talibanes se financian de diversas fuentes. Parte del dinero procede del comercio de opio, tráfico de armas, tráfico de drogas y delitos de contrabando. El grupo terrorista talibán graba y extorsiona granjeros y comerciantes, además de secuestros en los que obtienen dinero mediante rescates.

El grupo también recibe donaciones de un amplio abanico de benefactores que apoyan su causa o lo consideran un activo útil, según los expertos.

“No es que necesiten mucho dinero para operar”, dijo Bokhari. “No viven en grandes casas. No llevan ropa elegante. El mayor gasto es el salario y las armas y el entrenamiento”.

Las armas son fáciles de conseguir en una región inundada de ellas. Algunas son donadas, otras compradas. Muchas son robadas.

“A medida que el ejército nacional de Afganistán se ha ido plegando”, dijo Crews, “uno de los primeros movimientos que han hecho los talibanes al entrar en un nuevo territorio es ir a un cuartel general del gobierno, detener o matar a esas figuras, abrir las cárceles y luego ir a las bases del gobierno y apoderarse de las armas”.

En algunas zonas tribales, incluso en Pakistán, ha surgido una “industria artesanal” de fundiciones donde los trabajadores fabrican rifles de asalto, según Bokhari.

¿Cuál es el objetivo de los talibanes?

El objetivo de los talibanes es sencillo, según los expertos: recuperar lo que el grupo perdió a principios de la década de 2000.

“Quieren que su emirato islámico vuelva al poder”, dijo Crews. “Quieren su visión de la ley islámica”.

Y continuó: “No quieren un parlamento. No quieren política electoral. Tienen un emir y tienen un consejo de mulás, y esa es la visión que consideran mejor para el Islam”.

No parece haber un único líder de los talibanes, sino que el grupo parece tener varios líderes principales.

No está claro si la vida bajo el gobierno talibán será igual que en la década de 1990.

Pero en las dos últimas décadas ha florecido una sociedad civil que antes no existía. Las mujeres han asumido cargos públicos no sólo en Kabul, sino también en ciudades más pequeñas. Los teléfonos móviles y las redes sociales son habituales. Los expertos se preguntan si los talibanes serán capaces de gobernar a una población que ha cambiado.

“Hay mucha gente que está mejor conectada con el mundo a través de las redes sociales y dice: ‘Oye, ¿por qué no podemos tener una vida así'“, dijo Crews. “¿Qué harán con una sociedad que cree en el pluralismo y no cree en la monopolización del poder? ¿Hasta qué punto la violencia talibán silenciará esas voces?”



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