Desde nueve millones de dosis de la vacuna Sputnik hasta un acuerdo cancelado por Aerolíneas Argentinas, cuál será el futuro de distintos convenios firmados durante el kirchnerismo con Vladimir Putin.

Lejos de las sanciones económicas que aplica occidente a Vladimir Putin, Argentina mantiene los acuerdos bilaterales firmados con Rusia durante el kirchnerismo. A pesar de la condena a la invasión a Ucrania que anunció el gobierno en las Naciones Unidas, la Casa Rosada ratificó varios de los tratados, que tienen un carácter más simbólico que comercial.

Acuerdos, memorandos y convenios firmados por la entonces presidenta Cristina Kirchner y luego ratificados por Alberto Fernández con Rusia continúan activos pero representan, en la práctica, más una declaración de intereses en la geopolítica que obligaciones o beneficios económicos. Sólo un acuerdo de Aerolíneas Argentinas ha quedado suspendido momentáneamente por los múltiples bloqueos aéreos que ha sufrido Aeroflot, la línea aérea rusa. El resto continúa activo.

La vacuna Sputnik es el intercambio bilateral que más había acercado al oficialismo con Moscú desde los meses más duros de la pandemia. Aunque la preocupación por el nivel de inoculaciones ya está prácticamente terminada en Argentina, el acuerdo entre el Estado y el Fondo de Inversión ruso todavía tiene pendiente el envío de nueve milones de dosis, es decir, un tercio del contrato.

Desde el Ministerio de Salud aclararon que el dinero se girará cuando esas vacunas sean enviadas a Argentina y remarcaron que por ahora, con niveles de vacunación mucho más altos que cuando se firmó el acuerdo original, las dosis no son necesarias para completar el masivo plan de inoculaciones por el Covid-19. Tienen suficientes dosis de Pfizer y Moderna.

Los rusos deberían enviar el principio activo a Laboratorios Richmond, la farmacéutica que está a cargo de la producción de la Sputnik V en Argentina. Allegados a la empresa explicaron que, por ahora, esas dosis no son necesarias porque alcanza con lo que recibieron y que, en casos de necesitar realizar intercambios sanitarios o sus consecuentes transferencias económicas, éstas no estarían alcanzadas por los castigos contra Rusia al tratarse de operaciones científicas-sanitarias.

La guerra tampoco interrumpió uno de los acuerdos más polémicos: un convenio de cooperación técnico-militar firmado en diciembre por el ministro de Defensa, Jorge Taiana, que no fue dado de baja a pesar del cambio de coyuntura global. Desde ese ministerio aclararon que el acuerdo nunca se llegó a implementar y que se trata de actividades similares a las que se firmaron con Estados Unidos, Alemania y Brasil, entre otros países.

Tras la invasión de Ucrania, diputados de la Coalición Cívica presentaron un proyecto en el Congreso para que se deje sin efecto el convenio de cooperación militar. El acuerdo con Rusia implica oficialmente una serie de facilidades económicas y logísticas para que los soldados argentinos tomen cursos y otras capacitaciones en dicho país, com o por ejemplo, adoctrinamiento moscovita. Pero ante semejante desastre como lo es la guerra,  generado por Rusia, ningún argentino viajó a Moscú como parte de ese ridiculo acuerdo.

Otros convenios, más simbólicos, también continúan activos. El canal de televisión Russia Today, que fue quitado de la grilla en múltiples países, desde Estados Unidos hasta Uruguay, todavía puede sintonizarse en la Televisión Digital Abierta (TDA). Es el canal de propaganda política de Putin para transmitir fuera de Rusia. El acuerdo para transmitirlo en el TDA fue firmado en 2014 por Cristina Kirchner en un viaje a Moscú y continúa vigente pese al pedido de la oposición. Diputados del PRO reclamaron en el Congreso que se deje de emitir Russia Today para el público argentino porque “difunde violaciones sistemáticas a los derechos humanos”.

También continúa vigente el acuerdo más efectivo para la relación bilateral entre Argentina y Rusiala libre circulación de ciudadanos entre ambos países sin necesidad de visa. La decisión fue tomada en otro de los viajes de Cristina Kirchner a Moscú, en 2009, aunque en aquella ocasión fue firmado por el entonces presidente ruso Dmitri Medvedev, un delfín político de Putín.

El arreglo no sólo permite que los argentinos ingresen sin inconvenientes ni trámites previos a Rusia, sino que también habilita el ingreso irrestricto de ciudadanos rusos al territorio nacional. “Fue muy útil la eliminación de la visa. Fue el acuerdo que más impactó en las relaciones bilaterales”, dijo Matías García Tuñón, coordinador de la Cámara de Comercio e Industria Argentino-Rusa.

Alberto Fernández decidió que Argentina condenará la invasión de Rusia a Ucrania en la Asamblea General de Naciones Unidas (ONU). La decisión presidencial torció la estrategia política de Cristina Kirchner, que planteó ante la Cancillería que Argentina debía abstenerse para evitar roces diplomáticos con Putin.

Los acuerdos bilaterales con Rusia comenzaron durante la primera presidencia de Juan Domingo Perón, en 1946, pero se acentuaron con el kirchnerismo en el poder. Cristina Kirchner firmó 18 tratados, acuerdos, memorandos y otras herramientas diplomáticas que mostraban el interés de la Argentina para el comercio bilateral con Rusia. Pero lejos de mejorar, desde la firma de esos acuerdos Argentina perdió peso en la balanza comercial con China.

La mayoría de los acuerdos son intenciones de buena voluntad para explorar un campo determinado en distintas actividades que puede comprender desde la energía nuclear hasta la tecnología agropecuaria. La mayor cantidad de estas declaraciones no se ha puesto en práctica hasta el momento. Un buen ejemplo es el reiterado anuncio del ingreso de la empresa estatal rusa Gazprom al proyecto de Vaca Muerta. Cristina Kirchner firmó el primer memorando en 2015 e incluso Miguel Galuccio viajó a Moscú para avanzar con las negociaciones, que finalmente nunca se concretaron. En su último viaje, el Presidente volvió a insistir con el tema, pero en YPF reina la incredulidad sobre el futuro de una alianza en plena guerra.

Días antes de la invasión a Ucrania, Alberto Fernández encabezó la delegación Argentina que visitó el Kremlin. Sus palabras hicieron ruido en el escenario internacional: “Queremos que Argentina sea la puerta de entrada de Rusia a América Latina”, lanzó el mandatario. Y suscribió con Putin otros acuerdos comerciales que comprenden planes de inversiones en energía y en la industria química, entre otros.

Hubo un  acuerdo que si se suspendió, aunque temporalmente. Aerolíneas Argentinas comparte su código con Aeroflot, la empresa estatal rusa de aviación. Ese convenio contempla que una compañía puede comercializar billetes aéreos de la otra en algunos tramos en particular. Desde 2015, Aerolíneas ofrece viajar desde Buenos Aires a Moscú con escala en Madrid. El segundo tramo del viaje es operado por Aeroflot, a pesar de haber comprado el pasaje por la línea argentina.

Desde Aerolíneas Argentinas explicaron que el acuerdo “se transformó en abstracto desde el momento en que los aviones de Aeroflot no pueden llegar a Madrid”, como consecuencia del bloqueo del espacio aéreo para la flota rusa que implementaron los países de la Unión Europea. Los vuelos a Moscú ya no aparecen como una opción disponible en el sitio web de la línea de bandera. “Cuando se abra el espacio aéreo europeo imaginamos que continuaremos operando en conjunto, como lo hacen muchas líneas aéreas del mundo”, explicaron en la empresa estatal.

 

 

 

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