“Las vacunas bivalentes contra el COVID representan la salida de la pandemia”, afirmó el director científico de Moderna para América Latina.

Desde Cambridge, Massachussets, Estados Unidos, Rolando Pajón, doctor en bioquímica y biología molecular, explicó el ensayo clínico pionero de bivalentes que le permitió al laboratorio Moderna producir la primera vacuna de segunda generación autorizada en el mundo, que combina el virus ancestral de Wuhan con Ómicron BA1, BA4 y BA5 . Lo que se viene, las vacunas pan-respiratorias. 

El mayor desafío que enfrentó el laboratorio Moderna cuando decidió investigar y producir una nueva generación de vacunas contra el COVID- las llamadas bivalentes- fue cómo iba a sortear el mayor activo que dejó la pandemia: un gran acervo de seguridad y eficacia de los inoculantes de primera generación, producidos en tiempo récord, con desarrollos científicos innovadores y que probaron salvar millones de vidas en todo el planeta.

Hay que decir también que la carrera en el tiempo de todas estas innovaciones para COVID, y cada vez más extensible a otras enfermedades respiratorias, se montaron sobre la otra llave de oro que dejó el tiempo pandémico: la plataforma genética de ARN mensajero.

Con paso firme y decidido, el laboratorio Moderna -oriundo de Estados Unidos- aprovechó este contexto de gran oportunidad para la ciencia y fue por más: la producción a escala global de la primera vacuna bivalente de refuerzo contra el COVID -para adultos- en sus dos versiones, la 1273.214- hecha con 25 microgramos contra la variante y/o secuencia ancestral de Wuhan, y los otros 25 mg restantes contra la variante Ómicron BA1; y la segunda -la 1273.222- que se aplica actualmente en Estados Unidos- hecha con 25 microgramos contra la variante de Wuhan y los otros 25 mg contra las variantes de Ómicron BA4 y BA5.

Desde Massachusetts, Rolando Pajón, director médico científico para América Latina de Moderna y quién lideró desde el comienzo el proyecto científico de las vacunas bivalentes de refuerzo del laboratorio norteamericano arrancó con una idea muy clarificadora sobre la actualidad de la pandemia, y explicó: “Las vacunas bivalentes o de segunda generación aparecen como una instrumento clave y oportuno en este período de transición de la pandemia. Además representan la antesala de ir hacia una anualización del calendario de vacunación contra el COVID. Y vienen a confirmar que para terminar con la pandemia es fundamental lograr la durabilidad de la respuesta inmune de las vacunas. Es la clave de todo”.

Pajón, desde Cambridge, Estados Unidos, donde está la sede central del laboratorio Moderna dijo: “Estamos trabajando con vacunas pan-respiratorias, serán todas vacunas de plataforma genómica (ARNmensajero), que combinan en una sola inyección, anticuerpos contra tres virus. Por ejemplo: una vacuna contra COVID + una vacuna candidata contra el virus sincitial respiratorio + una tercera vacuna candidata con la última actualizada del virus de Influenza. Esto en Moderna ya está calendarizado y en ejecución.

Las vacunas pan-respiratorias las estimamos dentro de los próximos 3 a 5 años. Lo más cerca, antes de fines del 2022, es tener la combinada entre COVID bivalente (variante Wuhan ancestral + variante BA4 -BA5) y la vacuna contra la Influenza”.

Good news

Cambiar el paradigma de las vacunas contra el COVID no iba a ser algo trivial, iba a requerir dinámica y flexibilidad de parte de las mentes brillantes de las compañías pharma, y sobre todo tener una visión de largo plazo. Moderna supo reunir estos requisitos. Fue determinante hacer muy bien la prueba de concepto con las bivalentes, en donde se demostró eficacia, seguridad y tolerabilidad, pero que no fue producto.

Moderna probó con una “primera bivalente” -que no fue producto- en donde combinó en los 50 microgramos que dispone la vacuna contra el COVID, 25 mg contra la variante/secuencia ancestral de Wuhan y otros 25 mg contra la variante Beta, que fue la que nos disparó “la” pregunta original que dio motivo al ensayo clínico de las bivalentes.

Pajón, doctor en bioquímica y biología molecular y recibido en la Universidad de La Habana, Cuba, su querido país natal, puntualizó: “La pregunta original de nuestro ensayo clínico surgió hace más de un año cuando llegó, lo que inicialmente llamamos la variante sudafricana, que después denominamos Beta. La variante Beta fue la primera que demostró tener un grupo de mutaciones, en su proteína de espiga, que están ahí con el propósito de evadir la respuesta inmune que ofrecen las vacunas. La variante Alfa tenía otro tipo de mutaciones, incluso la Delta que vino después, pero no eran tan efectivas en evadir la respuesta inmune. Beta fue la primera que demostró esto. Ahí nos dimos cuenta que íbamos a tener que actualizar las vacunas, si este proceso de evolución de las variantes hacia el escape y la evasión, continuaba”.

Hoy Moderna ofrece dos bivalentes de refuerzo contra COVID -aprobadas por FDA (Food and Drugs Administration, por sus siglas en inglés) y EMA (Agencia Europea de Medicamentos, según sus siglas en inglés) - que contienen Ómicron- la primera, Wuhan + Omicron BA.1 y la segunda, Wuhan +Omicron BA.4 y BA.5- que demostraron en adultos -ambas- una respuesta inmune mayor que las de primera generación.

También probaron durabilidad de la respuesta inmune, que será la clave del paso de la pandemia a la endemia (fin de la pandemia), y la confirmación de la anualización del calendario de vacunación contra el COVID, en vez de tener que estar detrás de los refuerzos cada seis meses.

En este caso fueron primero los países individuales. El primer país en autorizar las bivalentes fue Inglaterra. Ahora el mapa creció. Trabajamos junto a las agencias regulatorias -FDA y EMA-; y emitieron guías para precisar qué datos necesitaban para decir que una vacuna actualizada es algo que iban a aprobar. Las recientes aprobaciones de las bivalentes demostraron que las agencias regulatorias van a comenzar con las plataformas que más entienden.

Moderna ha recibido decisiones de autorización para uso de nuestras bivalentes de refuerzo que contienen Ómicron en los siguientes países y regiones: Estados Unidos, Australia, Canadá, Europa, Japón, Corea del Sur, Suiza, Taiwán, y el Reino Unido.

En cualquier vacuna adaptada no podemos perder lo que tenemos. ¡Tenemos que mejorar sobre lo que tenemos! Y de ahí emerge el concepto bivalente. El bivalente tiene dos componentes. Un componente es el 50% de la vacuna de la secuencia original -Wuhan- presente al 100% en las vacunas originales o de primera generación. Y el otro 50% es la secuencia o variante dominante de circulación que exhibe capacidad de evadir la inmunidad de las vacunas -por ahora, Ómicron-.

Además de estar orgullosos del camino científico que hemos explorado con velocidad y consistencia desde Moderna, lo primero que entendimos es el escape, la evasión que el virus SARS-CoV-2 estaba teniendo con las vacunas de primera generación. Trabajamos con las agencias regulatorias para definir las líneas de trabajo y crear nuevas vacunas actualizadas, las bivalentes. La secuencia/variante de Wuhan que es la base de la vacuna que hemos utilizado extensivamente en todo el mundo y que ha salvado muchísimas vidas fue el 50% de la nueva vacuna; y la otra mitad del contenido sería de una variante que esté circulando. Nosotros fuimos pioneros en generar este concepto bivalente.

Cuando en la prueba de concepto estábamos probando la variante Wuhan + Beta vimos que la seguridad y la tolerabilidad no cambiaba. O sea el perfil que conocíamos de efectos adversos era el mismo. Eso fue muy importante.

O sea, si en lugar de usar los 50 microgramos de la secuencia de Wuhan ahora usamos 25 mg de Wuhan, más 25 mg de una nueva secuencia, ¿qué pasa? la respuesta desde el punto de vista de seguridad y tolerabilidad es: nada, es exactamente lo mismo. Vimos, además, que la respuesta inmune con las bivalentes era superior y más durable.

La clave en esta transición de la pandemia es tener una vacuna que sea capaz de incidir en una respuesta inmune duradera. Nosotros pensamos que la plataforma bivalente realmente es la respuesta, tal es así que nosotros además estamos trabajando en el desarrollo combinado de nuestra vacuna de COVID con nuestro candidato vacunal de Influenza y nuestro candidato vacunal de sincicial respiratorio. Influenza y sincicial respiratorio ya están en Fase 3.

La bivalente COVID es nuestra mejor opción para lograr eso: queremos extender a que sea una multivalente, una panrespiratoria, donde con un solo pinchazo al año estés protegido contra la variante de COVID bivalente que esté circulando, las nuevas de Influenza y del virus sincicial respiratorio.

¡Claramente sí! hoy Moderna ofrece dos bivalentes que con una sola inyección demostró una respuesta inmune mayor. Lo que yo mismo llamé la durabilidad de la respuesta inmune que será la clave del paso de la pandemia al fin de la pandemia. Además es la puerta abierta hacia lo que se viene: vacunas de plataforma genómica (ARNmensajero) pan-respiratorias. Combinar en una misma inyección una vacuna contra COVID + otra contra el virus sincicial respiratorio y otra actualizada de Influenza. Esto en Moderna ya está calendarizado y en ejecución

En los próximos 10 años, la misión científica nada sencilla que nos propusimos en Moderna, es eliminar a través de las vacunas de plataforma ARNmensajero las enfermedades respiratorias.

Queremos eliminar las hospitalizaciones y las muertes por enfermedades provocadas por virus respiratorios. O sea, nosotros queremos en 10 años tener una vacuna pan-respiratoria que sea lo suficientemente efectiva como para lograr que nuestras poblaciones de adultos mayores no sufran estas enfermedades, estos síndromes respiratorios virales recurrentes que tenemos en cada temporada.

Todo lo vertiginosos que somos y hemos sido en el desarrollo de vacunas de ARNmensajero para adultos es proporcional a lo cautelosos que somos en el sector pediátricos. Nuestro próximo paso es sin duda llevar las bivalentes a los pediátricos. Antes de que termine el año, estaremos evaluando dosis de refuerzo de nuestra bivalente en el espacio pediátrico.

Nosotros tenemos una conciencia y una ética de trabajo que nos lleva precisamente a validar todo lo que hacemos en un grupo de edad antes de movernos hacia las edades pediátricas. Nuestras bivalentes en este momento están siendo revisadas y autorizadas por distintos países para su uso en adultos. ¿Qué pasa después?

Un estudio clínico no se detiene en el momento que ya generamos los datos que queríamos. Hay que continuar esos estudios y es importante porque ahí se generan datos adicionales de respuesta inmune, efectividad, seguridad, y de tolerancia en el tiempo.

Los distintos países y organizaciones de salud empiezan a realizar estudios en el mundo real de la bivalente. Toda esa información que se va generando nosotros la tenemos que analizar, y las agencias regulatorias también deben analizar esos datos.

Cuando la FDA nos autorizó -en diciembre del 2020- nuestra vacuna contra el COVID bajo uso de emergencia, ya en ese momento nosotros teníamos la evidencia biológica, científica y médica de que funcionaba todo bien...

Sin embargo, fue un día de sentimientos encontrados. Porque nos dimos cuenta de que teníamos una vacuna que podía salvar al mundo, pero no íbamos a poder salvar todos a la vez. Porque no íbamos a poder producir todas las dosis que necesitábamos. Eso iba a tomar tiempo. Y esa espera en incrementar nuestra capacidad de producción fue realmente muy dolorosa.

¿Qué podemos hacer? ¿Cómo podemos lograr que nuestras vacunas de RNA, las presentes y las futuras, lleguen a cada rincón? tenemos primero que generar una capacidad de producción que sea suficiente. Y eso lo hemos logrado. Hemos logrado generar una capacidad de producción muy alta que cubre las necesidades del mundo. Por otro lado continuar con el trabajo incansable con los gobiernos y las organizaciones. Nosotros conversamos con todos y buscamos diferentes tipos de soluciones para tratar de hacer acuerdos. Nuestro objetivo es hacer llegar esa vacuna a las personas.

Visión y ruptura

La visión del futuro de la industria pharma que tiene Moderna además de ser rupturista, para algunos hasta puede ser utópica. Dijo el doctor Pajón a Infobae: “Hay enfermedades que no están en las prioridades de las compañías del primer mundo. Desde Moderna proponemos una plataforma abierta, y democratizadora del acceso, rápida y eficiente. Nuestra plataforma ARNmensajero nos permite con una sola fábrica, fabricar vacunas contra muchos patógenos. El proceso productivo es exactamente el mismo. Esto es una gran ventaja. Actualmente como parte de la estrategia global tenemos centros de producción de ARN mensajero fuera de Norteamérica. Hemos establecido centro de producción y acuerdos en Canadá, en Australia, en Kenya, África, en Suiza”.

Pajón describió este proceso con un ejemplo fácil y comprensible: “Nosotros en Moderna seríamos como un teléfono Iphone -una plataforma que funciona de una determinada manera ; y los distintos parters o asociaciones que establecemos por el mundo serán las apps del Iphone. Y te permiten usar el teléfono a tu medida. Cada país podrá diseñar, jerarquizar y establecer prioridades de vacunas y otras terapéuticas. Nosotros les damos el Iphone”. Un enfoque del tipo plug and play.

Para impulsar el -por ahora- denominado Proyecto RNA de Moderna (DART, por sus siglas en inglés de Tecnología de ARN Acelerada Desplegable ) estamos trabajando con agencias internacionales en lo que llamamos las quince enfermedades prioritarias. Y el compromiso de la compañía norteamericana -cuyo CEO es el innovador, Stéphane Bancel- es en los próximos cinco años avanzar con candidatos vacunables en esas quince enfermedades.

 

 

 

 

 

 


 

 

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