Los casos de víctimas que resultan abordadas en las puertas de sus viviendas en la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano no paran de crecer.

El dato fue dado a conocer por fuentes judiciales y policiales, en base a las denuncias realizadas en comisarías y al 911, más información recopilada de las fiscalías.

Es que, según las fuentes, se llevan a cabo poco más de 17 entraderas por hora en el AMBA, totalizando una cifra final de 410 por día, una estadística que preocupa cada vez más.

Uno de ellos es el licenciado en Seguridad Pública Luis Vicat, quien explicó que "las entraderas suelen ser de dos tipos: aleatorias o al voleo, en las que se elige a alguien, les gustó la casa o tocaron el timbre y las víctimas abren, mientras que están las predeterminadas y planificadas, donde hay inteligencia previa".

"En estas últimas, van delincuentes -que no son los que realizan luego la entradera- de casa en casa disimulando que venden algún producto, por ejemplo, sino que realmente lo que están haciendo es un informe previo. En algunos casos, si ven que la situación pinta bien, ellos mismos realizan la entradera", sostuvo Vicat.

No obstante, el especialista hizo hincapié en la extrema violencia que se viven en las entraderas, en las cuales casi siempre hay alguna víctima herida. "Las entraderas no escapan al fenómeno creciente de la violencia en todo tipo de delitos. Esto es parte de la sinergia del espectro delictivo. La violencia antes era una manera de evitar una reacción de defensa de la víctima, hoy es una marca de agua de todo delito", lamentó.

Y añadió: "No hay delito sin violencia y las entraderas no escapan de esta regla. De todas maneras, es habitual que haya heridos, porque es parte del protocolo de la entradera".

Bajo esta línea, el licenciado en Seguridad Pública insistió en que en el 80 por ciento de los casos una víctima resulta herida; sin contar que, a veces, también hay torturas.

"En más de un 80 por ciento de los casos alguna persona es herida. En casos muy puntuales hay homicidios y entre el 10 y 15 por ciento hay torturas, como arrancar las uñas, quemar con una plancha, tocar a la víctima con un cable que tiene corriente eléctrica; todo con intenciones de descubrir qué más se oculta dentro de la casa", sentenció Vicat, quien finalizó: "Dentro del protocolo delictivo, siempre los delincuentes van a pedir más".

Días antes, había caído en el partido bonaerense de Quilmes, al sur de la provincia de Buenos Aires, el "Gordo Postre", un delincuente de 32 años con una extensa carrera delictiva, quien además de estar prófugo de la Justicia, se dedicada a robar hogares bajo la modalidad de las entraderas.

 

 

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