Alberto Fernández ultima los detalles de su discurso ante el Congreso: balance de gestión y reproches por los proyectos frustrados.

Además, el Presidente abordará los desafíos que le quedan por delante en pleno año electoral. Será el reencuentro con Cristina Kirchner.

Después de un acto en Morón este mediodía, en el oeste del Conurbano bonaerense, donde se mostró acompañado por el gobernador Axel Kicillof y por Malena Galmarini, presidenta de AySA y esposa del ministro de Economía, Sergio Massa, Alberto Fernández se recluirá en la residencia de Olivos para terminar de diseñar el discurso que pronunciará este miércoles 1 de marzo en el Congreso Nacional y que dará comienzo al período 141 de sesiones legislativas ordinarias.

Será el cuarto y último discurso de este mandato. Por eso uno de los ejes será el repaso por todo lo que ocurrió desde su asunción en la Casa Rosada el 19 de diciembre de 2019, con referencias ineludibles a las dificultades que debió afrontar su gobierno. Pondrá énfasis en esos ítems principalmente en la pandemia de coronavirus y en la herencia recibida de su antecesor, Mauricio Macri. Los diputados del PRO, enrolados en la principal coalición opositora, la de Juntos por el Cambio, ya anticiparon que se retirarán del recinto como ya ocurriera el año pasado si hay referencias a la gestión macrista.

En Morón, por ejemplo, al inaugurar un colector cloacal que beneficiará a la mayor parte de ese distrito, el jefe de Estado hizo mención a que Macri “resolvió que era más importante hacer el paseo del bajo en Puerto Madero que darle agua en el norte a los chaqueños y chaqueñas”. Y agregó: “Cuando resolvió darle prioridad al Paseo del Bajo, estaba garantizándole el negocio a un primo al que quería mucho”. Por más que Macri todavía no explicitó aún sus intenciones de competir en este año electoral, las críticas a su figura aparecen con frecuencia entre los argumentos oficialistas para mostrar diferencias en el accionar de unos y otros.

El Presidente, que ya recibió el informe de los integrantes de su Gabinete para abastecer el contenido de su alocución, también hablará del futuro de su gestión, rodeado de su círculo más íntimo. Apelará a “la construcción de consensos y de diálogo político”, según confió uno de sus colaboradores más cercanos. En ese sentido aparecerán reproches hacia las trabas que hubo en el Congreso para que casi todos los proyectos que envió el Ejecutivo en Extraordinarias no avanzaran. Recién hoy, último día de febrero, el oficialismo consiguió el quórum para que se trate la moratoria previsional (Ley de plan de pagos previsional) y el acceso libre a las historias clínicas.

En ese paquete de proyectos de ley, Alberto Fernández había incluido el pedido de juicio político contra los cuatro integrantes de la Corte Suprema, lo que provocó la reacción opositora de negarse a otorgar número en el recinto hasta tanto no se retirase esa iniciativa. Por eso varias iniciativas relacionadas con la economía como el blanqueo de capitales que impulsó el ministro Massa, el del intercambio de información fiscal con Estados Unidos (FATCA) y el de la creación del Monotributo tech, que incluye tres nuevas categorías exclusivas para la exportación de servicios de hasta 30.000 dólares no alcanzaron el tratamiento parlamentario.

Los cuatro jueces de la Corte cuestionados -Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz, Juan Carlos Maqueda y Ricardo Lorenzetti- fueron invitados contrarreloj al inicio de sesiones, aunque todavía no se supo si estarán presentes.

El Presidente se reencontrará con la vicepresidenta Cristina Kirchner, titular del Senado, con quien hace varios meses no se muestra en público. La titular del Senado estará en el centro de la escena nuevamente y se espera que en su discurso, Fernández haga mención a “la proscripción” que sufre tras el fallo adverso por la causa Vialidad, que todavía no tiene sentencia firme pero que condiciona su proyección política.

Además, recordará que leyes que habían obtenido media sanción en la Cámara Baja no pudieron tratarse en el Senado (como la denominada Ley Lucio). En este caso, la conformación de un nuevo bloque independiente cercano al gobernador cordobés, Juan Schiaretti, complicó la mayoría del Frente de Todos en la Cámara Alta. Allí tampoco hubo avances en este verano.

 

 


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