La bacteria legionella, que causó un brote de neumonía bilateral en Tucumán, se reproduce en lugares húmedos y se transmite a través del agua o microgotas en el aire.
La ministra de Salud de la Nación, Carla Vizzotti, confirmó que la bacteria que causó un brote de neumonía bilateral que provocó cuatro muertes y otras siete infecciones en Tucumán, es la legionella. Los pacientes tenían algo en común y era que se desempeñaban como personal de salud, donde compartían un mismo escenario: la clínica Luz Médica en San Miguel de Tucumán.
“El agente etiológico causante del brote se llama legionella y es una bacteria que se está tipificando. Es posible que sea una legionella neumófila”, expresó Vizzotti.
La funcionaria nacional dijo a través de una conferencia de prensa en la Casa de Gobierno de Tucumán que la bacteria “se transmite por vía inhalatoria, a través del agua, en relación con los sistemas de aire acondicionado o distintos tipos de manejo del agua”.
El doctor Gustavo Lopardo, médico infectólogo y ex presidente de la Sociedad Argentina de Infectología, formó parte de las reuniones que se desarrollaron en el Ministerio de Salud de la Nación para el estudio del caso Tucumán, precisó: “se ha confirmado que la causa es la bacteria legionella y todo sugería que era así. Si recordamos hace unos 10 años, en la ciudad de Carmen de Areco se dio una situación muy parecida. La legionella es una bacteria que habitualmente vive en las aguas, que frecuentemente puede colonizar los sistemas de aire acondicionado, los tanques y producir así algunos brotes”.
Esta bacteria “no se transmite de persona a persona, y eso es algo muy tranquilizador. No hay que pensar que Tucumán va a explotar con una enorme cantidad de casos, eso no va a suceder. Se están tomando las medidas, saber que es Legionella nos permite tomar las medidas adecuadas. Hay asesoramiento de expertos, hay asesoramiento de la OPS, seguramente todo esto se va a poder controlar. No estamos frente a un nuevo COVID-19, de ninguna manera”, concluyó Lopardo.
La OMS y su información de la Legionella
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que la probabilidad de enfermedad depende de la concentración de legionella en la fuente de agua, de la producción y dispersión de aerosoles, de factores relacionados con cada persona, como la edad o afecciones preexistentes, y de la virulencia de la cepa particular de Legionella que se trate.
Las bacterias viven y crecen en medios acuáticos a temperaturas comprendidas entre los 20 °C y los 50 °C (temperatura óptima: 35 °C). Pueden sobrevivir y proliferar parasitando protozoos libres o dentro de las biopelículas que se forman en los sistemas de agua, además de causar infecciones en células humanas por medio de un mecanismo similar al que utilizan para infectar protozoos.
La infección también puede producirse por aspiración de agua o hielo contaminados, sobre todo en pacientes hospitalizados vulnerables, o por exposición del recién nacido durante los partos en el agua. No hay transmisión directa de persona a persona.
Síntomas que produce la infección con legionella
Legionelosis es un término genérico que abarca las formas tanto neumónicas como no neumónicas de infección por legionella. La forma no neumónica (fiebre de Pontiac) es una enfermedad aguda de resolución espontánea que se manifiesta con síntomas similares a los de la gripe y remite generalmente al cabo de 2 a 5 días.
La enfermedad del legionario, la forma neumónica, tiene un periodo de incubación de 2 a 10 días (aunque en algunos brotes se han registrado periodos de hasta 16 días). Los síntomas iniciales son fiebre, pérdida de apetito, cefalea, malestar general y letargo. Algunos pacientes también refieren dolor muscular, diarrea y confusión.
Apenas se descubre la bacteria hay que tratarla con antibióticos porque si no la enfermedad del legionario generalmente se agrava en la primera semana. Al igual que ocurre con otros factores de riesgo que causan neumonía grave, las complicaciones más frecuentes de la legionelosis son insuficiencia respiratoria, conmoción e insuficiencia renal aguda y multiorgánica.
La curación, que siempre requiere tratamiento antibiótico, suele ser completa, aunque puede requerir varias semanas o meses. En raras ocasiones, una neumonía progresiva grave o un tratamiento ineficaz pueden entrañar secuelas cerebrales.
Tasa de mortalidad
La OMS señala que la tasa de mortalidad por legionelosis depende de la gravedad de la enfermedad, la idoneidad del tratamiento antimicrobiano inicial, el entorno en el que se contrajo la infección y diversos factores relacionados con el huésped. En sujetos inmunodeprimidos no tratados, la tasa de mortalidad puede llegar a situarse entre un 40% y un 80%, aunque se puede reducir de 5% a 30% mediante un manejo de casos apropiado y en función de la gravedad de los signos y síntomas clínicos. En términos generales, la tasa de mortalidad oscila entre un 5% y un 10%.
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