Los números de la impunidad: la Justicia argentina condena solo el 65% de los asesinatos.

Un nuevo estudio de la UNTREF revela una serie de estadísticas sobre la problemática de los homicidios a nivel nacional. Las zonas más violentas y los tiempos del sistema.

Las estadísticas sobre homicidios suelen ser la línea final en el análisis de la inseguridad. Todo gobierno, local, provincial, nacional, mide la efectividad de su gestión de acuerdo a cuánto mata el delito, sin importar las fluctuaciones en otros rubros. Semanas atrás, el gobernador Axel Kicillof se ufanaba junto al intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, de que los expedientes judiciales por crímenes en la provincia habían bajado un 10 por ciento en 2022, de acuerdo a cifras de la Procuración y con respecto a 2021; aunque, de hecho, habían subido en jurisdicciones como La Matanza o La Plata, de acuerdo a los mismos números.

Es una discusión con múltiples ángulos. La tasa de femicidios, el homicidio a puñaladas del ingeniero Mariano Barbieri, los 190 crímenes cometidos en lo que va del año en Rosario -motorizados en un alto porcentaje por la industria del sicariato narco- y la ola de muertes violentas previas a las PASO, con asesinatos como el de Morena Domínguez, suman tensión al panorama.

Por otro lado, la baja general en homicidios es un hecho, con una curva descendente que ocurre hace años. Hubo 2092 víctimas de hechos violentos en 2021, -4,2 hechos cada 100 mil habitantes a nivel nacional, 2,8 cada 100 mil en CABA-, y 7,2 por ciento menos hechos que en 2020, según cifras oficiales.

Hoy, un nuevo estudio del Centro de Estudios Latinoamericanos sobre Inseguridad y Violencia de la UNTREF, que abarca dos décadas de estadísticas, pone el panorama en perspectiva. Latinoamérica es la región con la tasa de homicidios más alta del mundo. Con el 8% de la población mundial, registra el 33% de los crímenes en todo el planeta. Argentina es el cuarto país con menor tasa de la región.

También hay números sobre la impunidad. El estudio realizado por el centro dirigido por el sociólogo Marcelo Bergman establece un número muy llamativo: entre 2002 y 2021, por cada 100 víctimas de homicidios solo hubo 65 condenas penales.

La Justicia argentina dicta una sentencia por homicidio, en promedio, 4 años y 5 meses después del hecho. Sin embargo, esta regla no es tan general. La mitad de los homicidios que obtienen sentencia se resuelven en tres años o menos.

Por otra parte, en los últimos 20 años, las sentencias condenatorias por homicidio en Argentina se triplicaron, de acuerdo al trabajo.

Varias provincias y ciudades tienen tasas más altas que el promedio nacional. Rosario, Tucumán, Orán, en Salta, y la Comuna 1 de CABA, que incluye a Constitución y Montserrat, encabezaron los departamentos con mayores tasas de homicidio entre 2016 y 2020. Nueve de cada 10 imputados son varones que se concentran en los grupos de edad jóvenes, mayormente de entre 20 y 24 años.

Por otra parte, el descenso de los últimos años de la tasa de asesinatos en general no se refleja en los femicidios, que se mantiene a lo largo del tiempo en valores similares, entre 250 y 300 año a año. Las tentativas de femicidios, considera el estudio, “suelen ser minimizadas y poco investigadas en el sistema de justicia”.

 

 

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