Google está trabajando para que cada persona pueda seguir disfrutando de lo mejor de Internet, sin necesidad de compartir ninguna información personal que no desee voluntariamente ofrecer.

En 1969, el mismo año en el que la humanidad llegó a la Luna, un grupo de científicos logró conectar, por primera vez, las computadoras de tres universidades estadounidenses y dio así un paso clave para el nacimiento de lo que el mundo conoce con el nombre de Internet.

Pasaron, desde entonces, poco más de 50 años. Y en ese medio siglo, mientras la Luna sigue allí, mostrándonos nuestra propia pequeñez en relación con el universo, Internet creció a una velocidad tal que casi no existe hoy área de nuestra vida que no esté impactada, condicionada o posibilitada por su presencia.

Como parte de esa apasionante historia (la de Internet, no la de la Luna), desde Google, colaboramos desde hace más de 20 años para que la información de la web esté organizada y sea universalmente accesible y útil para todo el mundo. No es un desafío pequeño: implica entender y dar respuestas a las necesidades de una humanidad que cambia y evoluciona constantemente, y que en los últimos dos años, se volcó a la web de forma masiva, con nuevas expectativas y exigencias.

Nuevas demandas, nuevas respuestas y las dos caras de la Luna

Entre las nuevas demandas que internautas de todo el mundo están presentando, figura la de un mayor control y respeto por los datos privados y personales que cada persona vuelca en la web.

En Google hemos dicho siempre que la privacidad significa algo diferente para cada persona, y que no representa lo mismo para una mujer de 70 años oriunda de Oaxaca, México, que para un adolescente chileno de 14. Sin embargo, unas y otras esperan respuestas de la compañía, y hemos decidido darlas de manera prioritaria.

Desde hace décadas, Google invierte una enorme cantidad de recursos humanos, económicos y tecnológicos para preservar “las dos caras de la Luna”, como podríamos llamar a la seguridad y a la privacidad, ya que una no existe sin la otra. Sin embargo, la necesidad de colocar a la privacidad en el centro de la escena se ha vuelto la cara más visible, por lo que hemos decidido dar nuevos y firmes pasos hacia un mundo sin cookies.

Así, este año en que empezamos a dejar atrás una pandemia inédita para la humanidad, nos encontramos creando un nuevo estándar global para la industria tecnológica en materia de privacidad. Dicho de otro modo: estamos construyendo hoy la manera en que van a conectarse mañana los negocios y las personas.

No se trata de un cambio en particular, sino de un amplio menú de herramientas y soluciones tecnológicas que Google viene construyendo hace algunos años y que fueron pensadas para que cada persona pueda seguir disfrutando de lo mejor de Internet, sin necesidad de compartir ninguna información personal que no desee voluntariamente ofrecer.

Proteger lo más valioso

En Google siempre hemos entendido que nuestra riqueza mayor es la confianza de quienes utilizan nuestros productos y soluciones. Y todos sabemos que la confianza se construye en años y se pierde en minutos.

Hoy, la gran mayoría de las personas valoran una Internet libre y abierta. Pero esa Internet libre y abierta es posible, gracias a un ecosistema en el que la publicidad es un factor gravitacional clave. Una publicidad, por otra parte, es muy valorada tanto por quienes reciben recomendaciones en línea útiles y relevantes, como por los pequeños y medianos y negocios, que se valen de ella para conectar con sus audiencias.

El desafío que nos hemos planteado es el de seguir construyendo soluciones publicitarias efectivas, sin poner en riesgo la confianza de quienes acuden a Internet.

Es algo que implicará reacomodamientos para muchas marcas, empresas e instituciones que usan las soluciones de Google para conectarse con sus públicos, pero nuestro compromiso es firme y consistente con nuestros valores de respetar a las y los usuarios.

Estamos liderando decididamente el desarrollo de nuevos estándares en materia de privacidad. Estamos -parafraseando a Neil Armstrong- dando pequeños pasos tecnológicos, pero que serán grandes saltos para la historia de la privacidad.

 

 

 

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