La vuelta a clases presenciales y el inminente regreso del público a espectáculos deportivos, no deja argumentos en el Congreso para seguir de "home office".

El Congreso de la Nación buscará retomar su normalidad tras las PASO. La Cámara de Diputados retomaría tras las elecciones primarias su trabajo en forma presencial, luego de un año y cuatro meses en lo que funcionó de manera remota y mixta como consecuencia de las restricciones por la pandemia; en tanto que el Senado se encamina hacia el mismo escenario, aunque con la posibilidad de mantener las reuniones de comisiones con el sistema de videoconferencia.

En las conversaciones informales entre los principales referentes de los bloques e interbloques que integran la Cámara baja ya se da casi como un hecho que las sesiones volverían a ser presenciales -como en la prepandemia-, con los protocolos extremados para evitar posibles contagios.

También se está analizando cuál será la modalidad de trabajo de las comisiones, ya que algunos diputados proponen que las que analizan temas que no revisten mayores diferencias entre los bloques o aquellas en las que no se tiene previsto firmar dictamen, puedan continuar de manera mixta, es decir con algunos legisladores presentes y otros conectados vía Zoom.

Aquí juega un papel importante el registro de vacunados que maneja el área médica de la Cámara, con un porcentaje de más 50 por ciento de inmunizados con la segunda dosis, según indicaron fuentes parlamentarias.

A diferencia del Senado, donde los protocolos de sesiones fueron ratificados sucesivamente sin mayores dificultades, en Diputados el tema fue eje de polémica durante varios momentos en 2020 y en el inicio de 2021. En la Cámara baja se produjeron importantes baches entre la renovación de un protocolo y otro, ante el contrapeso que ejerce en Juntos por el Cambio un núcleo de diputados que, desde el 20 de marzo del año pasado, sostiene que el Congreso debe seguir funcionando normalmente y con los cuidados necesarios.

Esas idas y vueltas llevaron a que se pasara del sistema remoto del mayo a uno mixto a partir de septiembre, o a que se decidiera que determinados temas, considerados sensibles por JxC, se realizarán con un protocolo de mayor presencialidad.

El punto de mayor fricción se dio el 1 de septiembre, cuando se llevó adelante una polémica y luego judicializada sesión en la que el Frente de Todos, en reunión mixta y con el respaldo del resto de los bloques opositores, aprobó la ley de auxilio al turismo, con los diputados de Juntos por el Cambio pidiendo desde sus bancas la impugnación del debate por entender que debía ser presencial.

Sostenían ese argumento en que tras ocho horas de reunión de presidentes de bloque, el oficialismo había acordado renovar el protocolo de sesiones mixtas con la anuencia del resto de las bancadas.

 


 

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